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A propósito del estreno de Edublog Uniremington, creo pertinente compilar y resumir algunas pautas fundamentales para redactar contenidos en esta evolución hacia el ciberespacio. Y para el efecto, es válido referirme y dedicarle unas líneas al concepto de “SEO” y su implicación directa en la redacción para internet. Escritura evolutiva hacia el ciberespacio A propósito del estreno de Edublog Uniremington, creo pertinente compilar y resumir algunas pautas fundamentales para redactar contenidos en esta evolución hacia el ciberespacio. Y para el efecto, es válido referirme y dedicarle unas líneas al concepto de “SEO” y su implicación directa en la redacción para internet. ¿SEO? SEO es el acrónimo de Search engine optimization. En nuestro idioma español se refiere a la optimización para motores de búsqueda o posicionamiento en buscadores en internet (Google, Bing, Yahoo…). El SEO se ha convertido paulatinamente en una metodología o manual de redacción optimizada para los buscadores web, en procura de que ciertos contenidos tengan una preferencia –o una mayor opción– a la hora de posicionarse en internet. Una empresa, un bloguero, una editorial, un periódico en versión electrónica, etc., deben tener en cuenta ciertos parámetros de la redacción SEO para ser más “visibles y preferidos” en el ambiente virtual o informático. En ese sentido, expertos en este campo, apuntan que los artículos que se publiquen en estos canales deben estar pensados para este tipo de buscadores, claro está –lo reconocen–, sin dejar a un lado la necesidad e inteligencia de los usuarios fieles y esporádicos, los cuales, finalmente son los que importan. En lenguaje técnico, “La razón más importante por la que es necesario el SEO es porque hace más útil tu página web tanto para los usuarios como para los motores de búsqueda […] El SEO es necesario para ayudar a los motores de búsqueda a entender sobre qué trata cada página y si es o no útil para los usuarios”. (Ver: https://goo.gl/CZxweh) Consejos para una escritura SEO Describo una reseña de aspectos primordiales para tener en cuenta al momento de escribir un artículo para internet: título con “gancho”, es decir que seduzca –pero que no mienta–; extensión pertinente; descripción clara y concisa; contenido aportante o novedoso (siempre tengamos en cuenta al público al que nos dirigimos y escribamos acorde con esa audiencia); palabras clave y un texto que permita una lectura ágil. Para ampliar lo anterior, acudí al sitio web de Gerencie.com de donde retomé algunas pautas para una adecuada redacción SEO (ver: http://goo.gl/OMcgq3): • “¿Elegir un título con las palabras clave a posicionar o con enganche? Lo ideal es priorizar ambos aspectos, pero puede funcionar mucho mejor un título con las palabras clave”. Igualmente, hay que integrar al escrito subtítulos concisos y pertinentes para subdividir el texto y facilitar su exploración o lectura. • Contenidos: “…deben ser informativos, relevantes y que aporten algo nuevo”. Lo cierto es que no debe perderse el estilo de una redacción natural y accesible. • Extensión: “…dependerá del tipo de artículo, del tema y de diversos aspectos. Hay quien piensa que los artículos deben ser de más de 500 palabras, aunque en ciertos casos más de 200-300 es más que suficiente; y de hecho en ocasiones los temas no dan más de sí”. En general, debemos procurar que haya una idea por párrafo y que este no sobrepase las cinco líneas de un formato estándar. • Palabras clave: “Aunque hasta ahora se abusaba mucho de la palabra clave para posicionarse mejor en los buscadores, lo ideal ahora es utilizarla con precaución y tender a variaciones de la palabra clave objetivo”. • Recursos complementarios: “…utilizar las negritas (para destacar lo importante), las etiquetas (optimizando para seo), imágenes también optimizadas para seo (para complementar los contenidos), material gráfico como vídeos y todo aquello que sea necesario. Además de esto, poner enlaces a otros contenidos relevantes (de la misma web u otras externas) también está bien valorado siempre que se note como una estrategia natural”. En conclusión, escribir para internet implica variar el estilo de la redacción y de cierto modo, la estructura del escrito mismo. Lo recomendable es que tengamos dos listados de pautas a la mano: uno para medios impresos y hablados, y otro, para canales electrónicos o digitales. Las obras literarias son caso aparte. Apostilla: no escribamos solo para atraer visitas en una página web; no asumamos una actitud mecanizada; seamos siempre aportantes, ajustados e inclusivos en los contenidos que viajan por el ciberespacio. Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/DBeCxQ y http://goo.gl/0NgjNN
El título de este artículo me acerca a una de las conclusiones de: “Futuro en español”, evento internacional que se llevó a cabo en Medellín el 29 y 30 de noviembre de 2016. Juan Luis Mejía, rector de la universidad Eafit, y el escritor Conrado Zuluaga sostuvieron una amena charla sobre Gabriel García Márquez t y su obra “Cien años de soledad”. Foto: cortesía César Augusto Muñoz R. El título de este artículo me acerca a una de las conclusiones de: “Futuro en español”, evento internacional que se llevó a cabo en Medellín el 29 y 30 de noviembre de 2016. Vale decir que al evento, sus mismos organizadores lo han catalogado como: “El evento más relevante sobre OPORTUNIDADES CULTURALES y de NEGOCIO que conecta el mundo hispanohablante” (el resaltado es propio). Así, en este contexto, se realizaron diversas charlas en el Museo de Arte Moderno de Medellín, lideradas por presidentes de compañías de gran importancia en Colombia y España, así como escritores, filólogos, académicos, periodistas, directores de medios de comunicación, alcaldes y secretarios. En realidad, fueron diferentes las miradas del futuro en español, enfatizando en los aspectos económicos y culturales que unen a los países de habla hispana y la proyección de convertirse en un idioma que refuerce proyectos económicos y socioculturales con otras naciones donde el inglés es el idioma oficial. Al respecto, el periódico El Colombiano, uno de los organizadores en Colombia de este certamen internacional, publicó algunas conclusiones de interés que comparto con los lectores de Edublog Uniremington: • “Del español como una lengua para la cultura, el arte, el cine, el periodismo, para entender los contextos socioculturales; también como un puente que posibilita intercambios comerciales y negocios y como un lazo que hermana y ayuda a pensar y a desarrollar estrategias conjuntas para ser sostenibles y vivir mejor. De todo esto se habló en la primera jornada de Futuro en Español, el evento en el que, literal y metafóricamente, hablamos en un mismo idioma”. • “El español está vigente y es un capital que compartimos los 20 países que lo tenemos como lengua oficial. Es un puente que nos une y que permite que circulen a través de él nuestras ideas, empresas, negocios, artes, culturas, modos de ser y pensar. Esto, que le ocurre a muy pocas lenguas y países en el mundo, es un enorme potencial del que todavía nos queda mucho por explorar”. • “El escritor, Juan Francisco Ferré, recordó cómo las lenguas están vivas y cómo la literatura contribuye a esa vida a través de las múltiples interpretaciones y miradas sobre la realidad. ‘Un escritor no debe preocuparse por ser incomprendido. Nunca lo será. La literatura es la complejización de los discursos y la lengua y eso es lo que me gusta cuando escribo, poner a funcionar la maquinaria del lenguaje’”. • “‘Este es un mundo nuevo, con paradigmas diferentes, que nos retan a atender a clientes con gustos disímiles. Aún cuando hablen el mismo idioma, el reto es darles soluciones a todos’, aseguró el presidente para América Latina de Microsoft, César Cernuda”. Cibergrafía: https://goo.gl/IY0ofE, https://goo.gl/QIyVNd, https://goo.gl/HIG6E8
Por su vigencia, me permito reproducir y compartir con ustedes en Unired (Nuestra intranet), en el espacio de Edublog Uniremington, el editorial que escribí para el volumen 3 / n.° 1, de la edición electrónica de RHS (Revista Humanismo y Sociedad, publicación a cargo del Fondo Editorial Remington (FER). Dejo a su consideración esta reflexión en la cual enfatizo al final sobre el buen hábito de leer para intentar escribir para otros y no para nosotros mismos. En ese sentido, me disculpo de antemano, si cometo dicho error… Por su vigencia, me permito reproducir y compartir con ustedes en Unired (Nuestra intranet), en el espacio de Edublog Uniremington, el editorial que escribí para el volumen 3 / n.° 1, de la edición electrónica de RHS (Revista Humanismo y Sociedad, publicación a cargo del Fondo Editorial Remington (FER). Dejo a su consideración esta reflexión en la cual enfatizo al final sobre el buen hábito de leer para intentar escribir para otros y no para nosotros mismos. En ese sentido, me disculpo de antemano, si cometo dicho error… “Hay un tema –problema, para ser preciso– que hoy se viene “publicitando” en algunos medios de comunicación de nuestro país: los colombianos no sabemos escribir –generalización que no es mía–. Ahora, esta no es una grieta reciente. Es un asunto, que como pasa con otros, se menciona por oleadas; por épocas; así como las notas de campañas electorales. De hecho, basta con hacer una prueba casual: ingresar las palabras claves (“no sabemos leer en Colombia”) en un navegador de internet y los resultados se muestran en buen número, incluso, con fechas de 10 años atrás. Lo que no cambia son las percepciones y análisis: poca lectura –o anodinas pedagogías en los primeros años, al respecto– y, por ende, insuficiencia a la hora de escribir. Lo uno es consecuencia de lo otro, y en ese orden no conmutativo, en mi opinión. Vamos por partes. En primer lugar me permito hacer alusión al documento: "El papel formativo de la lectura", presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, realizada entre el 28 de noviembre y 6 de diciembre de 2015. He aquí algunos “comprimidos” que quiero mencionar para reiterar el por qué no leer –o no aprender a hacerlo de forma creativa– es el inicio del problema: “La lectura coloca a un escolar en posición ventajosa para el aprendizaje a diferencia de uno que no tiene acceso a libros ni hay en casa la costumbre de leerlos"; “agiliza la inteligencia, permite la comprensión de los argumentos de lo leído o escuchado”; “permite la realización de un proceso psicológico importante que es la realización de ´relaciones´ entre lo leído, visto, escuchado o pensado”. Y hay otros más que invito a leer directamente en el documento citado. El segundo ítem, desde luego, se refiere a la consecuencia de la falta de hábito de lectura: no saber escribir y expresar de manera coherente y limpia esas ideas que se agrupan en la mente. Al respecto, el 28 de noviembre de 2015, la poeta colombiana, Piedad Bonett, licenciada en Filosofía y Letras; dramaturga y crítica literaria por demás, puso de nuevo el dedo en la llaga en una de sus columnas semanales en el periódico El Espectador (después de su experiencia como jurado en un concurso de cuentos): “La lectura reciente de un número significativo de cuentos escritos por niños y jóvenes de primaria, bachillerato y universidad de todo el país, me lleva a ratificarme en un diagnóstico: el nivel de escritura de los estudiantes colombianos es pésimo. Un verdadero desastre. Y esto lo afirmo después de leer casi un centenar de cuentos ¡que son ya los elegidos como finalistas entre más de 30.000! Cómo serán los otros, me pregunto. Para ellos las tildes no han existido nunca, la puntuación es aleatoria e independiente del sentido, y la ortografía una función del corrector automático. El punto y coma ha muerto, y allí donde aún respira lo hace en el lugar equivocado. De las preposiciones ni hablar: usos tan errados como inimaginables. Todo ello entraña un menosprecio total del lenguaje, y casi aún peor, desinterés total por la corrección. Nada evidencia una segunda lectura del propio texto: palabras torpemente reiteradas, tiempos verbales incoherentes, frases inconclusas. Y eso, como dije, en los “mejores” del concurso. Este, auspiciado por importantes entidades, fue concebido como herramienta pedagógica y como instrumento para tomarle el pulso a la educación. Y lo cierto es que diagnostica muy bien el problema: varios años de llevarlo a cabo les ha revelado que la gran mayoría de los estudiantes colombianos, incluidos los universitarios, no tiene ni idea de escribir”. (El resaltado es mío). Y a partir de estas afirmaciones, por ejemplo, Elvira Cuervo de Jaramillo, presidenta de la Asociación de Amigos del Instituto Caro y Cuervo, opinó en una entrevista publicada por la revista Semana: “Se nota una terrible ausencia de educación en español… ¿Qué vamos a terminar hablando y escribiendo?”. Y en este contexto, el escritor y fundador de la revista El Malpensante, Andrés Hoyos, afirmó en este mismo medio: “El proceso de aprendizaje es castigador. Se cree que se va a aprender a escribir a punta de gramática y sintaxis, cuando la escritura es de hábitos: es como si a usted le enseñaran a manejar carros con un manual de mecánica y no con la práctica”. En fin. Este intento de editorial podría convertirse en un extenso artículo que recoge conceptos y puntos de vista sobre la poca lectura en nuestro medio y las falencias en la escritura. Y en este sentido, se podría decir que hay un consenso frente a las fallas, que por ellas mismas, dan indicios de las soluciones que deben asumirse. Es evidente que no hay una buena semilla lectora en el primer espacio o ambiente ideal: el núcleo familiar. Luego, viene la educación primaria y media; ahí, los profesores no exigen lo necesario o adolecen del tiempo pertinente para ese menester lingüístico; no hay pedagogías convincentes y motivadoras (apenas hay intentos en la actualidad); y por supuesto, también hay estudiantes que simplemente no quieren saber nada del asunto. Y después viene la etapa de la educación superior, en la cual, los profesores “suponen” que los estudiantes deben llegar con las suficientes bases de lectura y escritura, y claro, ellos no se consideran responsables de esa tarea. Y el círculo se torna vicioso. “No hablemos ya de escritura sino de lectura, que es la base de todo. Los niveles de lectura son muy pobres durante toda la formación y, por lo tanto, toda la estructura está mal. Se escribe con muchas limitaciones, con mucha pobreza y con muchos problemas porque se lee mal”, afirma el editor y escritor colombiano Camilo Jiménez Estrada, quien, según se reseña en la revista Semana, “hace cuatro años renunció a ser profesor de la Universidad Javeriana ante la incapacidad de sus alumnos de escribir apropiadamente”. Creo que este debería ser un deber –vocación, incluso– compartido en las diferentes fases por las que pasamos en nuestra ruta académica. Estoy de acuerdo con aquellos que proponen que se le otorgue la debida importancia a la enseñanza humanística. Es necesario que hoy, de manera coyuntural, los centros de educación superior, en general, implementen talleres de lectura y escritura, en especial, cuando es necesario que estudiantes –junto con sus tutores– presenten de manera impecable sus tesis de grado, sus proyectos de investigación y sus propuestas de negocios y emprendimiento. No se puede seguir menospreciando –tal como suena–el lenguaje. No es tarde para adquirir sanos hábitos de lectura y escritura. Muy pocos han nacido para ser literatos, pero ello no implica echar a la basura la ortografía y la corrección lingüística. Y algo que debe ser una disciplina: hay que leer cuidadosamente lo que se escribe; hay quienes piensan que no hay necesidad de dar una segunda o tercera mirada; ello es fundamental, y ojalá por parte de una persona experta o distinta a la persona responsable de escribir el texto (no hay peor corrector que el mismo autor, dicen). Escribir bien, simple y llanamente es fundamental para transmitir las ideas de manera eficaz y eficiente; en todos los niveles y en todos los ámbitos. Eso sí: hay que tener el buen hábito de leer para intentar escribir para otros, no para nosotros mismos”. Acotación: que no quede la idea de que solamente con un buen hábito de lectura lograremos aproximarnos a una aceptable escritura. Como lo dice el filólogo Américo Castro, a quien citan en el libro Escribir bien, publicado por el Instituto Cervantes: “a escribir se aprende escribiendo”. 5 de abril de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://goo.gl/PjrWdX / http://goo.gl/zl4u23 / http://goo.gl/h4O3ZT / http://goo.gl/lA9n10 Imagen copipegada de: https://goo.gl/94XQ3d (banco de imágenes gratuito). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo editorial - Uniremington
Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Imagen copipegada de: http://bit.ly/1DAWrlv Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Y así como las sociedades y las culturas nos han impuesto aquellas normas de etiqueta, protocolo y de relaciones públicas, también el mundo del ciberespacio ha ido evolucionando, para lo cual incluye también su autorregulación para la forma de escribir y comunicarse acorde con las circunstancias. De hecho, ya es fácil encontrarse con artículos que incluyen normas y pautas que se designan como: netiquette, término derivado del francés tiquette y del inglés net (red) o network. Por su parte, en el idioma español se acepta el uso del término netiqueta, tal como lo expresa la Fundación del Español Urgente (Fundéu): “Netiquette es una voz no española, por lo que, en caso de emplearla, debe escribirse en cursiva (o entre comillas, si no puede emplearse la cursiva). La forma españolizada netiqueta no está recogida en los diccionarios, pero se usa con cierta frecuencia y se emplea incluso en la Ortografía académica (en la p. 517). Etiqueta en la red y otras expresiones descriptivas similares son de fácil comprensión y también muy empleadas”. Dejo a su consideración algunos consejos prácticos y necesarios en el marco de la netiqueta para tener en cuenta, especialmente, en los correos electrónicos y en sus escritos en ciertas redes sociales: Escribir a través de correos electrónicos hace también parte de nuestras relaciones humanas o públicas, y entonces se da, por lo general, esa ley social: “la primera impresión es la queda”. En ese sentido, es importante el uso de un tono correcto del lenguaje, evitar al máximo las faltas de ortografía y gramaticales. Antes de enviar un mensaje hay que asegurarse de que está escrito correctamente y de manera clara (hay herramientas o aplicativos en los correos que nos ayudan en esta tarea, aunque no son cien por ciento confiables). Hay que emplear un estilo de redacción adecuado y pensando en el tipo de destinatario. Hay que tener cuidado con el uso exagerado de los emoticones, y en especial, no utilizarlos en mensajes o escritos formales. En lo que tiene que ver con la forma, preferiblemente, los mensajes deben escribirse en texto plano, sin estilos ni adornos innecesarios. Además de que son más seguros estos correos, los mensajes en texto puro, sin colores, tamaños, negritas, etc., “pesan” menos en la red; llegan y se pueden “descargar” de manera rápida. Reitero algo que en otras columnas he enfatizado: no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención. Pero realmente, si se quiere destacar una palabra o frase, existen las comillas, los asteriscos, e incluso, hasta el subrayado, que no es tan estético como quisiéramos. Aclaro que no hago referencia a mensajes publicitarios, los cuales tienen otro tratamiento al respecto. Importante: es mejor redactar por párrafos, de manera coherente y que tengan secuencia para que el mensaje quede mejor estructurado, separados por líneas en blanco para no cansar con su lectura. Los especialistas en lectura, recomiendan no escribir líneas de más de 80 caracteres, además porque todavía existen monitores que no permiten visualizar más de esta cantidad por pantalla. Texto de apoyo recomendado Imagen copipegada de: http://bit.ly/2r55b3B Les recomiendo un texto que en el 2013 lanzó la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y editado por Galaxia Gutenberg: Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales, obra dirigida por el periodista Mario Tascón, y que, según la Fundéu: “facilita las herramientas necesarias para escribir con corrección en el mundo digital, tanto en el uso cotidiano y personal como en el profesional”. Precisamente, en referencia a dicha publicación, me permito retomar algunos conceptos y declaraciones que recogió Ana Mendoza (agencia Efe - 2012), que son muy propias a la temática expuesta: “Las redes sociales están generando preocupación por el lenguaje y los usuarios saben que si expresan de forma incorrecta sus opiniones, su mensaje pierde valor y los desprestigia’, le dice a Efe, Joaquín Müller, director general de la Fundéu BBVA…” Puede ser útil, señala Müller, “para el que lleva años utilizando el correo electrónico, pero desconoce sus normas de cortesía, para el que no entiende los emoticonos que recibe por el móvil, para los que empiezan en Twitter y no deducen su vocabulario, para el principiante que no sabe cómo dirigirse a su público en una red social y para el político interesando en su reputación online’. Como prueba del interés que la Real Academia Española le presta a los nuevos medios y a las redes sociales, el libro se presentará el próximo jueves en la sede de la RAE, en un acto en el que intervendrán, entre otros, su director, José Manuel Blecua, presidente también de la Fundéu BBVA; Mario Tascón y el músico Julián Hernández, cantante y letrista de Siniestro Total y con fama de excelente tuitero. En la red florecen nuevos usos lingüísticos, algunos de ellos heredados de los mensajes sms. Los signos de apertura tienden a desaparecer (“qué piensas?”), se producen “agolpamientos de palabras” (“diadeinternet”, “nonosvamos”) y la brevedad lleva a veces a escribir “salu2”, “ade+” o “bss”, afirma Tascón’. ‘La “k” parece adquirir un carácter reivindicativo en expresiones como “k kieres?”; hay palabras que se estiran, como “adioooooos”, “goooOOoool”, en un intento de “transmitir sentimientos”, y no es lo mismo decir “no” que “¡¡¡¡¡No!!!!!”’. ‘Esa “exposición pública permanente” que se da en los nuevos medios “obliga sin duda a la corrección. Cualquier falta de ortografía destruye el mensaje. Si lo hacía en las cartas íntimas de amor, ¡cómo no va a hacerlo en los textos públicos de la red!”, comenta Müller, plenamente convencido de que el futuro de la lengua “se juega en internet”. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2r5qaUU y http://bit.ly/1myXDy7 Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Hoy son cotidianas las noticias que en vez de analizar fríamente un encuentro de fútbol, hablan mucho más de lo que pasó en la tribuna o después de un partido con el accionar de algunos (bastantes para mi gusto) revoltosos delincuentes que se camuflan con camisetas que los “declaran” hinchas de un onceno determinado. Y entonces viene mi pregunta-reflexión: ¿el lenguaje descriptivo futbolero aporta sentimientos subliminales –o directos– a la violencia que hoy vivimos en este deporte en el ámbito nacional e internacional? Seamos sinceros. Somos indiferentes –quizá indolentes– o pasa desapercibido para nuestros oídos y ojos, ciertos vocablos empleados por locutores, comentaristas y redactores futboleros; expresiones que tendrían más cabida en una crónica sobre un combate entre fuerzas militares de países que están en guerra. En definitiva, de la riqueza de nuestro idioma español se retoman palabras que realmente se vuelven metáforas de violencia. Se utilizan símiles que buscan dizque enriquecer el léxico futbolero, pero que infortunadamente, en mi opinión, son términos rebuscados que son desacertados, tal vez no gramaticalmente, pero sí desde sus mensajes pendencieros que se vuelven contraproducentes. O si no, dejo un ejemplo –con nombres propios imaginarios, aunque sí las expresiones verdaderas– de una convocatoria común para invitar a un partido de fútbol: “Deportivo Tapita se pelea el liderato con Atlético Destapador. ¡Será un duelo a muerte para decidir cuál es el mejor. No se lo pierda! Véalo por nuestro canal Peleagol”. Y complementan: “Será una lucha de artilleros: el Bombardero Valenciano y el Misil Restrepo”. Y como notarán, también somos adictos a los apodos para los deportistas, y algunos de ellos, también con aire belicista: el Mortero Aravena, el Matador Kempes, la Saeta Di Stéfano, el Rifle Andrade, la Flecha Hernández, el Estrangulador Cetíne, entre otros. Esto no es todo. Reseño unas pocas frases “tradicionales” de los comunicadores del ámbito futbolero: “Entró al área y fusiló al arquero”; “Ese equipo se metió en la retaguardia, aguardando el contragolpe”; “Ese disparo era inatajable para la Araña Henao”; “Ese balón fue un metrallazo que perforó la red del portero de los Diablos Rojos”. Estos son enunciados totalmente bélicos. Además, hay otros sutilmente pendencieros: “El defensa marcó a su enemigo con un patadón infame”; “El equipo local perdió el partido pero se batió como un león enfurecido”; “El árbitro fue ciego frente al fuera lugar del ariete caribeño”. Y por supuesto, también están aquellas construcciones gramaticales que pretenden ser “literarias” y diferentes, pero que siguen conteniendo su tono guerrerista: “La escuadra salera se atrincheró en su campo, dejando apenas un guerrero solitario cerca de la zona de ataque del equipo local. Mientras tanto, en el otro frente, todos, en bloque, quemaban sus últimos cartuchos en procura de abrir un boquete en esa amurallada defensa y poder ofrecerles a su fiel hinchada, a esa fanaticada ansiosa de la tribuna, la copa esquiva desde hace varias batallas en el césped del estadio Atanasio Girardot. El gol tenía que llegar para castigar la cicatería del contrario; esa táctica de parapetarse en su reducto no podía resistir la embestida suicida roja. Sin embargo, ni las bengalas alcanzaron para diezmar al enemigo”. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2q6NoMo En suma, no pretendo asegurar que la culpa de la cultura de la violencia o de las conductas reprochables de algunas fanaticadas como se les denomina comúnmente, se cimentan solamente en el empleo de un lenguaje belicista y pendenciero por parte de muchos comunicadores deportivos. Sin embargo, creo que este gremio podría aportar a la erradicación de una cultura de imaginarios violentos, y por el contrario, aportar a un ambiente más civilista y tolerante, buscando pulir cada vez más su léxico y composición literaria alrededor del fútbol, ofreciéndolo y promocionándolo como lo que es: un simple y sano encuentro deportivo, despojándolo, con las palabras apropiadas, del marco guerrerista que hoy contextualiza el balompié en nuestro medio. Y no hay excusas, porque los vocablos adecuados y precisos, el español nos los ofrece por doquier. Todos deberíamos poner en práctica esa reflexión del escritor y empresario Robin Sharma: “Las pequeñas mejoras diarias producen con el tiempo increíbles resultados. Yo lo llamo efecto multiplicador. Los pequeños actos inteligentes que se realizan todos los días se multiplican hasta alcanzar un éxito inimaginable”. Y esto es válido en cualquier ámbito. Recordemos que las palabras mal utilizadas, inoportunas o impertinentes pueden volverse, no importa sí es un contexto diplomático o deportivo, en estandartes de intolerancia, maltrato, violencia, enemistad o muerte, sin importar el idioma o dialecto. Apostilla: es satisfactorio escuchar del ciclista Fernando Gaviria, sensación en el Giro de Italia 2017, que no quiere que la prensa deportiva de Colombia lo llame: “El Misil”, porque “eso significa guerra”, tal como lo reseñó la revista Semana el pasado 11 de mayo de 2017. “El corredor colombiano sabe que es un embajador en el exterior y no quiere estar asociado con nada que tenga que ver con la violencia que ha vivido nuestro país”. (Revista Semana – Versión electrónica – 11 de mayo de 2017. Ver: http://bit.ly/2r9DwzB ) Fanático: 1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s. / 2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. (DRAE) 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q9LPLy , http://bit.ly/2pD3toV Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2poKV0A A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Indudablemente, la ligereza –ignorancia, en ocasiones– lingüística, replicada además por los medios de comunicación masivos, sigue castigando al hoy tan afamado “hacker”. Para la muestra, pongo como ejemplo el sonado caso de Andrés Sepúlveda Ardila, a quien se le denominó como un “hacker” debido a la supuesta obtención de información confidencial relacionada con dirigentes políticos y de guerrilleros de las Farc y funcionarios de Gobierno relacionados con los diálogos de paz, cuándo él trabajaba con la campaña del excandidato a la presidencia, Oscar Iván Zuluaga. Incluso, en noticias radiales, televisivas y titulares de prensa del 12 de mayo de 2017, todavía se le denomina de esa manera; pongo un ejemplo: “Niegan amnistía al hacker Andrés Sepúlveda” (titular del periódico El Espectador – Sección Judicial – Ver: http://bit.ly/2qiQkp6). Al grano, entonces: hay un anglicismo, que si bien no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española, hace parte de las expresiones que han hecho carrera en nuestro medio por cuenta de las nuevas tecnologías. Y si la venimos utilizando cotidianamente, creo que debemos, al menos, saber el contexto real en que se debe usar. ¿Sabían que al “hacker” se le ha satanizado injustamente? Repasando titulares de periódicos, me encontré con uno que dice: “Un año de cárcel a hacker por robar información a usuarios de Sony” (El Colombiano, 9 de agosto de 2013). Par mayor contextualización, transcribo apartes de las explicaciones de especialistas en el tema y que consigna la Fundación del Español Urgente - Fundéu BBVA: “-Hacker: es un investigador que quiere aprender el funcionamiento de los sistemas sin que haya en ello ninguna finalidad delictiva, según el responsable de tecnología de Symantec en España, César Cid. -Cracker: es aquella persona que utiliza la tecnología con fines maliciosos. De la Cueva ha resaltado que el hacker es creativo y constructivo y disfruta averiguando cómo funcionan las cosas, mientras que el cracker destruye y hace daño”. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2qxpr1D El término inglés cracker significa, de hecho, “romper”, lo cual se reafirma en el sitio web de “informática hoy”: “Los hackers y crackers son individuos de la sociedad moderna que poseen conocimientos avanzados en el área tecnológica e informática, pero la diferencia básica entre ellos es que los hackers solamente construyen cosas para el bien y los crackers destruyen, y cuando crean algo es únicamente para fines personales. El cracker, es considerado un ‘vandálico virtual’” (“Qué es un Cracker?” – Informática hoy). Hasta el Diccionario Panhispánico de Dudas confunde al hacker con un “pirata informático”. Solamente en un medio de comunicación nacional pude descubrir un artículo al respecto, el cual tituló: “El término hacker ha sido estigmatizado” (El Tiempo – 9 de mayo de 2014). Al menos yo, hoy ofrezco mis disculpas a este maltratado personaje y de ahora en adelante me cuidaré realmente del clandestino craker. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q6ngB8 , http://bit.ly/2q9fYKW , http://bit.ly/1PCUqdO y http://bit.ly/2qwxwnq Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Imagen copipegada de: https://goo.gl/uUajVG En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Ahora bien, uno de los objetivos de publicar estos escritos, es compartir unos pensamientos y pautas que tienen una relación estrecha con el sector académico y educativo, donde estudiantes y docentes deben tener unas bases sólidas y actuales para la redacción de sus artículos y, por supuesto, que puedan diferenciar la presentación de un informe interno de sus proyectos de investigación, frente a la elaboración de una noticia, ensayo o análisis escrito en relación con esa propuesta o desarrollo investigativo. Y esto aplica para otros campos y áreas. En la segunda entrega ampliaré un poco el argumento del por qué es útil que la comunidad académica tenga claras las funciones de un corrector de estilo y redacción, y la importancia de interiorizar las pautas de ese proceso para editar sus productos académicos, literarios, comerciales y hasta de relaciones públicas y corporativas. Dejo para ustedes entonces, el artículo concreto de esta primera entrega: “Es recurrente una pregunta a las casas o fondos editoriales por parte de quienes aspiran a que sus textos –independientemente del género literario– puedan ser publicados: “¿Si el estilo de escritura es propio de cada autor, porque es necesario que nuestros escritos deban ser revisados por correctores de estilo?” Para aclarar varios aspectos sobre este asunto, me permitiré tomarme el tiempo de dos entregas: una, haciendo un referente contextual sobre los pilares gramaticales para un buen escribir; una segunda, en la que plantearé elementos concretos del perfil y las funciones de un corrector de estilo editorial. Ese “estilo” que se pule, es el que indudablemente soporta un buen escrito, una exposición y hasta un escrito impregnado de demagogia de “alto turmequé”, como se diría en Colombia. En este orden de ideas, repito una inquietud que leo y escucho permanentemente: “¿Qué es el estilo en un texto o en la redacción como tal?” Para responder, por lo general, me baso en “mi” bitácora de trabajo idiomática de la Real Academia Española de la lengua (RAE). Sin embargo, y tal como lo planteo desde el inicio, el estilo de redacción, antes que nada, refleja la personalidad de quien escribe o habla, poniendo a su servicio, de forma adecuada, los diversos recursos lingüísticos, expresivos y técnicos que brinda cualquier idioma. Criterios básicos Dejo para ustedes algunos criterios –o pautas– que son trascendentes a la hora de proceder y valorar un estilo de redacción que se manifieste en una coherencia gramatical sin mayores quejas: Unidad temática de principio a fin. Sin divagar. Títulos, subtítulos y entretítulos, de una u otra forma deben correlacionarse, y por ende, el contenido. Esto facilita la comprensión de un texto o una exposición. Si se tiene que cambiar de tema, es mejor tratarlo en otro aparte. La claridad es esencial, tomada como la sencillez en la construcción de las oraciones (sujeto, verbo y complemento). Para temas complejos, los párrafos se pueden construir a partir de ideas más sencillas y específicas; la unión coherente de esas frases simples permite expresarse con mayor facilidad y hacerse entender. La concisión es fundamental (no confundir con la tacañería al escribir o con el estilo telegráfico). Se trata de ser directos y específicos con lo que se quiere expresar y sin demasiados rodeos. Si una idea escrita inicialmente en veinte palabras puede hacerse comprensible en diez, sin menoscabo de las normas gramaticales, bienvenida. Imagen copipegada de: https://goo.gl/GS4LRJ (Pïxabay: banco de imágenes gratuito). Hay otros parámetros complementarios y que deben tenerse muy en cuenta, dependiendo del tipo o el objetivo del escrito (negocios, proyectos, cartas comerciales, etc.). Estos son: La diplomacia enmarcada en el buen trato. Ser directo o radicalmente franco, no significa llegar hasta las expresiones agresivas y groseras. De hecho, escribir con diplomacia, por ejemplo una carta, compromete al destinatario a que responda en los mismos términos. La verificación de lo que se escribe o se habla es fundamental. De una u otra manera se debe dejar entrever que hay argumentos para afirmar, negar u opinar sobre cualquier tema. Además, ello previene la posibilidad de posteriores demandas. Incluso, hasta ciertas palabras deben ser consultadas en el diccionario antes de utilizarlas, porque puede suceder, y esto es común, que se escriba una palabra queriendo expresar algo, y sin embargo, la acepción del término es diferente o se expresa en un contexto equivocado. La sencillez al escribir ayuda a la comprensión y a la claridad. Hay que saber diferenciar cuando se redacta o se habla para un público diverso y cuando es válido elaborar textos con un lenguaje técnico o con la jerga particular de una profesión. Como algunos lo creen, escribir con sencillez no pelea con el estatus profesional o personal. La ubicación adecuada del perceptor se desprende de lo anterior. Si se tiene seguridad frente a lo que se quiere transmitir, es casi segura la claridad del público al que se quiere llegar. Si no, corremos el riesgo de enviar el mensaje a una audiencia equivocada o escoger unos perceptores erróneos para ese escrito, exposición o discurso. En síntesis, y como abrebocas para la segunda entrega, enfatizo en que la corrección de estilo va más allá de escribir bien o subjetivamente bonito; por lo mismo, se trata de aplicar conocimientos específicos sobre una disciplina –la lingüística– en los textos, para que todo mensaje que se transmita se comunique con la efectividad y la coherencia gramatical pertinentes en cualquier escrito que tendrá, así sea, tan solo un lector”. