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Caninos, nuestros compañeros a lo largo de la historia

Análisis-Reflexión

El amor a los perros es indistinto de la raza a la que pertenezcan. Los caninos tienen una historia evolutiva vinculada al ser humano. A lo largo de los años se han afianzado características deseadas para emprender diversas labores.

Los hombres y los perros tienen una historia compartida; están juntos desde hace alrededor de 18 000 años y, desde los primeros días, los caninos han sido herramientas indispensables para los humanos. Por ejemplo, siendo útiles para la labor de caza y cobro de presas cuando no había forma de comprar alimentos; controlando plagas cuando se carecía de raticidas; como seguidores de rastros cuando, como hoy, no se tenía el famoso GPS; incluso, para arrastrar pesadas cargas cuando no se contaba con máquinas apropiadas para ese menester; y como compañeros guardianes, cuando peligrosos depredadores amenazaban con diezmar la población humana. Los perros siempre han sido aliados y coequiperos, y por ello fueron adquiriendo el título de “los mejores amigos del hombre”.

Nuestros ancestros trabajaron durante años para lograr establecer, estandarizar y predecir rasgos físicos y genéticos de los perros, especialmente comportamentales, para formar caninos que pudieran servir en tareas específicas, enriqueciendo así la calidad de vida de sus propietarios. De hecho, aún en esta era, continúan creciendo y cambiando en pro del mismo fin.

Precisamente, algunos miembros de razas de pastores como el border collie, el pastor ovejero australiano y el corgie, ya no solo pastorean ovejas o vacas, sino que, por su gran devoción y capacidad protectora, pastorean niños e incluso familias enteras. Estos perros ya no usan sus dientes para mantener la atención de estos, sino una gran actitud divertida. Así, por ejemplo, algunos cobradores como el labrador y el golden retriever, debido a su gran inteligencia y obediencia, hoy en día son excelentes perros de servicio como guías o lazarillos. También vale resaltar a razas pequeñas como los terrier o los poodle por su gran olfato y su actitud obstinada; además, son maravillosos como perros de rescate, teniendo la capacidad de buscar victimas en derrumbes o en túneles, ya que su tamaño y peso facilita dicha labor sin agravar la emergencia.

Sin lugar a dudas los perros han sido y serán siempre compañeros versátiles de la vida humana. Su crecimiento, aprendizaje y adaptabilidad sorprende diariamente a los que somos amantes de los perros.

Organizaciones caninas

La evolución de las razas y el cuidado de sus características, actualmente son tarea de organizaciones mundiales como American Kennel Club (AKC) y la Fédération Cynologique Internationale (FCI), En Colombia, resalta la Asociación Club Canino Colombiano (ACCC), entre cuyas labores se destacan el fomento del desarrollo y perfeccionamiento genético y zootécnico de las razas caninas y reglamentar estrictamente la crianza de estas, con el fin de evitar que el descuido o la excesiva explotación comercial de los ejemplares generen un menoscabo genético o sanitario de los mismos.

De hecho, en su portal web, la ACCC, destaca: “Además se introdujo la identificación electrónica mediante la utilización del microchip, y para tratar de erradicar la displasia, se exige la radiografía de cadera y codo a las razas en las cuales se presenta esta enfermedad. El fundamento de sus actividades es el de crear conciencia en todo el que comparta su vida con un perro, la tenencia de una mascota implica responsabilidad, amor, dedicación”.

El movimiento o fenómeno del animalismo

Un movimiento o fenómeno reciente se destaca: el animalismo. En concreto, los animalistas buscan crear conciencia de la tenencia responsable de las mascotas y del valor de los animales por su individualidad –siempre y cuando sean criollos–. Lo que a menudo se olvida es que los perros de raza también son perros, por lo cual también merecen amor cuidado y devoción. Sin embargo, hay una tendencia a menospreciar el arte de la crianza de razas puras e incluso de satanizar a quienes, responsablemente y de manera legal, se dedican a esta tarea.

Debería ser claro que el respeto por las características que se han seleccionado por miles de años no convierte a los aficionados a las razas en detractores del bienestar animal, ni mucho menos en maltratadores.

Consecuentemente, también se respeta la dignidad del perro al permitirles usar sus habilidades al servicio de la humanidad, obviamente sin explotarlo o maltratarlo. Al querer preservar un linaje en un perro se busca evidenciar que existe en ese canino una afinidad natural, una destreza innata y una devoción al trabajo a emprender. En suma, el amor a los perros es indistinto de la raza a la que pertenezcan.

 

 

Por: Ana Lucía Castaño González

Docente de la Facultad de Medicina Veterinaria de Uniremington

 ana.castano@uniremington.edu.co


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