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Author: admin-leydi

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Escribir para publicar, especialmente en la academia (I)

El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). Y hago esta acotación introductoria para fundamentar el artículo actual: “Escribir para publicar, especialmente en la academia”, el cual considero es una pertinente continuación de ese primer texto en el que afirmé en su entradilla: “Dejo a su consideración esta reflexión en la cual enfatizo al final sobre el buen hábito de leer para intentar escribir para otros y no para nosotros mismos”. Debo incluir una apostilla adelantada: en abril de 2016, realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…”, en un evento realizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington en el auditorio de la institución. Precisamente, me permitiré retomar la estructura resumida de esa ponencia, en dos entregas, proponiendo algunas pautas que coinciden en diversos textos especializados en esta temática y que se orientan especialmente al público universitario. Generalidades sobre la diversidad del texto ¿Cómo te imaginas tu artículo? Desde el punto de vista de su estructura interna, los géneros discursivos, y en particular los géneros académicos y científicos, se caracterizan por el predominio de un tipo de secuencia: Narrativo: presenta una historia, expone un suceso o una serie de sucesos. La trama narrativa se caracteriza por presentar hechos organizados temporalmente o basados en una relación de causa-efecto. Importa también el contexto en que suceden los hechos y los personajes que hacen parte de ellos. Descriptivo: presenta objetos, personas, lugares, sentimientos, utilizando detalles concretos; pone en evidencia la percepción que tiene el autor a través de sus sentidos. La trama descriptiva presenta especificaciones y caracterizaciones de objetos, personas o procesos a través de sus rasgos distintivos. Se acumulan datos e impresiones, lo que permite aprehender el objeto descrito como un todo. Expositivo: presenta y explica ideas, sujetos y argumentos; aclara fines y muestra la organización; explora y presenta información; se basa en hechos y objetivos; informa, describe y explica, y busca claridad. Por ejemplo: informes, exámenes, cartas, ensayos, manuales, literatura científica, noticias, entrevistas, etcétera. Argumentativo o persuasivo: presenta hechos, problemas, razonamientos de acuerdo con una opinión, que normalmente es la del autor. Se organiza una demostración a partir de un tema, proposición o hipótesis. Se explican y confrontan ideas, se acumulan pruebas, se ejemplifica y se llega a determinadas conclusiones que pueden ser explícitas o no. Tiene como objetivo influir y modificar opiniones. Pone énfasis en el intelecto o las emociones. Por ejemplo: ensayos, artículos de opinión, ensayos, cartas, editoriales, literatura científica, etcétera. En general, es válido anotar que en los géneros académicos hay un notable predominio de la secuencia expositivo-explicativa y de la argumentativa. Los textos académicos Los más comunes en este ámbito, son: el informe de lectura, el resumen, la relatoría, el protocolo, el ensayo y el artículo científico. Informe de lectura: composición que tiene como propósito fundamental suministrar una determinada información sobre otro texto (escrito, auditivo, visual o audiovisual) y desplegar, de forma expositiva, un análisis y una síntesis alrededor de él. Importante: el informe de lectura debe aprovecharse para ampliar el vocabulario; aportar ideas que enriquezcan el bagaje conceptual y hacer comparaciones y deducciones al establecer relación con conocimientos previos. El resumen: síntesis de un texto constituido por ideas principales, el cual debe caracterizarse por la coherencia con la estructura del texto original y el paralelismo en la exposición. Importante:  Lo mejor es no subrayar apartes en la primera lectura porque todo puede parecer importante o esencial. Es conveniente organizar las ideas de izquierda a derecha. Esta sugerencia obedece a que en nuestra lengua (cultura) empezamos a escribir por la izquierda. En breve, las ideas principales deben ubicarse a la izquierda, mientras que las secundarias o de apoyo, a la derecha. En general, el resumen también debe ser revisado para realizar los ajustes de ortografía, sintaxis y puntuación necesarios para que el texto sea claro y coherente. Las relatorías: ejercicios de reflexión individual sobre las lecturas previas a un encuentro académico. Las relatorías son reflexiones u opiniones que son producto de la lectura que cada quien haya hecho. No debe confundirse con un resumen. Su propósito fundamental es formular en forma clara y explícita los problemas e interrogantes planteados por el texto. El ensayo: puede definirse como la libre expresión de ideas argumentadas. Reflexiona sobre un tema, pero no lo agota. Su extensión es variada. Importante: cuando el ensayo oscila entre las dos y las tres páginas, sobran los subtítulos. Cuando tiene un número de páginas mayor puede recurrirse a varios sistemas: uno, subtitulando; otro, separando las partes significativas del ensayo con numerales. Además, es preciso que cada uno de los apartes del ensayo estén interrelacionados o con una ilación bien construida. “Los ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales, que toda doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una fisura. Y el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que “hurgar” o remover en esas grietas de las estructuras. Digamos que el ensayo -puro ejercicio del pensar- es el espejo del propio pensamiento”. (Vásquez Rodríguez, Fernando. El ensayo: diez pistas para su composición. Ver: http://bit.ly/2uLBbeW) El artículo científico: es un aporte a la comunidad científica. Cada área del saber utiliza métodos y formatos propios. En general, el artículo científico es un producto de investigación. Por ello, tiene una estructura base para su presentación. Estructura:  Resumen: entre 200 y 400 palabras que describen el contexto en donde se ubica el problema y el resultado general de la investigación. Palabras clave: entre cuatro y ocho palabras (o frases) que indiquen de qué trata el texto. Es muy importante la selección de estas palabras, pues ellas servirán de base para la búsqueda de los textos, sobre todo, en internet. Introducción: es un texto en el cual se describen brevemente los principios o teorías que sustentan el trabajo, el problema de investigación que se trata de resolver en el trabajo propuesto, los referentes teóricos en los que se apoya y los objetivos propuestos. Cuerpo del trabajo: es el estudio en sí, normalmente estructurado en varias partes o capítulos con sus respectivos subtítulos. Para los títulos se recomienda mayúscula fija y para los subtítulos solo mayúscula inicial. Continuará… Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2sNGedr, http://bit.ly/2sNzyfq y http://bit.ly/2tu8nbF (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Nota: la lista bibliográfica de apoyo la detallaré en la última entrega de esta serie. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