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”. Imagen copipegada de: https://goo.gl/oh5Wun (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”. Y valga decir que este fenómeno no solamente se nota en las páginas web y redes sociales en español; también aquellas editadas en otros idiomas, especialmente en inglés, sufren con la deficiencia gramatical y ortográfica, la cual reduce, en muchos casos, las ventas de una empresa digital o la credibilidad de entidades de diverso tipo. Varios puntos de vista… y convergen. A continuación, comparto con ustedes unos pocos conceptos foráneos acerca de este asunto. Y digo pocos, porque al analizar más de diez reflexiones en mi navegación en internet, al final, con distintas palabras e ilaciones, convergen en la misma conclusión, la cual se las cedo a ellos de manera literal. En primer lugar, retomo a Charles Duncombe, director del grupo Just Say Please, de Gran Bretaña, quien además dirige sitios de internet de viajes, teléfonos móviles y ropa. Precisamente, en 2011, este especialista concedió una interesante entrevista a la BBC Mundo (edición electrónica), dejando algunas afirmaciones, las cuales parafraseo: La mala ortografía es un problema serio para la economía en línea. Los errores de gramática y ortografía pueden disminuir a la mitad las ventas de un sitio web. Un análisis de las cifras de un sitio web con faltas de ortografía reveló que esto puede reducir las ventas en línea hasta en un 50 %. “Cuando vendés o comunicas algo en Internet, el 99% del tiempo lo hacés por medio de la palabra escrita”, explicó Duncombe. “Duncombe insiste que a la hora de contratar personal se ha visto sorprendido ‘por la mala calidad de su inglés escrito’”. Duncombe le aseguró a BBC Mundo que: “[…] el gran problema para las empresas en línea no es la tecnología, sino la búsqueda de personal que sepa escribir correctamente”. Duncombe también declaró a BBC Mundo que: “[… es posible identificar el impacto específico de un error de ortografía en las ventas: midió los ingresos de sus visitantes a una página con un error y halló que el ingreso fue dos veces mayor luego de que error se corrigió”. “La ortografía es importante para la credibilidad de un sitio web”, expresó Duncombe. Argumentó también que las preocupaciones del usuario por el flagelo de los fraudes y la seguridad al navegar, obligan tener corrección en lo básico como lo es el aspecto gramatical o de ortografía. También afirma: "Tienes unos seis segundos para captar la atención en un sitio web". Y según la BBC Mundo: “Durante el proceso de contratación, Duncombe encuentra demasiadas aplicaciones con errores de ortografía o errores gramaticales”. En segundo lugar, comparto las apreciaciones del señor William Dutton, director del Oxford Internet Institute en la Universidad de Oxford, quien igualmente concedió sus declaraciones a la BBC Mundo por la misma época que lo hizo Duncombe. Transcribo entonces literalmente lo que se escribió en este medio de información frente a lo que expresó Dutton: “[…] en algunas partes no estructuradas de internet, como Facebook, hay una mayor tolerancia hacia la ortografía y la gramática” (a los errores, se refiere él). "En estos casos, cuando un consumidor podría estar preocupado por el spam o el phishing, una palabra mal escrita podría ser un problema mortal…" En tercer lugar, presento a James Fothergill, director de educación y habilidades de la CBI, quien en 2011, también conversó con periodistas de la BBC Mundo, y expresó lo siguiente: “Nuestra reciente investigación muestra que el 42% de los empresarios no están satisfechos con las habilidades básicas de lectura y escritura quienes salen de la universidad y casi la mitad han tenido que invertir en cursos de ortografía para obtener habilidades de su personal con la calidad requerida. Esta situación es una preocupación real y el gobierno debe dar prioridad a hacer mejoras a la alfabetización básica y las habilidades numéricas de todos los egresados de la escuela y la universidad". Imagen copipegada de: https://goo.gl/FV04Kv Y en cuarto lugar, transcribo un comentario de los editores del sitio web “Marketing Online Rentable”, con el cual me identifico plenamente: “La mala ortografía y gramática, las frases y palabras mal utilizadas, e incluso estilos de escritura juveniles se suman a las malas noticias para los negocios. Los consumidores no confiarán en las empresas que no puedan encadenar varias oraciones sin errores o sin sentido alguno. Si no te sientes cómodo escribiendo en tu web, no lo dudes y contrata a un profesional. Si necesitas otra razón de peso para contratar a un profesional, recuerda que Google no es muy aficionado de la mala ortografía y gramática tampoco. Tus rankings de búsqueda podrían sufrir las consecuencias, lo que le dará a tu competencia una mayor ventaja de posicionamiento orgánico”. Apostilla: los invito a que ingresen a Youtube y observen el videoclip: “Do spelling and grammar matter when evaluating content and site quality?” Está subtitulado en idioma español. Enlace directo: https://goo.gl/aK94mM Fuentes de consulta (las url están convertidas a su versión acortada): • BBC Mundo - https://goo.gl/bM9ZpC • Marketing Online Rentable - https://goo.gl/s0xjfg Social Media y Contenidos.com - https://goo.gl/6DcWuX Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/oh5Wun (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) y https://goo.gl/FV04Kv Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
El 15 de mayo de 2017, publiqué en “Edublog” (blog institucional de Uniremington alojado en la intranet “Unired”), el artículo “Educándonos en netiqueta…”. En dicho escrito, solamente mencioné someramente como un consejo que “[…] no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención […]”. El 15 de mayo de 2017, publiqué en “Edublog” (blog institucional de Uniremington alojado en la intranet “Unired”), el artículo “Educándonos en netiqueta…”. En dicho escrito, solamente mencioné someramente como un consejo que “[…] no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención […]”. Pues bien, sigo observando diariamente en manuscritos y bocetos de estudiantes, e incluso de profesores, un uso indiscriminado –aunque creo, no malintencionado–, de palabras o frases extensas en mayúsculas sostenidas, y sin ningún sustento. Y es por ello que me atrevo a dedicar una reflexión más amplia al uso indebido –desde los puntos de vista gramatical y de estilo– de las mayúsculas en nuestro idioma español. Comienzo con un diálogo imaginario de un chat “AMIGABLE” con una persona “novelesca”: - Señor Corrector, ¿sobre que tratará la columna de esta edición? - La verdad, no sé… - ¿CÓMO?, ¿NO SABE? - Apenas estoy pensando… Ya sé: las mayúsculas sostenidas y lo desagradables que son en un texto normal… - ¿Y ESO SÍ LLAMA LA ATENCIÓN PARA LEER? - Primero, por favor no me grite; segundo, de pronto sí, quizá no… lo que sí sé, es que con solo mayúsculas no voy a llamar la atención del lector. ¡HASTA OTRO DÍA¡ Aclaración: las falencias ortotipográficas son propias del interlocutor “novelesco”. Como cualquier tema que no esté involucrado con las ciencias exactas, el asunto de la objeción de “NO ESCRIBIR FRASES TOTALMENTE EN MAYÚSCULAS”, es discutible, subjetivo y hace parte del gusto de cada quien, sin adjetivar. La cuestión es que, sea de nuestro agrado o no, las normas y protocolos albergan desde la forma en que debemos nacer y hasta el ideal de nuestro fin mundano. En todo caso, dentro de mi parcialidad y ortodoxia frente al buen escribir para una cualificada comunicación, me uno al equipo del resto del mundo que, firme y radical, opina que un texto, parcialmente o en su totalidad, con caligrafía netamente en mayúsculas es “AGRESIVO”, dificulta su “LECTURA” y su secuencia, además de ser poco estético y agradable. En una de mis fuentes de consulta primarias –Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española– encuentro lo siguiente: “Mayúsculas. La escritura normal utiliza habitualmente las letras minúsculas, si bien, por distintos motivos, pueden escribirse enteramente con mayúsculas palabras, frases e incluso textos enteros (→ 2); pero lo usual es que las mayúsculas se utilicen solo en posición inicial de palabra, y su aparición está condicionada por distintos factores.” (Tomado de: http://lema.rae.es/dpd/ - Artículos temáticos – Mayúsculas) Es válido reiterar que hasta para el uso de la Internet, especialmente en lo referente a los blogs y al intercambio de mensajes y correspondencia a través del correo electrónico, hay unas normas o recomendaciones en este mismo sentido. Ya sabemos que es un protocolo denominado “Netiqueta” y que agrupa una serie de convenciones que “ordenan” (así lo dice el sitio web que consulté y que referencio más adelante) el comportamiento en espacios virtuales. Netiqueta de las mayúsculas Al respecto, Netiqueta incluye en el listado las siguientes orientaciones: “10. Utiliza mayúsculas y minúsculas correctamente. LAS MAYÚSCULAS DAN LA IMPRESIÓN DE QUE ESTUVIERAS GRITANDO. Ni que decir tiene que, escribir líneas y párrafos enteros en mayúscula, es de pésima educación”. Pero como casi todo en la vida, hasta este tipo de normas contempla sus excepciones. Para la muestra, la irreverente publicidad, por lo general nos hace latente el predominio de las mayúsculas sostenidas en sus diseños. También los textos jurídicos, administrativos e informativos nos hacen saber del poder de sus letras en altas; no es coincidencia la sensación psicológica de agresividad y autoritarismo que ellas generan. Sobre este aspecto, el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española, afirma: “[…] 2.2. Se utiliza la escritura en mayúsculas con el fin de destacar determinadas frases o palabras dentro de un escrito. Así, suelen escribirse enteramente en mayúsculas: […] d) En textos jurídicos y administrativos —decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados o instancias—, el verbo o verbos que presentan el objetivo fundamental del documento: CERTIFICA, EXPONE, SOLICITA. e) En textos de carácter informativo, las frases que expresan el contenido fundamental del escrito: Por orden expresa de la dirección, se comunica a todos los empleados que, a partir de ahora, ESTÁ PROHIBIDO FUMAR DENTRO DE LAS DEPENDENCIAS DE LA EMPRESA. f) Los textos de los carteles de aviso, para asegurar su visibilidad: SE RUEGA NO FUMAR; PROHIBIDO EL PASO. […]” (Tomado de http://lema.rae.es/dpd/ - Artículos temáticos – Mayúsculas) Para finalizar, parafraseo otras opiniones resumidas que me encontré al respecto en mi rutina de navegar por la internet. Así, por ejemplo, alguien argumentó que muchas personas escriben frases enteras en mayúsculas sostenidas con la equivocada creencia de que pueden evitar poner tildes o cierta puntuación; o que otros lo hacen por egocentrismo; incluso, hay quienes dicen que tratan de ayudar al miope. En fin, de estos mínimos supuestos podrían salir razonamientos amplios que no cubriríamos con miles de letras altivas y soberbias. En cualquier caso, mi opinión terca y radical es que escribir todo en mayúscula, ¡GRITA! Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/T35EQM y https://goo.gl/kvjTXn (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Desde las culturas milenarias, entre las que se destaca la egipcia y que se extendió durante tres mil años, la especie humana tiende a convertirse en una sola cultura en su pensamiento, en su saber y su forma de ser. Desde las culturas milenarias, entre las que se destaca la egipcia y que se extendió durante tres mil años, la especie humana tiende a convertirse en una sola cultura en su pensamiento, en su saber y su forma de ser. Vale anotar que el acorazamiento de la cultura egipcia le permitió permanecer sin mayores cambios durante toda su vigencia, exceptuando fenómenos de mayor envergadura como el tránsito del politeismo al monoteismo. De la misma manera, las más reconocidas culturas de la antigüedad, tales como: la fenicia, la hebrea, la china, la persa y la romana tuvieron una apreciable duración en el tiempo -aspectos que les dieron este carácter- durante el cual forjaron sus diversas manifestaciones, realizaciones y conquistas. Los historiadores dan cuenta de que estas culturas nacieron hace miles de años generando un conjunto de conocimientos, saberes y costumbres que han constituido la base fundamental para el avance social al que hemos llegado en la actualidad, el cual consideramos acelerado en comparación con otras épocas. Las lenguas, las religiones, el vestuario, las prácticas rituales, la alimentación, la constitución de las familias y los grupos humanos les dieron a cada una su particularidad. En diversos portales web en los que narran los hallazgos antropológicos sobre ciertos rasgos que distinguen a las culturas milenarias, se puede encontrar, por ejemplo, que la escritura cuneiforme de los sumerios en nada se asemeja a los quipus incas, mientras que los dioses y prácticas religiosas de los chinos pocas similitudes tienen con el contexto de las comunidades africanas. Ahondando en este recorrido histórico, los sumerios comenzaron a plasmar su idioma mediante pictogramas que representaban palabras y objetos; investigadores de la materia han revelado que la escritura cuneiforme es una de las formas más antiguas de expresión escrita, de acuerdo con los registros arqueológicos y la cual se usó por primera vez 3400 a.C.. Por su parte, los incas utilizaron nudos en ramales de cuerdas de varios colores, hechas de lana o algodón, en las cuales, expertos en la materia han podido descifrar palabras o mitos de esta cultura; de hecho, esta técnica llamada quipus, es comparada hoy con un sistema binario similar al que utilizan los computadores. Religiones, rasgos determinantes de las culturas En cuanto al aspecto de las religiones en estas culturas, los expertos en la materia aseguran que existen grandes diferencias, en algunas de ellas son bastante notorias. Para la muestra, la religión china es politeísta y con ciertos elementos del chamanismo; además, influenciada por el budismo, el confucianismo y el taoísmo, en la que se incluye la veneración de los ancestros y el culto a dioses naturales o astros como la Luna y el Sol. Lo contrario ocurre en África; allí sobresalen las religiones del cristianismo y el islamismo, aunque también existen pequeñas comunidades judías y otras que practican cultos hindúes, budistas y taoístas. En el fondo, lo anterior referencia una idea de lo diferente que puede llegar a ser el concepto de lo ultraterreno, pero que al final de cuentas nos une como comunidad, sin importar el lugar del mundo en el que nos hallemos. Ahora bien, las diversas civilizaciones también se han distinguido por sus formas de vestir, lo cual, desde la antigüedad ha demarcado una sectorización, un estatus o ciertas castas. Actualmente, es muy útil remitirnos a portales web en distintos idiomas para indagar sobre este aspecto. Incluso, se encuentran fotografías que nos ilustran sobre las grandes diferencias entre las prendas de vestir que utilizaban los chinos antiguos y los indígenas mayas, por citar un ejemplo; y cómo cada cultura demarcaba el estatus de las personas mediante sus ropajes. En suma, es de reconocer que fueron culturas asentadas de manera sólida en estas expresiones, a partir de las cuales hubiese sido posible que se perpetuaran en la historia, salvo los hechos que generaron su mutación. Por lo mismo, estas fueron desapareciendo sin hacer contraposiciones de peso a las fuerzas que se les oponían y a otras, que con mayor