Hacia un manual de estilo cohesionador (I)
En 2015, en la primera edición de En-Torno, periódico universitario institucional de Uniremington, tuve el honor de continuar teniendo un espacio para compartir con ustedes la actualidad y el análisis de diversos aspectos relacionados con nuestra lengua española.
En 2015, en la primera edición de En-Torno, periódico universitario institucional de Uniremington, tuve el honor de continuar teniendo un espacio para compartir con ustedes la actualidad y el análisis de diversos aspectos relacionados con nuestra lengua española. Precisamente, en noviembre de ese año, consideré pertinente tratar el tema relacionado con los manuales de estilo de las organizaciones que son de gran trascendencia a la hora de planear escritos de toda índole, e incluso, proyectos y módulos educativos.
Hoy me permito aprovechar la tribuna de “Edublog”, en la intranet de Uniremington para recalcar acerca de este asunto (no se trata de “repetir” algo sin sentido), que en muchas ocasiones también es polémico en muchas instituciones. De hecho, quiero anotar que el título de esta columna –y el contenido, por supuesto–, si bien tiene una orientación general desde las perspectivas educacional y formativa, es intencional y enfocado a los canales editoriales de promoción y difusión de Uniremington, porque estos, a la par de las exigencias del medio y el mercado, demandan un manual de estilo, el cual, como algunos lo piensan –equivocadamente– no es exclusivo para los medios masivos de comunicación escritos. En consecuencia, una entidad que se precie de una coherencia entre su misión, filosofía, políticas, valores y objetivos, debe tener presente que es importante que todo ello se vea reflejado y unificado en un manual de estilo. Y, ¡cuidado!, por favor no confundir con el manual de etiqueta y protocolo empresarial –necesario también, claro está–.
Guía asesora…
En este orden de ideas, parto de la siguiente premisa: un manual de estilo institucional (enfocado hacia lo editorial, especialmente), no debe tomarse como una normativa “policiva” y restrictiva; al contrario, es una guía asesora para los escritos que procedan de la institución, incluyendo los que se publican en las redes sociales, los mensajes publicitarios y el uso de los elementos visuales que identifican a la entidad. Tengamos en cuenta también que somos parte de un entorno globalizado al cual debemos adaptarnos para una eficaz comunicación e interacción individual e interinstitucional.
Para sustentar lo anterior, me permito retomar algunos conceptos que se expusieron en el “Décimos Seminario Internacional de Lengua y Periodismo – Manuales de estilo en la era de la marca personal”, que se realizó en octubre de 2015 en España, y cuya lección inaugural estuvo a cargo del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. Él, entre varias afirmaciones, hizo las siguientes:
[…] “Aunque soy todo menos un experto, me temo que debo anotar algo sobre el tema de este encuentro, los «Manuales de estilo periodísticos». Estos no son inútiles; nuestra lengua está llena de insidias, trampas, zancadillas, y al redactar uno siempre duda si poner las comillas antes o después del punto, o si escribir con mayúsculas o minúsculas el «a.m. y el «p.m. de ante y post meridiano, o si el plural de colibrí es colibrís o colibríes. Conviene que en un mismo periódico, en un portal de noticias o en un blog, este criterio no cambie en cada página, y que en la primera no escribamos Irak con k y en la quinta Iraq con q.
A la hora de hablar o de escribir, todos tenemos simpatías, antipatías y prejuicios lingüísticos. Estos son tan caprichosos como los antojos en las embarazadas: raros e inmotivados. Pero debemos ser tolerantes y curiosos con las manías ajenas, y ponernos de acuerdo, para que sea más fácil leernos y comprendernos entre los distintos y distantes usuarios de este mismo idioma. La unidad no es un asunto de imperio, sino de claridad y de comodidad de lectura…” (El resaltado es mío)
[…]
No sé si ustedes estarán de acuerdo, pero a mí me parece un poco antipático controlar cómo se peina, cómo se viste, cómo come, cómo habla y cómo escribe la gente. Sin embargo, uno no puede ni vestirse ni comer ni hablar como le dé la gana siempre y en todo lugar. Solo lo puede hacer hablando solo, estando solo, comiendo solo. Y como no vivimos solos casi nunca, y como escribimos para otros, existen estos manuales que, sin embargo, creo que no deberían ser de etiqueta gramatical, sino más bien de higiene lingüística, es decir, de claridad, porque la lengua es un medio de diálogo y de comprensión”. (El resaltado es mío) (Ver bibliografía)
De otro lado, traigo a colación un concepto del reconocido filólogo español, Alberto Gómez Font, quien en una conferencia que ofreció en Lima (Perú), en febrero de 2015, afirmó: “El manual de estilo de una empresa busca la excelencia en el uso de la lengua y en algunos casos es elaborado para obtener «prestigio social»”. En esa ocasión, Gómez Font destacó además que: “Es positivo que cualquier empresa tome la decisión de tener cierto interés en que sus documentos estén bien escritos”. (Ver bibliografía)
En general, en esta primera entrega de “Hacia un manual de estilo cohesionador”, artículo que gira en torno a los manuales de estilo, me motiva primordialmente hacer precisión sobre la necesidad de estos en cualquier empresa. Es importante siempre tener en cuenta que estos son una guía estilística integral que cohesionan editorialmente la misión, visión y proyectos de una organización académica, pensados y aplicados conforme a los retos actuales del entorno educativo nacional e internacional.
En una segunda entrega me permitiré ampliar este tema, centrado más en los elementos de los manuales de estilo y en las conclusiones del “Décimo Seminario Internacional de Lengua y Periodismo – Manuales de estilo en la era de la marca personal”, realizado en España.
Por:
César Augusto Muñoz Restrepo
Corrector de estilo institucional de Uniremington
cmunoz@uniremington.edu.co
Bibliografía web (mejor que “webgrafía” o “cibergrafía”):
http://bit.ly/1LbhfWh y http://bit.ly/2vATQLn (Los Url tienen técnica de acortamiento aplicado)
Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2vG5RhW, http://bit.ly/2xK07VK y http://bit.ly/2xukC9w (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los Url tienen técnica de acortamiento aplicado).