La tecnología para el lenguaje español: ¿un mal necesario?
La tecnología y el lenguaje español

Con el título de este artículo puedo parecer extremadamente ortodoxo; una persona aficionada a las murallas, incluso, adepto a Donald Trump con su proyecto de que los mexicanos construyan un muro que los “aísle” del territorio incólume de los Estados Unidos. Con el título de este artículo puedo parecer extremadamente ortodoxo; una persona aficionada a las murallas, incluso, adepto a Donald Trump con su proyecto de que los mexicanos construyan un muro que los “aísle” del territorio incólume de los Estados Unidos. Ahora sí, desarrollo un poco más la cuestión (“- ?”: ver tabla final: Diccionario SMS) para lo que hago un bosquejo básico de la tecnología en general. Es innegable que la tecnología, y desde luego, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), se convierte en un delta mundial, de cuatro puntos cardinales, cuyo riego lleva insumos determinantes para el desarrollo y progresos de millones de poblaciones, aunque también muchas quedan rezagadas en este aspecto. En este contexto, remarco, entre muchos aspectos, el impacto de la tecnología basada en la mensajería instantánea, la que está enmarcada en herramientas conocidas como: SMS (mensajes de texto), el chat, el wasap, Microsoft Messenger, BlackBerry BBM, Skype, Google Talk, entre otras. Precisamente, a partir de lo anterior, me centro en las abreviaturas que se han impuesto en las redes sociales y en todos los idiomas, lo cual no puede convertirse en aquel coloquio de nuestra cultura que reza: “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Y es que indudablemente, esas abreviaturas que hacen parte del lenguaje “tecnológico”, se han convertido en un deformador de nuestro idioma español, lo que en definitiva ya se establece como un mal necesario, dizque en beneficio de una comunicación más ágil y fluida. Algunos defienden esas abreviaturas… Retomo un aparte del artículo: “El impacto de la tecnología en el lenguaje”, publicado en Espectador.Com , periódico digital uruguayo, el cual también cita a Carlos Jones, profesor de idioma español y miembro de la Academia Nacional de Letras y de la Real Academia Española. “Esta tendencia a abreviar palabras, cuyo principal grupo lo constituyen los jóvenes del siglo XXI a través de los mensajes de texto, no nace de la explosión de la telefonía celular ni del chat. Anteriormente hubo otros grandes inventos de la humanidad que ya utilizaban palabras abreviadas para la comunicación. Por lo menos así es como lo ve Jones: ‘El telégrafo fue un gran invento. Pero yo me acuerdo que a mí, en la escuela, me enseñaban a escribir telegráficamente. ¿Y cómo se escribía un telegrama?, se suprimían artículos, preposiciones, se colocaban las partes de una oración de determinada manera para poder abreviar palabras. No es algo que se ha inventado ahora... Todos nosotros cuando tomábamos apuntes en clases, entre los cuales me incluyo, no escribíamos `que´, escribíamos una `q´, con una tilde si se trataba de un `qué´ enfático. No escribíamos `para´, escribíamos una `pa´ o no escribíamos `por´ sino que hacíamos el símbolo de multiplicar. Según sea la tecnología el invento de la nueva escritura será uno u otro’, enfatizó La mayor cantidad de letras en los mensajes de texto se vuelve más caro debido a que los celulares tienen un límite establecido de 160 caracteres, por lo que las personas tratan de no superar ese espacio para ahorrar un mensaje. Todo esto lleva a abreviar palabras, sumado al poco conocimiento del idioma español que tienen los jóvenes. Este es un tema que preocupa mucho a los docentes”. (el resaltado