poder, continuaron marcando caminos, formando imperios y entregando a la posteridad un rico legado en diferentes campos. Es válido resaltar que entre varios legados, hay uno en especial que influyó en centenares de generaciones: el Derecho Romano, plataforma esencial de la normatividad en el mundo occidental. En efecto, varios de los direccionamientos de esa época hoy se aplican con gran similitud. Así pues, existen muchas transferencias de rasgos culturales que han transcendido y se han modificado para adaptarse al mundo moderno y acordes con las necesidades emergentes. Un mundo hiperconectado Lejos de los pequeños o grandes adelantos experimentados por las culturas, el impacto crucial frente al modo de comunicarnos en el siglo XXI nos proyecta hacia una nueva y única cultura mundial, uniforme en todas sus manifestaciones. El muy acelerado avance en el mundo de las comunicaciones y la tecnología, hoy nos posibilita el conocimiento simultáneo de los sucesos de cualquier rincón del mundo, de las maneras como actúan las personas que allí viven, sus formas de pensar, de actuar o de vivir. En este contexto, la internet ha marcado una gran revolución en este aspecto. Por su parte, las redes sociales son otros canales que han contribuido a la globalización del mundo moderno. A través de ellas, más allá de conocer virtualmente muchos ambientes, costumbres y demás aspectos de un lugar, también podemos entablar relaciones con personas que, en apariencia, podrían ser muy diferentes a nosotros dadas sus culturas, pero que en realidad comparten muchas similitudes. Así, por ejemplo, en este instante, una joven de 16 años en una población de la China, puede consultar en su teléfono móvil los estilos de corte y color de cabello que están de moda en la Ciudad Luz, así como descubrir que es el mismo que hace pocos días le hicieron en un lujoso establecimiento del más cercano centro comercial de su residencia. Hay que reconocer que hace algunos años, el desconocimiento o poco manejo de un determinado idioma era un limitante para viajar a otros países. Sin embargo, hoy existen múltiples tecnologías que facilitan comunicarnos con otros interlocutores sin importar qué lengua hablen. Precisamente, uno de los inventos más revolucionarios, desarrollado por un grupo de ingenieros radicados en Nueva York, es el audífono que traduce conversaciones en tiempo real, al igual que se puede procesar información de forma simultánea con la comunicación establecida. En breve, con los acelerados avances tecnológicos y comunicacionales, no serán necesarios, en pocos años, idiomas diferentes y estilos de vida que separen esta masa planetaria. Imágenes copipegadas de: https://shutr.bz/2rvJJVf y http://bit.ly/2rhoaZe (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: Adriana Patricia Cano Mesa Comunicadora – Uniremington acano@uniremington.edu.co
Estaba en mora de editar una segunda entrega complementaria (a la que me comprometí) del artículo: “Pilares gramaticales básicos en el mundo académico”, la cual se publicó el 30 de mayo de 2017 en Edublog (categoría “Educación”), en la intranet institucional de Uniremington. Precisamente, en el artículo al cual hago referencia, afirmé que es pertinente ampliar un poco más el “argumento del por qué es útil que la comunidad académica tenga claras las funciones de un corrector de estilo y redacción, y la importancia de interiorizar las pautas de ese proceso para editar sus productos académicos, literarios, comerciales y hasta de relaciones públicas y corporativas”. De ahí el título de este breve escrito: “La utilidad del corrector de estilo para la comunidad académica”. Así como en la primera entrega, en esta ocasión retomo la mayor parte del artículo que publiqué en En – Torno, periódico institucional de Uniremington (septiembre de 2016), y el cual titulé: “Redacción con estilo… (y 2) - Perfil y funciones de un corrector”. “[…] Vale recordar, por ejemplo, que son esenciales los pilares gramaticales para un buen escribir. Ahora bien, enfatizo en que la corrección de estilo va más allá de escribir bien o subjetivamente bonito, por lo cual se trata es de aplicar conocimientos específicos sobre una disciplina –la lingüística– en los escritos, para que todo mensaje que se transmita se comunique con la efectividad y la coherencia gramatical pertinentes en cualquier texto que vaya a cualquier audiencia lectora. Hace poco participé de un curso masivo en línea implementado por “México Digital” (Televisión educativa) y la Secretaría de Educación Pública de México (SEP), y el cual se denominó: “Inducción a la corrección de estilo”. Precisamente, varios conceptos que aquí expreso, los retomo de ese curso formativo y de actualización sobre esta la labor específica de un corrector de estilo editorial. Pues bien, respondiendo en gran parte a ese interrogante, retomo literalmente un argumento que se acentuó en el curso del cual hice mención: ‘[…] En el área editorial, la corrección de estilo se refiere a la revisión que se hace de los originales con el fin de corregir erratas, gazapos, galimatías y detectar errores ortográficos, morfosintácticos o lexicosemánticos; de sentido, o sea, la coherencia global, local y la cohesión entre párrafos; y el estilo editorial de la empresa, institución o dependencia, lo cual se refiere a la normativa en cuanto a tipografía, elección de términos permitidos (extranjerismos, préstamos, neologismos, anfibologías, por mencionar algunos), guarismos, acentuación de diacríticos, estilos de citación y referencias (APA, Chicago, Vancouver, MLA, Oslo, entre otros), etcétera’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U) Se recomienda que toda organización, empresa o institución, formalice un manual de estilo: ‘El manual de estilo es una herramienta que contiene todos los criterios relacionados con la tipografía, singularidades gramaticales, convenciones ortográficas, especificaciones bibliográficas, minucias de escritura de segmentos legales y cualquier otro tema que se requiera tomar en cuenta para la redacción de un material. En ocasiones, también incluye características de ilustración, diseño, animación o programación (si es el caso). Se utiliza en los medios de difusión impresa y sirve de apoyo en el proceso de evaluación de la calidad, para comprobar que el producto textual acabado cumpla con los estándares y no contenga errores relacionados con el idioma y demás criterios que se convengan en dicho manual’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U) Pautas básicas para un corrector de estilo En la primera entrega, di una puntada haciendo alusión a que ese “estilo” que se pule, es el que indudablemente soporta un buen escrito, una exposición y hasta aquellos escritos impregnados de demagogia que abundan en el mundo (muchos en Colombia). En este contexto se puede hablar entonces de que el corrector de estilo tiene unos deberes. Para el efecto, me permito hacer una paráfrasis de un aparte del curso: “Inducción a la corrección de estilo” del que participé recientemente, enumerando algunas de esas pautas: ‘Aunque parece obvio, no lo es tanto: un corrector de estilo debe saber con la mayor certeza posible, cuáles fuentes de consulta puede utilizar para resolver aquellas inquietudes que surjan en el proceso de revisión de los textos. […] El corrector de estilo, no por prevención frente al autor, debe “desconfiar” del texto y, al mismo tiempo, confiar en su intuición. En ese orden de ideas, no debe dar por hecho que una palabra que “le suene mal” está mal escrita o viceversa. Hay que consultar la fuente más apropiada. Aunque es la experiencia la que da ciertos atributos al corrector de estilo, hay que madurar ese “sexto sentido” para sospechar o descubrir plenamente un plagio. Para constatar, en la actualidad existen diversos buscadores de internet o softwares especializados para detectar estos “fraudes” en los textos’. […] Los autores del curso “Inducción a la corrección de estilo”, en el cual me baso en gran parte para la elaboración de este artículo, literalmente afirman: ‘La profesión (del corrector) no es fácil y se complica más porque se tiene el tiempo muy justo. Sin embargo, es una labor muy noble, pues se contribuye a que el mensaje que se desea transmitir sea comprensible para los receptores’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U) Finalmente, una corrección de estilo siempre será recomendable y una corrección ortotipográfica es indispensable e imprescindible”. Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2ttYHgC ; http://bit.ly/2sBW2Bx y http://bit.ly/2ogkKbP (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Con el título de este artículo puedo parecer extremadamente ortodoxo; una persona aficionada a las murallas, incluso, adepto a Donald Trump con su proyecto de que los mexicanos construyan un muro que los “aísle” del territorio incólume de los Estados Unidos. Con el título de este artículo puedo parecer extremadamente ortodoxo; una persona aficionada a las murallas, incluso, adepto a Donald Trump con su proyecto de que los mexicanos construyan un muro que los “aísle” del territorio incólume de los Estados Unidos. Ahora sí, desarrollo un poco más la cuestión (“- ?”: ver tabla final: Diccionario SMS) para lo que hago un bosquejo básico de la tecnología en general. Es innegable que la tecnología, y desde luego, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), se convierte en un delta mundial, de cuatro puntos cardinales, cuyo riego lleva insumos determinantes para el desarrollo y progresos de millones de poblaciones, aunque también muchas quedan rezagadas en este aspecto. En este contexto, remarco, entre muchos aspectos, el impacto de la tecnología basada en la mensajería instantánea, la que está enmarcada en herramientas conocidas como: SMS (mensajes de texto), el chat, el wasap, Microsoft Messenger, BlackBerry BBM, Skype, Google Talk, entre otras. Precisamente, a partir de lo anterior, me centro en las abreviaturas que se han impuesto en las redes sociales y en todos los idiomas, lo cual no puede convertirse en aquel coloquio de nuestra cultura que reza: “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Y es que indudablemente, esas abreviaturas que hacen parte del lenguaje “tecnológico”, se han convertido en un deformador de nuestro idioma español, lo que en definitiva ya se establece como un mal necesario, dizque en beneficio de una comunicación más ágil y fluida. Algunos defienden esas abreviaturas… Retomo un aparte del artículo: “El impacto de la tecnología en el lenguaje”, publicado en Espectador.Com , periódico digital uruguayo, el cual también cita a Carlos Jones, profesor de idioma español y miembro de la Academia Nacional de Letras y de la Real Academia Española. “Esta tendencia a abreviar palabras, cuyo principal grupo lo constituyen los jóvenes del siglo XXI a través de los mensajes de texto, no nace de la explosión de la telefonía celular ni del chat. Anteriormente hubo otros grandes inventos de la humanidad que ya utilizaban palabras abreviadas para la comunicación. Por lo menos así es como lo ve Jones: ‘El telégrafo fue un gran invento. Pero yo me acuerdo que a mí, en la escuela, me enseñaban a escribir telegráficamente. ¿Y cómo se escribía un telegrama?, se suprimían artículos, preposiciones, se colocaban las partes de una oración de determinada manera para poder abreviar palabras. No es algo que se ha inventado ahora... Todos nosotros cuando tomábamos apuntes en clases, entre los cuales me incluyo, no escribíamos `que´, escribíamos una `q´, con una tilde si se trataba de un `qué´ enfático. No escribíamos `para´, escribíamos una `pa´ o no escribíamos `por´ sino que hacíamos el símbolo de multiplicar. Según sea la tecnología el invento de la nueva escritura será uno u otro’, enfatizó La mayor cantidad de letras en los mensajes de texto se vuelve más caro debido a que los celulares tienen un límite establecido de 160 caracteres, por lo que las personas tratan de no superar ese espacio para ahorrar un mensaje. Todo esto lleva a abreviar palabras, sumado al poco conocimiento del idioma español que tienen los jóvenes. Este es un tema que preocupa mucho a los docentes”. (el resaltado es mío). Otros no están de acuerdo… Copipego del mismo texto de Espectador.Com, otra opinión al respecto de esas abreviaturas nacidas de la tecnología misma: “En tanto, los profesores de secundaria coinciden en que la tendencia de los alumnos es escribir cada vez menos y utilizar palabras raras o fuera de lenguaje académico mínimo exigido por los docentes. Es por eso que en muchos de los casos los alumnos trasladan su forma de expresión virtual a una hoja de escrito. Ana María La Luz es profesora de Sociología y Derecho […], la consultamos sobre este tema: ‘Eliminan las vocales. Si van a poner `que´ ponen simplemente `q´. Pero el tema puntual es que hasta la propia palabra mensaje en un escrito de sociología sobre el tema de la cultura, hablando sobre mensajes culturales, un alumno me escribió algo así como `SMS cultural´. A la hora de corregir me costó identificar qué es lo que me quería decir, pero ya directamente ni la palabra mensaje escriben y ese tipo de lenguaje no sólo lo utilizan en el celular, lo utilizan en todo […] En este ejemplo que les mencionaba anteriormente, me pasó que en la corrección el alumno me pregunta que era lo que yo le había subrayado, hasta que se dio cuenta y me dijo: `que horrible profesora, disculpe´. Es algo que ya lo tienen como un comportamiento automatizado. Para que un escrito esté bien desde el punto de vista académico, no sólo tiene que tener un buen contenido, sino además la forma en que se expresan, la redacción, etcétera’. (El subrayado es mío). Para finalizar entonces –por ahora– esta temática de las abreviaturas que deforman el español y para mí, un mal necesario propiciado por la tecnología y las TIC en el lenguaje español, cortapego una parte del listado que publicó Espectador.Com. Ustedes deciden si lo asumen para descifrar códigos “tecnológicos” o los aplican para una comunicación “fluida” en las redes sociales: Diccionario SMS cuestión - ? Abecedario - abc calcetines - klztnes demasiado - d+iao Aburrido - abrrdo calimocho - klimoxo deprimido - dwn además - ad+ cállate - kyat desde - dsd adiós - a2/bye cama - kma diapositiva - diapo al menos - al - demasiado - d+iao día - da amarillo - amryo deprimido - dwn días - dd año - ñ desde - dsd dinero - $ años - aa diapositiva - diapo dirección - dir aunque - a1q día - da cabeza - kbza ayuda - sos días - dd café - kf cabello - kbyo baja - bj dinero - $ cine - fx bastante - bstant/b stnt dirección - dir colchón - c8n beber - bbr cabeza - kbza colegio - clgio belleza - byeza café - kf compañerp - cmpa besitos - besit2 calcetines - klztnes contesta - cntsta beso - b calimocho - klimoxo cansado - knso butaca - butak cállate - kyat bueno - weno de - d decir - dcir dedos - d2 cama - kma camiseta - kmiz cumpleaños - qmple/qmplaños Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2tjExcz; http://bit.ly/2th120I y http://bit.ly/2tgZXpH (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). Y hago esta acotación introductoria para fundamentar el artículo actual: “Escribir para publicar, especialmente en la academia”, el cual considero es una pertinente continuación de ese primer texto en el que afirmé en su entradilla: “Dejo a su consideración esta reflexión en la cual enfatizo al final sobre el buen hábito de leer para intentar escribir para otros y no para nosotros mismos”. Debo incluir una apostilla adelantada: en abril de 2016, realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…”, en un evento realizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington en el auditorio de la institución. Precisamente, me permitiré retomar la estructura resumida de esa ponencia, en dos entregas, proponiendo algunas pautas que coinciden en diversos textos especializados en esta temática y que se orientan especialmente al público universitario. Generalidades sobre la diversidad del texto ¿Cómo te imaginas tu artículo? Desde el punto de vista de su estructura interna, los géneros discursivos, y en particular los géneros académicos y científicos, se caracterizan por el predominio de un tipo de secuencia: Narrativo: presenta una historia, expone un suceso o una serie de sucesos. La trama narrativa se caracteriza por presentar hechos organizados temporalmente o basados en una relación de causa-efecto. Importa también el contexto en que suceden los hechos y los personajes que hacen parte de ellos. Descriptivo: presenta objetos, personas, lugares, sentimientos, utilizando detalles concretos; pone en evidencia la percepción que tiene el autor a través de sus sentidos. La trama descriptiva presenta especificaciones y caracterizaciones de objetos, personas o procesos a través de sus rasgos distintivos. Se acumulan datos e impresiones, lo que permite aprehender el objeto descrito como un todo. Expositivo: presenta y explica ideas, sujetos y argumentos; aclara fines y muestra la organización; explora y presenta información; se basa en hechos y objetivos; informa, describe y explica, y busca claridad. Por ejemplo: informes, exámenes, cartas, ensayos, manuales, literatura científica, noticias, entrevistas, etcétera. Argumentativo o persuasivo: presenta hechos, problemas, razonamientos de acuerdo con una opinión, que normalmente es la del autor. Se organiza una demostración a partir de un tema, proposición o hipótesis. Se explican y confrontan ideas, se acumulan pruebas, se ejemplifica y se llega a determinadas conclusiones que pueden ser explícitas o no. Tiene como objetivo influir y modificar opiniones. Pone énfasis en el intelecto o las emociones. Por ejemplo: ensayos, artículos de opinión, ensayos, cartas, editoriales, literatura científica, etcétera. En general, es válido anotar que en los géneros académicos hay un notable predominio de la secuencia expositivo-explicativa y de la argumentativa. Los textos académicos Los más comunes en este ámbito, son: el informe de lectura, el resumen, la relatoría, el protocolo, el ensayo y el artículo científico. Informe de lectura: composición que tiene como propósito fundamental suministrar una determinada información sobre otro texto (escrito, auditivo, visual o audiovisual) y desplegar, de forma expositiva, un análisis y una síntesis alrededor de él. Importante: el informe de lectura debe aprovecharse para ampliar el vocabulario; aportar ideas que enriquezcan el bagaje conceptual y hacer comparaciones y deducciones al establecer relación con conocimientos previos. El resumen: síntesis de un texto constituido por ideas principales, el cual debe caracterizarse por la coherencia con la estructura del texto original y el paralelismo en la exposición. Importante: Lo mejor es no subrayar apartes en la primera lectura porque todo puede parecer importante o esencial. Es conveniente organizar las ideas de izquierda a derecha. Esta sugerencia obedece a que en nuestra lengua (cultura) empezamos a escribir por la izquierda. En breve, las ideas principales deben ubicarse a la izquierda, mientras que las secundarias o de apoyo, a la derecha. En general, el resumen también debe ser revisado para realizar los ajustes de ortografía, sintaxis y puntuación necesarios para que el texto sea claro y coherente. Las relatorías: ejercicios de reflexión individual sobre las lecturas previas a un encuentro académico. Las relatorías son reflexiones u opiniones que son producto de la lectura que cada quien haya hecho. No debe confundirse con un resumen. Su propósito fundamental es formular en forma clara y explícita los problemas e interrogantes planteados por el texto. El ensayo: puede definirse como la libre expresión de ideas argumentadas. Reflexiona sobre un tema, pero no lo agota. Su extensión es variada. Importante: cuando el ensayo oscila entre las dos y las tres páginas, sobran los subtítulos. Cuando tiene un número de páginas mayor puede recurrirse a varios sistemas: uno, subtitulando; otro, separando las partes significativas del ensayo con numerales. Además, es preciso que cada uno de los apartes del ensayo estén interrelacionados o con una ilación bien construida. “Los ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales, que toda doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una fisura. Y el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que “hurgar” o remover en esas grietas de las estructuras. Digamos que el ensayo -puro ejercicio del pensar- es el espejo del propio pensamiento”. (Vásquez Rodríguez, Fernando. El ensayo: diez pistas para su composición. Ver: http://bit.ly/2uLBbeW) El artículo científico: es un aporte a la comunidad científica. Cada área del saber utiliza métodos y formatos propios. En general, el artículo científico es un producto de investigación. Por ello, tiene una estructura base para su presentación. Estructura: Resumen: entre 200 y 400 palabras que describen el contexto en donde se ubica el problema y el resultado general de la investigación. Palabras clave: entre cuatro y ocho palabras (o frases) que indiquen de qué trata el texto. Es muy importante la selección de estas palabras, pues ellas servirán de base para la búsqueda de los textos, sobre todo, en internet. Introducción: es un texto en el cual se describen brevemente los principios o teorías que sustentan el trabajo, el problema de investigación que se trata de resolver en el trabajo propuesto, los referentes teóricos en los que se apoya y los objetivos propuestos. Cuerpo del trabajo: es el estudio en sí, normalmente estructurado en varias partes o capítulos con sus respectivos subtítulos. Para los títulos se recomienda mayúscula fija y para los subtítulos solo mayúscula inicial. Continuará… Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2sNGedr, http://bit.ly/2sNzyfq y http://bit.ly/2tu8nbF (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Nota: la lista bibliográfica de apoyo la detallaré en la última entrega de esta serie. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En cada país o región, las poblaciones tienen sus creencias y sus costumbres muy particulares de comportamiento en sociedad, hábitos que conocemos como cultura. En cada país o región, las poblaciones tienen sus creencias y sus costumbres muy particulares de comportamiento en sociedad, hábitos que conocemos como cultura. Muchas de ellas han germinado, cultivado y desaparecido con el paso de los años, mientras que otras han permanecido o evolucionado. Estas culturas han determinado las maneras de pensar y de actuar de las personas que las han conformado. Las culturas en las que se han sembrado las semillas del desarrollo de oriente a occidente, de norte a sur, en todas las etapas de la raza humana, han tenido manifestaciones, tanto positivas como negativas, y las cuales han dejado importantes legados para cada nueva generación que los heredan. Precisamente, es necesario destacar a culturas como la egipcia con sus construcciones milenarias; la griega con su pensamiento y su saber; la romana con su militarismo; y a las animistas. forjadoras de potentes dioses que todavía son mencionados. Así, por ejemplo, la historia da cuenta de que los griegos fueron los primeros que utilizaron la razón, abriendo a paso a diversos saberes teóricos y aplicados, tales como la arquitectura, la literatura, el teatro, la ingeniería y la medicina; la técnica y la tecnología, y a la concepción del Estado como hoy lo conocemos. De hecho, Sócrates, Platón y Aristóteles son nombres que todavía están vigentes por sus doctrinas e ideologías. En definitiva, la civilización griega del comienzo aportó elementos fundamentales que hoy nos permiten concebir y asumir el mundo moderno. Por otra parte, la Roma de hace siglos, también dejó un valioso legado cultural, el cual se extendió por vastos territorios sobre los que marcó profundas huellas. Entre sus más destacados aportes están el derecho romano, importantes elementos para la religión cristiana, el arte de la oratoria, el latín –idioma base de la mayoría de las lenguas romances–. Es válido anotar que entre los precursores de la cultura occidental, plasmados en textos literarios, históricos y de investigación, todavía figuran escritores, filósofos, historiadores y médicos de origen romano y de alto reconocimiento. De sus inventos más relevantes pueden mencionarse: los acueductos, el cemento y las técnicas quirúrgicas en la medicina. En cuanto a los egipcios, los historiadores hablan de sus grandes aportes a la humanidad, que han sido esenciales para el desarrollo de la sociedad. A ellos se les atribuye el incentivar los movimientos populares, la creación de técnicas para el planteamiento y solución de problemas, el método algebraico, el sistema decimal y las fórmulas matemáticas complejas, así como los jeroglíficos, estos últimos considerados la escritura más antigua del mundo. En breve, los orígenes del método científico, de la fabricación del vidrio y de la navegación a vela, así como el descubrimiento del calendario de 365 días, también tienen sus inicios en la civilización egipcia. El lado oscuro de las culturas De la misma manera como estas culturas, en términos generales, fueron artífices de obras constructivas para que el ser humano ampliara su conocimiento y su conciencia, también protagonizaron manifestaciones negativas para los seres humanos de su época (esta información puede ampliarse en libros históricos y en el espacio cibernético). Ahora bien, sin desconocer los grandes logros como los ya mencionados, hay que reconocer que, a lo largo de la historia, diferentes civilizaciones se centraron en diversas formas de agradar a sus dioses para obtener beneficios y para lo cual entregaban algo a cambio, siendo el sacrificio humano una práctica común en muchas de esas culturas en diferentes rincones del mundo. Los estudiosos de la materia han publicado cientos de estudios que hablan sobre los sacrificios en las diferentes culturas. Solo por hacer un breve recuento, en el antiguo Egipto, algunas personas decidían morir voluntariamente para hacer honor a sus dioses o a su rey; por su parte, la cultura china ancestral estuvo marcada por la dinastía Shang, en la cual, hombres jóvenes eran sacrificados y enterrados sin ninguna de sus pertenencias, también se sacrificaban niños y bebés de manera violenta. Igualmente, el pueblo Celta también fue conocido por sus rituales de sacrificios: enterraban una espada en la espalda del hombre y luego observaban sus movimientos hasta que moría; y todo ello en nombre de su religión Sin embargo, los rituales cruentos más conocidos fueron los llevados a cabo en la América precolombina, por parte de las culturas de los Aztecas, los Incas y los Mayas, tribus indígenas que realizaron grandes y devastadores sacrificios humanos, tanto de voluntarios como de aquellos que denominaban como enemigos o prisioneros, tanto niños y adultos. Sus prácticas son reseñadas por antropólogos e historiadores como desgarradoras y violentas. En síntesis, hay que aceptar esas grandes obras constructivas de esos diferentes grupos humanos milenarios. Cultura y conciencia: no importa la cultura a la que se pertenezca porque ningún ser humano decide dónde nacer, pero el ser humano sí es responsable de asumir sus actos, más allá del ambiente en el cual ha sido preparado para la vida y debe tomar conciencia de las implicaciones de su manera de obrar. Cada quien debe hacer su propio juicio del medio en el que vive y actuar para fortalecer lo que sea pertinente, retomando lo que es positivo de otras culturas y desechando lo que implica sacrificios. Lo cierto es que la cultura no tiene la culpa. ¿Cuánto daño se ha forjado a partir de las creencias y las ideologías? Es tiempo de liberarnos de todas estas ideas que pueden hacer daño a la integridad del ser humano. Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2uJLf90, http://bit.ly/2ube8hA y http://bit.ly/2u6izte (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado) Por: Adriana Patricia Cano Mesa Comunicadora – Uniremington acano@uniremington.edu.co
Tal cómo me comprometí, publico una segunda entrega de esta serie (por ahora), cuyo contenido fue el segundo bloque de una exposición semididáctica o instructiva, que realicé en abril de 2016 en un evento organizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…” Proceso para elaborar un artículo científico publicable Tal cómo me comprometí, publico una segunda entrega de esta serie (por ahora), cuyo contenido fue el segundo bloque de una exposición semididáctica o instructiva, que realicé en abril de 2016 en un evento organizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…” Para retomar una ilación temática, en el escrito pasado resumí diversos aspectos acerca de las generalidades sobre la diversidad del texto y los textos académicos, enfatizando en el artículo científico. En esta ocasión, reseñaré diversos elementos que hacen parte del proceso para elaborar un artículo científico publicable, aclarando que son aspectos que no configuran un “articulado normativo”, sino que se convierten en unas pautas flexibles, las cuales he compilado de diversos textos pedagógicos sobre redacción de textos y de conceptos de especialistas en esta temática. Pautas preliminares Elección y delimitación del tema: puede ser mediante un mapa conceptual o un cuadro sinóptico; se facilita la búsqueda de las fuentes. Planteamiento del contexto en el que se ubica el tema (época histórica, condiciones socioeconómicas, estado del conocimiento y de la ciencia en el momento en el cual se inscribe el tema). Éste es un elemento imprescindible para su comprensión y explicación. Recopilación de material sobre el tema: si el objeto de estudio es un intangible (teórico), probablemente las fuentes y los instrumentos sean textos; pero si el objeto es tangible muchas de las fuentes pueden no estar escritas aún: encuestas, entrevistas, trabajo de laboratorio, audiovisuales… Lectura y ordenación de los documentos: elaboración de fichas. Las fichas pueden ser: de cita textual, de resumen o de reflexiones o ideas que surjan después de la lectura. Unificación de las reflexiones surgidas de la lectura: juicios de valor: razonamientos sólidos que resulten convincentes. Esquema de redacción Quien escribe debe hacerlo con la perspectiva de su futuro o potencial lector. No se trata solo de escribir por escribir o por publicar. Lo que el investigador escribe debe tener importancia para alguien (el mismo que le dará sentido a la publicación). En este esquema hay dos elementos inseparables: La expresión: elementos propios de un escrito científico (claridad, orden, sencillez, precisión y concisión). Estructura externa y forma de presentación. Igualmente, es importante tener en cuenta las siguientes características: Acomodar las ideas a los párrafos: aunque los párrafos estén formados por varias oraciones, en conjunto, deben expresar una sola idea. Utilizar adecuadamente los marcadores textuales o conectores: permiten la ilación. Evite las repeticiones innecesarias, las cuales no contribuyen a aclarar las ideas; al contrario, las hacen más confusas y únicamente sirven para abultar el texto. Evitar las frases hechas o de cajón, como por ejemplo: “Este es mi humilde aporte…”, “Queremos contribuir con un granito de arena”… A veces expresan una falsa modestia que nada tiene que hacer en este tipo de textos. Permitir que un tercero lea su trabajo antes de cerrar el proceso, así no se sienta cómodo. Una persona ajena al texto puede observar algunas “fallas” o elementos que al autor se le pasen por alto en su propia revisión. Elementos claves para un hilo conductor de la redacción Al llegar a este parte del proceso de redacción, surge la pregunta que casi todos nos hemos hecho: ¿por dónde empiezo? A continuación, compilo algunas recomendaciones que pueden ayudar a encontrar el hilo conductor del artículo: La idea piloto: es recomendable elaborar una oración completa que sirva de guía. Es válido recordar, que para que haya oración debe haber un verbo conjugado en forma personal. Por ejemplo, si el tema fuera sobre educación y desarrollo, la idea básica de partida podría ser: “La educación es el motor del desarrollo” o “Sin una sólida educación no podrá haber desarrollo • sostenible”… A partir de la idea piloto se configuran las demás ideas que van a componer el texto, siguiendo un orden determinado. Relacionar la idea piloto con un contexto, esto es, con su experiencia personal. Por ejemplo: ¿qué sucede en usted cuando lee un aviso que dice: “Leer es cultura”? Intente describir su reacción ante este mensaje: qué conducta asume usted; qué sensación le produce: rechazo, acatamiento, se une a la campaña, por qué lo hace, etcétera. Nota: la lista bibliográfica de apoyo la detallaré en la última entrega de esta serie.Continuará… Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2tmfNg8, http://bit.ly/2uINdsD, http://bit.ly/2uQ11mi y http://bit.ly/1LKrjE0 (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En esta tercera ý ultima entrega de esta serie temática, reseño unas pautas adicionales que creo pueden ser útiles para ese esquema general que todos debemos tener en cuenta al momento de escribir con el propósito de publicar un escrito específico. En esta tercera y ultima entrega de esta serie temática, reseño unas pautas adicionales que creo pueden ser útiles para ese esquema general que todos debemos tener en cuenta al momento de escribir con el propósito de publicar un escrito específico. En relación con el ítem de la segunda entrega: “Proceso para elaborar un artículo científico publicable”, agrego otros consejos básicos: Revise textos clásicos o buena literatura relacionada con el tema que usted está tratando y observe cómo inician esos escritos. Le pueden servir de modelos. Decida qué orden dará al texto, apoyándose en la tabla de contenido o esquema elaborado antes de la consulta bibliográfica. Es muy importante que el autor piense en el lector o público al que va dirigido su texto y le presente, en consecuencia, un escrito claro, coherente y que se constituya en una experiencia de aprendizaje. Para escritos en español, evite precisamente el uso de palabras que no estén españolizadas o que no tengan una circulación amplia entre el público al que va dirigido texto. Abstenerse de utilizar palabras mal configuradas o con fallas en su construcción gramatical. Por ejemplo: investigamiento, relacionamiento, discursividad, lecturabilidad, escriturabilidad, problémico, referencialidad, adultización, juvenilización, representacional, pedagogizar, internalizar, agendación, redimensionamiento, gerenciamiento, entre otras. Evite usar, en lo posible, lo que se denomina como: “frases hechas” o “frases de cajón”, las cuales, al final, poco o nada aportan al texto. Por ejemplo: “oposición en clave de resistencia”; “la lógica de la economía del consumo”; “la cultura de la violencia”; “la lógica racional de las necesidades” o “la lógica individual de las apariencias”; “reproducción en clave de caricatura”; “realzar la relevancia”; “estudios a nivel de deserción escolar”; entre otras. La importancia del método de escritura Muchos autores enfatizan en la importancia de un método de escritura, ya que este permite la elaboración del manuscrito mediante un proceso ordenado, coherente y lógico, reduciendo los esfuerzos de revisión y reescritura. Eso sí, es casi que imposible obtener la versión final en el primer borrador. Usualmente, los evaluadores interpretan “una presentación pobre del manuscrito” como una falta de interés o de rigor, de tal forma que se aumentan las probabilidades de que rechacen el texto. En este contexto, un proceso coherente podría resumirse en los siguientes tres pasos básicos: Preparar las tablas-figuras del manuscrito y los párrafos en que se discute sobre su contenido. Escribir las secciones del escrito, aplazando para el final los apartes de la introducción, las conclusiones y el resumen. Realizar la revisión final de estilo. El estilo El estilo tiene que ver en la forma como el autor escribe; si bien este es un aspecto subjetivo, existen unos principios básicos, y de alguna forma universales, que muchos autores reiteran en sus tratados sobre esta temática. Algunos parámetros, son: Oraciones precisas, concretas, informativas y simples, evitando las “verdades generales” o las frases que no aportan hechos concretos. Se debe facilitar la lectura usando frases y párrafos cortos. No se deben presentar explicaciones largas sobre principios bien conocidos o teorías que son propias del cuerpo de conocimientos especí-ficos de los potenciales lectores. Un principio de gran importancia: hay que separar los resultados de su interpretación (es una técnica que facilita la lectura). Hay que tener en cuenta que la escritura deficiente es una causa de rechazo por parte del editor, incluso antes de que los pares hayan revisado el manuscrito. Recomendaciones para la revisión del texto No se detenga en perfeccionar la escritura; lo primero es lo primero: escriba; luego, dé una mirada global al texto para empezar a hacer los ajustes que requiera. Lea como escritor y pregúntese: ¿se entiende este escrito?, ¿qué hay que mejorar?, ¿el escrito dice exactamente lo que está en mi mente? Lea como lector: incorpórese en la mente de su posible lector: ¿entiende lo que dice el texto?, ¿está de acuerdo?, ¿qué opinión le merece? Hable con un lector real: pídale a un colega que le dé su concepto sobre el texto. Recíbalo como un aporte para mejorar. Imagine un diálogo con el lector: ¿qué preguntas podría hacerle sobre su texto?, ¿cómo le respondería usted? Adopte una actitud crítica: relea el texto como si fuera un crítico implacable. Busque todo lo que los lectores puedan cuestionar. “No dore la píldora”; sea crudo en su crítica. Lea el texto en voz alta: el oído es un excelente medio para detectar cacofonías, falencias… ¿Le gusta cómo suena su escrito? Compare planes: retome la versión original, su tabla de contenido y compare con el texto ya terminado. ¿Ha olvidado algo?, ¿le sobra algo?, ¿responde a su pregunta inicial? Subraye o resalte: lea el texto y resalte lo que no le gusta. Así podrá ajustarlo hasta que quede satisfecho. No abuse de recursos como los conectores: pueden oscurecer más que aclarar su escrito. A modo de conclusión En la vida académica se pueden presentar aciertos y errores en la publicación de artículos. Un análisis intensivo de dichos aciertos y errores puede generar una mejora significativa en la aceptación de los artículos por parte de las revistas y congresos. En especial, los investigadores en formación, deben desarrollar habilidades de comunicación escrita y, particularmente, destrezas coherentes con la publicación de manuscritos científicos. Reitero: todo lo que he dejado plasmado en esta serie son aspectos que no configuran un “articulado normativo”, sino que se convierten en unas pautas flexibles, las cuales he compilado de diversos textos pedagógicos sobre redacción de textos y de conceptos de especialistas en esta temática. Bibliografía recomendada: CASSANY, Daniel. La cocina de la escritura. 6ª ed. Barcelona: Anagrama, 1998. CORREA RESTREPO, Lorenza. Actualización del lenguaje. 4ª ed. Primera reimpresión Medellín: Sello Editorial Universidad de Medellín, 2010. GRIJELMO, Álex. La gramática descomplicada. 1ª ed. en Colombia. Bogotá: Taurus, 2007. ICONTEC. Trabajos escritos: presentación y referencias bibliográficas. Sexta actualización. Bogotá: ICONTEC, 2008. INSTITUTO CERVANTES. Saber escribir. 3ª reimpresión en Colombia. SÁNCHEZ LOBATO, Jesús (Coord.). Bogotá: Aguilar, 2007. MOLINER, María. Diccionario de uso del español. 2 tomos. 3ª ed. Madrid: Gredos, 2007. PAREDES, Elia. Prontuario de lectura, lingüística, redacción, comunicación oral y nociones de literatura. 2ª ed. México: Limusa, 2008. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española. Vigésima segunda edición. Madrid: Espasa Calpe S. A., 2001. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario esencial de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe S. A., 2006. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario panhispánico de dudas. Bogotá: Santillana, 2005. SERAFINI, María Teresa. Cómo redactar un texto. Barcelona: Paidós, 1999. Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2khdAlO, http://bit.ly/2vpVT5L y http://bit.ly/2oGXSPQ (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En dos entregas, en primer lugar, esbozaré una brevísima reflexión sobre esa mixtura de extranjerismos y coloquialismos en nuestra cultura de habla hispana; y en un segundo capítulo, plasmaré unos ejemplos concretos de términos y frases que enmarcan dicho fenómeno. En dos entregas, en primer lugar, esbozaré una brevísima reflexión sobre esa mixtura de extranjerismos y coloquialismos en nuestra cultura de habla hispana; y en un segundo capítulo, plasmaré unos ejemplos concretos de términos y frases que enmarcan dicho fenómeno. Ahora bien, en el titular, nombro solo a Colombia como “sede” de esa cultura de dicha mezcla –indiscriminada, en mi opinión– de extranjerismos (especialmente, anglicismos) y expresiones coloquiales, sobre todo porque es el país del cual soy nativo y en donde cohabito; sin embargo, es necesario reconocer que esta práctica también es rutinaria en otras regiones latinoamericanas, como por ejemplo, México, en donde la “excusa” es ser vecino fronterizo de los Estados Unidos y la gran cantidad de mexicanos que allí migran –y emigran– y que van y regresan al país “manito”. También puedo nombrar, sin entrar en detalles de antecedentes, a Panamá, Argentina, Costa Rica, Nicaragua, e incluso, Puerto Rico. En estos países, cuyos primeros idiomas oficiales es el español, la cultura del lenguaje –bien o mal–se caracteriza por la mixtura a la que me refiero en este artículo. Los extranjerismos innecesarios Debo hacer una clasificación que básicamente utilizan los defensores del idioma español en relación con los extranjerismos. Para el efecto, retomo unas definiciones textuales de la licenciada Natalia Álvarez, publicadas en: “Revistadigital” (Inesem – Business School (http://bit.ly/2uvDuY1 / Url con técnica de acortamiento aplicado): “En ocasiones da lugar a un calco, estas implican la idea de traducción del término como en baloncesto de basketball en inglés o falso amigo del francés faux amis. Otras veces la traducción no resulta sencilla bien porque no existe un equivalente apropiado o bien porque hay que utilizar muchas palabras para designar el significado. En esos casos es cuando se opta por adoptar la palabra como tal, como la palabra “chat” que ya se ha integrado totalmente en el léxico español y esto da lugar a los préstamos y los extranjerismos. Los préstamos son las palabras incorporadas que sufren modificaciones fonéticas o gráficas para adaptarse a las normas de la lengua de destino, por ejemplo: fútbol de football en inglés o corsé del francés corset. Los extranjerismos, son aquellas que se importan sin modificaciones y las que causan más controversia ya que si bien a veces son necesarios, otras veces se utilizan por razones de distinción o por ignorancia del equivalente en español. (El resaltado en negrilla, es mío.) […] En el otro extremo se sitúan aquellos extranjerismos cuyo uso es totalmente innecesario: pagar en cash (efectivo), montar un show (espectáculo), hacer un tour (gira), contar followers (seguidores), estar encantado de ser single (soltero) y muchos más. Tanto su uso como el número de términos extranjeros que utilizamos, casi todos procedentes del inglés, aumenta a gran velocidad en todos los ámbitos, la prensa, el deporte, el trabajo, la moda, la tecnología, etc. Esto se debe a múltiples factores: por un lado, la gran exposición que sufrimos al inglés y, por otro, la rapidez en los medios de comunicación que facilita el contacto y el trasvase entre unas y otras lenguas”. (El resaltado en negrilla, es mío.) En lo particular, los extranjerismos innecesarios son los que, desde mi punto de vista, “afectan” más la cultura comunicativa en los países de habla hispana. En este contexto, también hay que aceptar que la mixtura tiene otra razón de ser: la “generación Y”, denominados como “milenial” (30 años de edad o menos) son los que más usan extranjerismos, en especial, porque sus fuentes de búsqueda y comunicación son el internet y las redes sociales, en donde abundan los extranjerismos, las “abreviaturas del lenguaje” y la comunicación por símbolos. El abuso de los coloquialismos regionales En el marco de la dinámica de nuestro idioma, la Real Academia Española de la lengua, ha tenido que ser flexible y abierta a aquellas expresiones que se afincan en los países de habla hispana, bien sea como términos que se desprenden de otras palabras antiguas del castellano o porque son tradicionales en una región y acogen un significado que enriquecen las alternativas de nuestro idioma. En este contexto, por ejemplo, existe un diccionario especializado de colombianismos y americanismos. Y de hecho, en el diccionario oficial de la RAE (el DRAE), al buscar el significado de ciertas palabras, hay una orientación frente al uso o equivalencia en algunos países determinados. Sin embargo, como se dice en la filosofía popular: “todos los extremos son malos”. No es recomendable abusar de los coloquialismos en ciertos textos o medios que ameritan un lenguaje universal, debido a la diversidad de públicos que los pueden leer o escuchar; y sobre todo, cuando, afortunadamente, ya no hay fronteras “invisibles” en el ciberespacio. Desde el punto de vista de las generaciones, se puede generalizar, que los coloquialismos provienen o son muy utilizados por adultos mayores o “Baby Boomers”, como los nombran en el idioma inglés (nacidos en el segundo y tercer cuarto del siglo XX), e incluso, por la “generación X” (entre 30 y 54 años de edad), la cual le sigue, cronológicamente. En mi opinión, hay ocasiones que no debemos arriesgar la claridad del mensaje por ser exageradamente populistas, y particularmente, en medios de comunicación que ya no son de carácter parroquial, siendo claro en que esto lo expreso sin menosprecio por los medios alternativos y locales que son de gran apoyo para muchas regiones apartadas de nuestro país. Continuará… Por:Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2vWiPwD, http://bit.ly/2vq5gUv y http://bit.ly/2vtLXZ1 (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los url tienen técnica de acortamiento aplicado). César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En la pasada entrega, me comprometí a que en este segundo y último capítulo de la serie “La cultura del lenguaje en Colombia, una mixtura de extranjerismos y coloquialismos”, compartiría con ustedes varios ejemplos concretos de términos y frases que enmarcan el “fenómeno” del uso, en unas veces abusivo, y en otras de forma incorrecta, de anglicismos y coloquialismos que “bombardean” a Antioquia y Colombia, y claro está, a otros países sura y centroamericanos, especialmente. En la pasada entrega, me comprometí a que en este segundo y último capítulo de la serie “La cultura del lenguaje en Colombia, una mixtura de extranjerismos y coloquialismos”, compartiría con ustedes varios ejemplos concretos de términos y frases que enmarcan el “fenómeno” del uso, en unas veces abusivo, y en otras de forma incorrecta, de anglicismos y coloquialismos que “bombardean” a Antioquia y Colombia, y claro está, a otros países sura y centroamericanos, especialmente. Me permito retomar dos apartes del artículo pasado, que creo que son pertinentes recordar para introducir los ejemplos: “[…] Los extranjerismos son aquellas que se importan sin modificaciones y las que causan más controversia ya que si bien a veces son necesarios, otras veces se utilizan por razones de distinción o por ignorancia del equivalente en español”.* (El resaltado en negrilla, es mío.) Y, por otra parte, “[…] como se dice en la filosofía popular: ‘todos los extremos son malos’. No es recomendable abusar de los coloquialismos en ciertos textos o medios que ameritan un lenguaje universal, debido a la diversidad de públicos que los pueden leer o escuchar; y, sobre todo, cuando, afortunadamente, ya no hay fronteras “invisibles” en el ciberespacio”. Listado “top” Comparto un “top” –he ahí el término que encabeza el listado- de esa mixtura de extranjerismos y coloquialismos que se han vuelto comunes para nuestros oídos, e incluso, en textos, principalmente publicitarios y electrónicos de las redes sociales. Extranjerismos: Top: adjetivo que en inglés se refiere a algo –o alguien– que está ubicado en la parte más alta o en el extremo superior de cualquier cosa. Ya es normal –lo que no quiere decir, aceptable–, oír o leer titulares en nuestro medio, como: “Top 10 de los países más felices del mundo”. Alternativas (así sean más extensas en español): “de primer nivel, sobresaliente, entre los mejores, de primera línea”… Community manager: la Fundación del Español Urgente (Fundéu), recomienda que “se opte por términos españoles como gestor o responsable de comunidades virtuales, digitales, en línea o de internet”. Vale aclarar que no faltan los charlatanes e irreverentes que lo denominan como: “‘chateador’ remunerado”. Outsourcing: se define como asesoría externa. En los países hispanos, en un limpio español, se puede denominar como: externalización y tercerización. Speaker: aclara la Fundéu que “En muchos casos, la voz inglesa speaker es un anglicismo innecesario que es preferible sustituir por equivalentes españoles como: portavoz o vocero; ponente o conferenciante; orador, interlocutor, presentador, animador o locutor, según el contexto. conferencista. Outlet: algunos de sus significados en español, son: salida, desembocadura y desagüe. En general, en nuestro medio, se define como “tienda de productos descatalogados y rebajados”; mejor dicho, y adelantándome a una expresión coloquial del listado respectivo, es un almacén donde se “desenhuesan” de mercancía de mala calidad y con poca posibilidad de venderse. Ranking: o “ranquin” como la hemos adaptado. Mejor: lista, tabla clasificatoria, clasificación o escalafón (acorde con las circunstancias). Online: u on-line. Mejor: en línea. Crossover: su significado para el español es “fusión”. Para colmo, ha sido mal adaptado por los establecimientos de esparcimiento y discotecas que se promocionan con “música crossover”, ya que esto último realmente es “combinar elementos de rítmicas y expresiones que por costumbre no suelen ir juntas en una misma composición” y no forzar la audición, por ejemplo, de la mezcla de baladas con el punk, seguido de un porro sabanero. Shopping y mall: centro comercial o centro de compras (en nuestro medio es más utilizado por que se cree que da caché). Monitorear: es mejor utilizar monitorizar, supervisar o vigilar (el anglicismo que sirvió de raíz es monitor que significa pantalla de control) Coloquialismos: Retomo varias expresiones coloquiales que se utilizan mucho en nuestro medio y otros países de Latinoamérica, los cuales se registran en el diccionario oficial de la Real Academia Española de la lengua (DRAE) y en el diccionario de Americanismos, proveniente de la RAE. Y reitero que ello no avala el abuso de esos regionalismos: Desenhuesarse: se utiliza sobre todo en Colombia con el significado de “Deshacerse de mercancía de mala calidad y sin posibilidad de venta”, como se hace en los outlet de los cuales ya hice referencia. Alebrestado(da): alborotado (que obra sin reflexión); que muestra ensoberbecimiento; que se enamora con frecuencia; enfadado, enojado. Bacán(a): en lenguaje juvenil, muy bueno, estupendo, excelente; dicho de una persona o de un espectáculo (taquillero). Buseta: (de bus); autobús pequeño. Carcacha: Máquina, aparato o vehículo inútil y desvencijado. Chanchullo: (de chancha); Manejo ilícito para conseguir un fin, y especialmente para lucrarse. En Colombia, es muy conocido –y usado–. Desinflar: desanimar, desilusionar rápidamente. Embarrar: causar daño, fastidiar; cometer un delito; equivocar; estropear (echar a perder). Encanar: (de cana); en el lenguaje del hampa, meter a alguien en la cana, de la que salvan muchos corruptos y chanchulleros en Colombia. Filo: hambre (ganas y necesidad de comer). Por ahora, un fraternal good bye, esperando que “todo bien, todo bien”, como diría El Pibe. César Augusto Muñoz RestrepoPor: Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co Bibliografía web (mejor que “webgrafía” o “cibergrafía”): http://bit.ly/1XijHBk, http://bit.ly/2va62q8, http://bit.ly/2wBObIX, http://bit.ly/2vsMpov, http://bit.ly/2wrnqqf y http://bit.ly/2xfHYzN (Los Url tienen técnica de acortamiento aplicado) Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2g8Kkw6, http://bit.ly/2iuO9fY y http://bit.ly/2xfNBOd (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los url tienen técnica de acortamiento aplicado).
En 2015, en la primera edición de En-Torno, periódico universitario institucional de Uniremington, tuve el honor de continuar teniendo un espacio para compartir con ustedes la actualidad y el análisis de diversos aspectos relacionados con nuestra lengua española. En 2015, en la primera edición de En-Torno, periódico universitario institucional de Uniremington, tuve el honor de continuar teniendo un espacio para compartir con ustedes la actualidad y el análisis de diversos aspectos relacionados con nuestra lengua española. Precisamente, en noviembre de ese año, consideré pertinente tratar el tema relacionado con los manuales de estilo de las organizaciones que son de gran trascendencia a la hora de planear escritos de toda índole, e incluso, proyectos y módulos educativos. Hoy me permito aprovechar la tribuna de “Edublog”, en la intranet de Uniremington para recalcar acerca de este asunto (no se trata de “repetir” algo sin sentido), que en muchas ocasiones también es polémico en muchas instituciones. De hecho, quiero anotar que el título de esta columna –y el contenido, por supuesto–, si bien tiene una orientación general desde las perspectivas educacional y formativa, es intencional y enfocado a los canales editoriales de promoción y difusión de Uniremington, porque estos, a la par de las exigencias del medio y el mercado, demandan un manual de estilo, el cual, como algunos lo piensan –equivocadamente– no es exclusivo para los medios masivos de comunicación escritos. En consecuencia, una entidad que se precie de una coherencia entre su misión, filosofía, políticas, valores y objetivos, debe tener presente que es importante que todo ello se vea reflejado y unificado en un manual de estilo. Y, ¡cuidado!, por favor no confundir con el manual de etiqueta y protocolo empresarial –necesario también, claro está–. Guía asesora… En este orden de ideas, parto de la siguiente premisa: un manual de estilo institucional (enfocado hacia lo editorial, especialmente), no debe tomarse como una normativa “policiva” y restrictiva; al contrario, es una guía asesora para los escritos que procedan de la institución, incluyendo los que se publican en las redes sociales, los mensajes publicitarios y el uso de los elementos visuales que identifican a la entidad. Tengamos en cuenta también que somos parte de un entorno globalizado al cual debemos adaptarnos para una eficaz comunicación e interacción individual e interinstitucional. Para sustentar lo anterior, me permito retomar algunos conceptos que se expusieron en el “Décimos Seminario Internacional de Lengua y Periodismo - Manuales de estilo en la era de la marca personal”, que se realizó en octubre de 2015 en España, y cuya lección inaugural estuvo a cargo del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. Él, entre varias afirmaciones, hizo las siguientes: […] “Aunque soy todo menos un experto, me temo que debo anotar algo sobre el tema de este encuentro, los «Manuales de estilo periodísticos». Estos no son inútiles; nuestra lengua está llena de insidias, trampas, zancadillas, y al redactar uno siempre duda si poner las comillas antes o después del punto, o si escribir con mayúsculas o minúsculas el «a.m. y el «p.m. de ante y post meridiano, o si el plural de colibrí es colibrís o colibríes. Conviene que en un mismo periódico, en un portal de noticias o en un blog, este criterio no cambie en cada página, y que en la primera no escribamos Irak con k y en la quinta Iraq con q. A la hora de hablar o de escribir, todos tenemos simpatías, antipatías y prejuicios lingüísticos. Estos son tan caprichosos como los antojos en las embarazadas: raros e inmotivados. Pero debemos ser tolerantes y curiosos con las manías ajenas, y ponernos de acuerdo, para que sea más fácil leernos y comprendernos entre los distintos y distantes usuarios de este mismo idioma. La unidad no es un asunto de imperio, sino de claridad y de comodidad de lectura…” (El resaltado es mío) […] No sé si ustedes estarán de acuerdo, pero a mí me parece un poco antipático controlar cómo se peina, cómo se viste, cómo come, cómo habla y cómo escribe la gente. Sin embargo, uno no puede ni vestirse ni comer ni hablar como le dé la gana siempre y en todo lugar. Solo lo puede hacer hablando solo, estando solo, comiendo solo. Y como no vivimos solos casi nunca, y como escribimos para otros, existen estos manuales que, sin embargo, creo que no deberían ser de etiqueta gramatical, sino más bien de higiene lingüística, es decir, de claridad, porque la lengua es un medio de diálogo y de comprensión”. (El resaltado es mío) (Ver bibliografía) De otro lado, traigo a colación un concepto del reconocido filólogo español, Alberto Gómez Font, quien en una conferencia que ofreció en Lima (Perú), en febrero de 2015, afirmó: “El manual de estilo de una empresa busca la excelencia en el uso de la lengua y en algunos casos es elaborado para obtener «prestigio social»”. En esa ocasión, Gómez Font destacó además que: “Es positivo que cualquier empresa tome la decisión de tener cierto interés en que sus documentos estén bien escritos”. (Ver bibliografía) En general, en esta primera entrega de “Hacia un manual de estilo cohesionador”, artículo que gira en torno a los manuales de estilo, me motiva primordialmente hacer precisión sobre la necesidad de estos en cualquier empresa. Es importante siempre tener en cuenta que estos son una guía estilística integral que cohesionan editorialmente la misión, visión y proyectos de una organización académica, pensados y aplicados conforme a los retos actuales del entorno educativo nacional e internacional. En una segunda entrega me permitiré ampliar este tema, centrado más en los elementos de los manuales de estilo y en las conclusiones del “Décimo Seminario Internacional de Lengua y Periodismo - Manuales de estilo en la era de la marca personal”, realizado en España. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co Bibliografía web (mejor que “webgrafía” o “cibergrafía”): http://bit.ly/1LbhfWh y http://bit.ly/2vATQLn (Los Url tienen técnica de acortamiento aplicado) Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2vG5RhW, http://bit.ly/2xK07VK y http://bit.ly/2xukC9w (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los Url tienen técnica de acortamiento aplicado).
En la primera entrega de esta temática en Edublog, en la intranet de Uniremington, me referí a que “un manual de estilo institucional (enfocado hacia lo editorial, especialmente), no debe tomarse como una normativa “policiva” y restrictiva”. En la primera entrega de esta temática en Edublog, en la intranet de Uniremington, me referí a que “un manual de estilo institucional (enfocado hacia lo editorial, especialmente), no debe tomarse como una normativa “policiva” y restrictiva”. Igualmente, retomé de forma argumentativa algunos conceptos que se expusieron en el “Décimo Seminario Internacional de Lengua y Periodismo - Manuales de estilo en la era de la marca personal”, realizado en España en 2015, y cuya lección inaugural estuvo a cargo del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, de quien cité algunas opiniones al respecto. Para volver al hilo del asunto, en la pasada edición precisé sobre la necesidad de los manuales de estilo editoriales en cualquier organización (comercial, gubernamental, académica, etcétera). En esta oportunidad amplío estos aspectos, centrado más en los elementos de dichos manuales y en las conclusiones del seminario internacional al que ya hice alusión. Reitero: los manuales de estilo en cualquier organización son de gran trascendencia a la hora de planear escritos de toda índole, e incluso, proyectos y módulos educativos. “Norma y estilo no se oponen, se complementan” Navegando en internet y explorando sobre la importancia y referentes de los manuales de estilo, me encontré con múltiples opiniones y reflexiones sobre su elaboración y aplicación-. En este sentido, apelo entonces a mi subjetividad –de buena fe, claro está– transmitiendo algunos conceptos de la comunicadora social y teóloga española, Esther Azón Fernández (productora y guionista de radio y TV; responsable de comunidades virtuales o community manager; redactora de noticias y presentadora de noticieros). Ella me ayuda a responder una pregunta que es muy común en nuestro medio, especialmente en el ámbito académico: ¿Qué son y para qué sirven los manuales de estilo? “Los manuales de estilo otorgan identidad, y constituyen un conjunto de normas para la escritura y el diseño de documentos, que proporcionan uniformidad en el formato. Hay tantos, y son tan variados, como el propio propósito de los mismos. Pero su utilidad es innegable para la unificación de estilos, la redacción, y la presentación de cualquier documento o publicación. Un manual de estilo no se crea para enseñar a escribir o cómo aplicar una determinada regla ortográfica, sino para reglamentar preferencias de uso. Aborda, de forma detallada, cuestiones relativas a la escritura y al lenguaje; a los aspectos formales de la lengua escrita, así como también a los aspectos gráficos, técnicos y funcionales en el caso de los sitios web y de las aplicaciones”. (Los resaltados son míos e intencionales). Ester Azón reflexionó además sobre algunos ámbitos muy cercanos a nosotros, como lo son el académico, el investigativo y el organizacional: […] las guías de estilo se revisan y adaptan periódicamente, y su principal función es establecer preferencias o matizar normas en ciertos contextos, tan variados como las disciplinas existentes. Por ejemplo, a los investigadores se les recomiendan unas pautas de estilo para sus artículos y libros; y a los autores, los editores les proporcionan sus propias directrices. Los departamentos de comunicación de las empresas tienen su manual de estilo editorial, y las ONG los suyos. Los diarios tienen, además de sus diversas líneas editoriales, manuales de estilo específicos sobre muchas otras cuestiones, entre las que se encuentra, por ejemplo, el diseño gráfico para la maquetación de sus páginas”. (Los resaltados son míos e intencionales). Sumado a lo anterior, quiero destacar algunos apartes de las conclusiones del “X Seminario Internacional de Lengua y Periodismo - Manuales de estilo en la era de la marca personal”, realizado en octubre de 2015 en San Millán de la Cogolla (La Rioja) - España): “[…] 1. Norma y estilo no se oponen, se complementan Sin norma no hay estilo; es necesario conocerla antes de adoptar decisiones estilísticas, antes de innovar. 2. Los libros de estilo siguen teniendo sentido Los libros de estilo de los medios siguen teniendo sentido: los ayudan a dotarse de una voz propia, marcan preferencias cuando hay varias posibilidades admisibles, iluminan las zonas grises de la norma, ayudan a interpretar las grandes obras académicas, que en ocasiones son complejas... 3. Los libros de estilo no pueden estar en un altar En demasiadas ocasiones, los libros de estilo se quedan en las estanterías y se consultan poco. Hay que lograr que sean orgánicos, que formen parte de la cultura de la redacción. 4. Los manuales de estilo pueden ser útiles para el público Los manuales de estilo más generales, dirigidos a un público amplio, más allá de los límites de las redacciones, tienen utilidad en esta época en la que cada ciudadano es un medio capaz de comunicar y busca orientación para expresarse correctamente. 5. Los libros y manuales de estilo deben adaptarse a los nuevos tiempos Los libros y manuales de estilo deben contemplar que los contenidos creados para internet responden a unas pautas de escritura y lectura adaptadas a las pantallas y en las que no solo se escribe para personas, sino también para robots, especialmente para los buscadores. 6. Eliminar y adelgazar los sistemas de edición y corrección de los medios compromete su calidad Además de libros de estilo, los medios necesitan correctores, asesores lingüísticos o editores profesionales que revisen el producto final. 7. Los correctores hacen mejores escritores y periodistas Libros de estilo y correctores-asesores lingüísticos profesionales son complementarios. Los segundos recurren a los primeros, los consultan y aplican. El autor suele ser el peor corrector de su propio texto. Se necesita un ojo entrenado (para detectar), imparcial (no implicado en el texto) y conocedor de los recursos (como los manuales de estilo). (El resaltado es mío e intencional). La relación entre corrector y redactor ha de ser de confianza. Un buen corrector hace mejores redactores. La labor de estos profesionales de la calidad del texto es accesible y asequible y, en un mundo en el que todos somos o podemos ser medios, deberá estar presente en ámbitos donde hasta ahora apenas lo ha estado: blogs, autoedición…” En síntesis, un manual de estilo aporta al fortalecimiento de una identidad institucional, la cual, en términos reales es la que marca la diferencia y la notoriedad frente a otras organizaciones. Desde luego, ello exige el seguimiento y respeto de una normatividad establecida, la que debe entenderse como una “guía asesora para los escritos que procedan de la institución, incluyendo los que se publican en las redes sociales, los mensajes publicitarios y el uso de los elementos visuales que identifican a la entidad”, tal como lo planteé en la primera entrega de esta temática. En suma, debemos tener en cuenta que somos parte de un entorno globalizado al cual debemos adaptarnos para una eficaz comunicación e interacción individual e interinstitucional. César Augusto Muñoz RestrepoPor: Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co Bibliografía web (mejor que “webgrafía” o “cibergrafía”): HopeMedia (http://bit.ly/2iX0zNX) y Cotranslating (http://bit.ly/2gEaYx4) / Los enlaces tienen técnica de acortamiento aplicado. Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2w0cITu, http://bit.ly/2eE9R01 y http://bit.ly/2vFswzw (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los enlaces tienen técnica de acortamiento aplicado).
Antes de adentrarme a la cuestión que referencia el título de este artículo, debo reconocer que el texto: “La cultura del lenguaje en Colombia, una mixtura de extranjerismos y coloquialismos”, que publiqué en dos entregas en la intranet de Uniremington, en este espacio de Edublog, en la categoría “Cultura”, me motivó a esbozar –para ser justo– los aportes históricos de otros idiomas y culturas al lenguaje hispano o castellano. Antes de adentrarme a la cuestión que referencia el título de este artículo, debo reconocer que el texto: “La cultura del lenguaje en Colombia, una mixtura de extranjerismos y coloquialismos”, que publiqué en dos entregas en la intranet de Uniremington, en este espacio de Edublog, en la categoría “Cultura”, me motivó a esbozar –para ser justo– los aportes históricos de otros idiomas y culturas al lenguaje hispano o castellano. Ahora bien, solo será una reseña que puede ser un “abrebocas” para quien quiera investigar más fondo esta evolución del idioma español hasta nuestra época de la denominada generación Milenio (generación Y o los Millennials). De todas maneras, hay unas estadísticas recientes que siguen evidenciando la importancia actual de nuestra lengua en el mundo. Para la muestra, comparto de forma literal dos apuntes del texto: “El español una lengua viva – Informe 2016”, editado por el Instituto Cervantes: “En 2016, más de 472 millones de personas tienen el español como lengua materna. A su vez, el grupo de usuarios potenciales de español en el mundo (cifra que aglutina al grupo de dominio nativo, al grupo de competencia limitada y al grupo de aprendices de lengua extranjera) alcanza casi 567 millones. El español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín, y también la segunda lengua en un cómputo global de hablantes (dominio nativo + competencia limitada + estudiantes de español)”. (Los resaltados son mío e intencionales). Sin embargo, más allá de esa queja de muchos de los que somos defensores de la irónica “pureza” del idioma español en relación con la invasión de los famosos extranjerismos, la mayoría de ellos innecesarios, debemos recordar, tal como se afirma en el texto digital: “Día del Idioma”, publicado por Iefaangel.Org, lo siguiente: “Hemos afirmado que el castellano nació de la evolución del latín vulgar. Por tanto, la estructura gramatical de nuestro idioma es completamente latina y la mayor parte de su vocabulario está formado por palabras de esa lengua, más o menos evolucionadas”. Algunas lenguas y culturas aportantes Lo cierto es que no todo nuestro idioma español proviene del latín vulgar. Otras lenguas, históricamente, aportaron de manera importante al léxico que hoy utilizamos, entre ellas, las siguientes: El árabe Según varias fuentes históricas, del árabe se retomaron más de cuatro mil palabras. A continuación, algunos ejemplos citados en: “Lenguas y culturas que influyeron en el léxico español” (Etimologías de Chile.Net): “Palabras que empiezan por "al-": alacrán, albóndiga, alcázar, aldea, alfil, alfombra, algarabía, algodón, alhaja, almacén, almanaque, alquería y alubia. Al- en árabe es equivalente a los artículos españoles el o la. Cuando está antes de z- se asimila. Así tenemos: azabache, azafata, azafrán, azar, azimutal, azófar, azotea, azúcar y azulejo. Términos relacionados con substancias y la química: albayalde, alcalino, alquimia, ámbar, aceite, alcohol, café, elíxir, soda, y tabaco. Algunas palabras que se refieren a la organización político-militar: adalid, alcalde, alcaide, alférez, alferza, alguacil, almirante y jeque. Palabras relacionadas con el comercio: aduana, alhóndiga, almacén, almoneda, arancel, maravedí, tara y tarifa Y estas otras palabras: ajedrez, asesino, azafata, ensaimada, jaqueca y serendipitoso”. El griego A partir del de la época del Renacimiento, según datos históricos, el español acudió al griego para formar nuevas palabras. Por ejemplo: “La formación de los días de la semana y las siguientes palabras tienen origen griego: atleta, Biblia, gélido, matemática, menopausia, morfina, política, programa, sarcófago, y tártaro”. (Etimologías de Chile.Net). Lenguas germánicas Esta influencia tuvo su origen en la invasión de la península española por parte de los pueblos germanos en el siglo V. Según datos históricos, “[…] Estas voces pertenecen casi siempre a instrumentos, costumbres y usos distintos de los existentes en el mundo romanizado. Los germanos, dejaron en la lengua española términos de legislación, como gabela y feudo, otros de carácter militar, como guerra, guardia, espuela, robar, botín, tropa, brida, yelmo, guante, dardo, estoque y de costumbres domesticas: escanciar, guisar, brasa”. (Iefangel.Org) El francés Homenaje, mensaje, fraile, monje, manjar, vinagre… El italiano Diseño, fachada, bizarro, campeón, novela, soneto, banca, charla, clientela, escopeta… Lenguas neolatinas peninsulares (el gallego-portugués) Capullo, chubasco, sarao, bandera, biombo, mermelada, caramelo… Las lenguas indígenas americanas (indoamericanas) Estas también han hecho su aporte al idioma español, siendo las de mayor difusión el quechua (lengua oficial del Perú y hablada aproximadamente por 12 millones de personas en ese país, así como en Bolivia, Ecuador, norte de Argentina y en el sur de Colombia); el guaraní (lengua nacional de Paraguay y hablada allí por, aproximadamente, tres millones de personas; igualmente en varias regiones de Argentina y en ciertos enclaves de Brasil y Bolivia); el maya (hablado aproximadamente por un millón de personas en Guatemala, sur de México, Belice y parte de Honduras); el aymara (hablado en Bolivia, en el norte de Chile y en el sur de Perú); y el náhuatl (México y El Salvador). En relación con estas lenguas indígenas, en el sitio web Iefangel.Org, se afirma: “Así como España llevó al continente su idioma, éstas (las indoamericanas) han aportado a la lengua española multitud de vocablos de sus distintas lenguas que en una primera etapa correspondían a fenómenos privativos de las regiones americanas, como los nombres de la flora y la fauna y los accidentes climáticos, como tabaco, chocolate, canoa, tiburón, huracán, patata, tomate. Posteriormente las peculiaridades americanas se han extendido a un campo mayor (…) Todos estos vocablos reciben el nombre de americanismos”. (El resaltado es mío e intencional). Finalizo con la siguiente reflexión: el idioma español, seguramente por innumerables siglos más, seguirá siendo una lengua viva, que aportará al mundo su léxico, pero también mantendrá abiertas sus puertas a expresiones de otros idiomas y culturas en procura de una mayor y mejor comunicación entre los habitantes del planeta Tierra. César Augusto Muñoz RestrepoPor: Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co Bibliografía web (mejor que “webgrafía” o “cibergrafía”): Instituto Cervantes (http://bit.ly/29jBB4K), Iefangel.Org (http://bit.ly/2eEoHna) y Etimologías de Chile (http://bit.ly/2dwtimp) / Los enlaces tienen técnica de acortamiento aplicado). Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2eB9saM, http://bit.ly/2eGmsj5, http://bit.ly/2eZjRxR, http://bit.ly/2wC9Srv y http://bit.ly/2gHWpZn (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los enlaces tienen técnica de acortamiento aplicado).
A propósito del artículo: “La tecnología para el lenguaje español: ¿un mal necesario?” el cual publiqué el 29 de junio del año en curso en Edublog, hice memoria frente a algunas anotaciones y lecturas que he “digerido” en relación con las diferencias de la redacción tradicional o clásica y aquella que se plasma en internet, sobre todo en el género periodístico. A propósito del artículo: “La tecnología para el lenguaje español: ¿un mal necesario?” el cual publiqué el 29 de junio del año en curso en Edublog, hice memoria frente a algunas anotaciones y lecturas que he “digerido” en relación con las diferencias de la redacción tradicional o clásica y aquella que se plasma en internet, sobre todo en el género periodístico. También recordé algunas inducciones y lecturas en donde se recalca que para la edición y despliegue de textos en el mundo del ciberespacio (sitios web y redes sociales, en particular), hay que tener en cuenta aspectos como las “cabeceras h1 con la keyword principal de cada contenido”; o que “la descripción debe ser de 250 caracteres máximo”; que “la url del contenido debe tener la palabra clave, ojalá, al comienzo de la frase”, entre otros parámetros que aconsejan los especialistas en el ramo. Y tienen los argumentos: estas pautas son fundamentales para que los navegantes en internet se topen con la información requerida sobre los productos o servicios que ofrecen las incontables de empresas o entidades del mundo, sin importar su rango, nacionalidad, filosofía, experiencia, etcétera. Medios que no se excluyen En particular, creo que realmente no hay un “versus” entre la redacción clásica o tradicional y la evolución que hoy enmarca el ciberespacio para alojar contenidos visibles, estadísticamente populares y que mantengan unos criterios de calidad en su estilo y redacción. No se excluyen. De hecho, aunque son dos espacios diferentes, en ellos también confluyen usuarios que gustan de la lectura de medios impresos (libros, revistas, periódicos, etc.) que buscan complementar una información a través de sitios web específicos, y viceversa. En síntesis, se complementan. Precisamente –y no es paradoja–, en mi “navegación” a través de internet me encontré con una explicación, que, a mi juicio, es muy coherente y precisa; que resume las diferencias entre la redacción tradicional y la que está orientada hacia la web. Leí, por ejemplo, en el blog “Vivilia.com”, lo siguiente: “A diferencia de lo que puedas creer, la distinción fundamental entre los libros, revistas o periódicos impresos y los artículos de la web no es el soporte físico o electrónico. Lo que marca la diferencia es la forma de presentar los contenidos adaptados a un perfil específico de lector con motivaciones diferentes. […] Quien lee un libro o una revista especializada busca profundizar en un tema en particular, mientras que el usuario de Internet espera encontrar una información rápida y sencilla para aclarar sus dudas. Además, no suele pasar mucho tiempo en una misma página. Tampoco acostumbra a leer textos muy largos. Los expertos afirman que un internauta ni siquiera lee, sino que “escanea” la información fijándose solo en las palabras o frases que le llaman la atención”. Hay que dejar claro que la ética, la veracidad y la claridad en los contenidos son valores que no hacen excepciones. En este contexto de búsqueda de respuestas, también me encontré con unas diferencias que se exponen en Miamidiario.com (“Vive Miami en español”), referidos especialmente al campo periodístico: “…los lectores digitales requieren que sea el medio quien jerarquice las noticias y destaque qué es lo más importante porque no cuenta con las mismas estrategias de visualización de los medios tradicionales. En los medios impresos, el lector puede armar y determinar la importancia de las noticias debido al tamaño del titular, la tipografía y espacio que ocupa cada información. A diferencia de los medios impresos, los cuales sabemos que contendrán las informaciones más importantes del día anterior; los medios digitales se enfrentan al reto de la inmediatez que, aupado por el auge de redes sociales como Twitter en donde el periodismo ciudadano juega un papel fundamental, hacen que sus dinámicas de trabajo sean mucho más rápidas para poder ser competitivos y estar actualizados. Al lector digital le interesa conocer "el aquí y el ahora", mientras que el de impreso, sabe que obtendrá la misma información, pero con mayor profundidad. Una de las cualidades esenciales de los medios digitales es que, en una misma publicación no sólo le permite al lector conocer la información de primera mano, sino que, por su naturaleza multiplataforma, brinda otros complementos de la noticia como videos, galerías, enlaces relacionados […] Uno de los retos del periodista digital es el lenguaje, puesto que, dada las necesidades de información del lector y la naturaleza del medio, se ve en la necesidad de crear contenidos más directos y totalizadores que permitan en una lectura rápida recopilar la mayor cantidad posible de datos relevantes. Se supone que el lector de impresos cuenta con un mayor tiempo para leer, por lo que es el mismo quien arma el "mapa" de sus intereses y cómo accede y jerarquiza la información que el medio le presenta. En cuanto al lenguaje, ya habíamos comentado que el lector digital requiere de la economía del lenguaje para hacer su lectura más amena, mientras que en el mundo impreso se suele recurrir (sic) la reiteración de ideas por no poseer el concepto de entradas múltiples, retroceder la página, etc. (sic) […]” Por todo lo anterior, en lo posible traté de escribir enfocado hacia un canal virtual, sin saber en verdad si he logrado hacerlo de la mejor manera. Ello me deja más convencido de que cada vez más es necesario adentrarme –adentrarnos– en esas pautas específicas para redactar contenidos en esta evolución hacia el ciberespacio. Enlaces de fuentes referenciadas (Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): Blog Vivilia.com: http://bit.ly/2vTPVct MiamiDiario.com: http://bit.ly/2tEEKYq Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2eJn1IF; http://bit.ly/2vCM2sW; http://bit.ly/2tEjnXg y http://bit.ly/2v100b1 (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Escoger una carrera profesional es una de las decisiones más difíciles de tomar, ya que, cuando se elige la carrera se elige el futuro profesional. Para decidir bien es necesario tener en cuenta nuestras afinidades y habilidades en determinadas áreas del conocimiento (enlace al test vocacional), las cuales determinarán qué queremos estudiar. Sin embargo, es normal encontrarse con un amplio panorama en cuanto a carreras y sentirse un poco perdido en la toma de dicha decisión, puesto que existe muchísimas opciones. Pero, ¿cómo elegir una carrera afín y vigente en el contexto colombiano?, para eso tenemos este ranking de 5 carreras con una buena proyección laboral en el país: 1. Administración de empresas Si te gustan los procesos de los negocios en el ámbito local, nacional o internacional, el desarrollo social y económico del país esta es la carrera para ti. Administración de empresas es una de las carreras con mayor demanda laboral y amplio campo de acción en Colombia, con un promedio de 7.000 ofertas mensuales para administradores y una amplia tasa salarial, y de vinculación: 86% en promedio. 2. Ingeniería de sistemas Para quienes gustan de mejorar la calidad de vida de las personas y las organizaciones a través de sistemas y del uso de las tecnologías de la información y la comunicación, para hacer más ágiles y fáciles las tareas complejas como las del día a día, la ingeniería de sistemas es la carrera recomendada. Esta es una de las carreras con alto porcentaje de ocupación y, además, se sitúa también en la tasa de salarios altos. 3. Contaduría En 2017 suena con fuerza la contaduría como una de las carreras importantes en Colombia, quienes son los encargados de procesar hechos financieros, económicos y sociales que ocurren en las organizaciones, como imagen veraz de las cifras y la información relacionada con estas. Una carrera con alta oferta laboral para los profesionales de la contaduría, los cuales son difíciles de encontrar en el mercado. 4. Publicidad, comunicación, periodismo y marketing Estas carreras de áreas de las comunicaciones tienen alta demanda y vigencia gracias a la evolución de la comunicación y de internet. Cada vez es mayor la tendencia a tener profesionales de estas áreas generando las estrategias de comunicación online y offline para las organizaciones, si te gustan estas áreas, estas son grandes opciones profesionales. 5. Sicología Al igual que las áreas de la comunicación y el mercadeo, los profesionales de estas áreas tienen gran participación en los sectores organizacionales, sociales y económicos, por su perfil y las nuevas tendencias laborales. Esta carrera ocupa el 2% de las ofertas laborales nacionales. Recuerda, elegir la carrera para tu futuro es muy importante, por ello debes tomarte el tiempo de descubrir tus gustos y afinidades, ya que, de estos dependerá que tu formación profesional sea un éxito y seas ese profesional que el mercado laboral actual está necesitando. Conoce más Fuentes: http://noticias.universia.net.co/educacion/noticia/2015/12/17/1134832/20-carreras-universitarias-mayor-demanda-mejor-pagadas-colombia.html http://www.elempleo.com/co/noticias/investigacion-laboral/conoce-el-informe-de-tendecias-laborales-de-elempleocom-5166 http://www.dinero.com/economia/articulo/las-carreras-con-mayor-ofertas-de-empleo-en-colombia/241961
El programa de Medicina Veterinaria, además de los medios institucionales. Cuenta con una sede campestre ubicada en el km 9 Vía santa Elena, la cual inicialmente fue concebida como un centro social para la institución y posteriormente se adaptó como una sede de prácticas para los estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria. La sede de Santa Elena actualmente cuenta diferentes áreas, dotadas con medios educativos para apoyar el proceso formativo de los estudiantes del programa de Medicina Veterinaria. Para tal fin cuenta con: -Laboratorio -Aula-laboratorio -Quirófano La sede cuenta además con diversas áreas, herramientas y elementos necesarios para el desarrollo de las actividades educativas, de extensión e investigación, tales como áreas de huerta, vivero, establos, perreras, consultorio, entre otras. Conoce más
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