es mío). Otros no están de acuerdo… Copipego del mismo texto de Espectador.Com, otra opinión al respecto de esas abreviaturas nacidas de la tecnología misma: “En tanto, los profesores de secundaria coinciden en que la tendencia de los alumnos es escribir cada vez menos y utilizar palabras raras o fuera de lenguaje académico mínimo exigido por los docentes. Es por eso que en muchos de los casos los alumnos trasladan su forma de expresión virtual a una hoja de escrito. Ana María La Luz es profesora de Sociología y Derecho […], la consultamos sobre este tema: ‘Eliminan las vocales. Si van a poner `que´ ponen simplemente `q´. Pero el tema puntual es que hasta la propia palabra mensaje en un escrito de sociología sobre el tema de la cultura, hablando sobre mensajes culturales, un alumno me escribió algo así como `SMS cultural´. A la hora de corregir me costó identificar qué es lo que me quería decir, pero ya directamente ni la palabra mensaje escriben y ese tipo de lenguaje no sólo lo utilizan en el celular, lo utilizan en todo […] En este ejemplo que les mencionaba anteriormente, me pasó que en la corrección el alumno me pregunta que era lo que yo le había subrayado, hasta que se dio cuenta y me dijo: `que horrible profesora, disculpe´. Es algo que ya lo tienen como un comportamiento automatizado. Para que un escrito esté bien desde el punto de vista académico, no sólo tiene que tener un buen contenido, sino además la forma en que se expresan, la redacción, etcétera’. (El subrayado es mío). Para finalizar entonces –por ahora– esta temática de las abreviaturas que deforman el español y para mí, un mal necesario propiciado por la tecnología y las TIC en el lenguaje español, cortapego una parte del listado que publicó Espectador.Com. Ustedes deciden si lo asumen para descifrar códigos “tecnológicos” o los aplican para una comunicación “fluida” en las redes sociales: Diccionario SMS cuestión - ?     Abecedario - abc calcetines - klztnes demasiado - d+iao Aburrido - abrrdo calimocho - klimoxo deprimido - dwn además - ad+ cállate - kyat desde - dsd adiós - a2/bye cama - kma diapositiva - diapo al menos - al - demasiado - d+iao día - da amarillo - amryo deprimido - dwn días - dd año - ñ desde - dsd dinero - $ años - aa diapositiva - diapo dirección - dir aunque - a1q día - da cabeza - kbza ayuda - sos días - dd café - kf cabello - kbyo baja - bj dinero - $ cine - fx bastante - bstant/b stnt dirección - dir colchón - c8n beber - bbr cabeza - kbza colegio - clgio belleza - byeza café - kf compañerp - cmpa besitos - besit2 calcetines - klztnes contesta - cntsta beso - b calimocho - klimoxo cansado - knso butaca - butak cállate - kyat bueno - weno de - d decir - dcir dedos - d2 cama - kma camiseta - kmiz   cumpleaños - qmple/qmplaños   Imágenes copipegadas de:  http://bit.ly/2tjExcz; http://bit.ly/2th120I y http://bit.ly/2tgZXpH (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

La utilidad del corrector de estilo para la comunidad académica

Estaba en mora de editar una segunda entrega complementaria (a la que me comprometí) del artículo: “Pilares gramaticales básicos en el mundo académico”, la cual se publicó el 30 de mayo de 2017 en Edublog (categoría “Educación”), en la intranet institucional de Uniremington. Precisamente, en el artículo al cual hago referencia, afirmé que es pertinente ampliar un poco más el “argumento del por qué es útil que la comunidad académica tenga claras las funciones de un corrector de estilo y redacción, y la importancia de interiorizar las pautas de ese proceso para editar sus productos académicos, literarios, comerciales y hasta de relaciones públicas y corporativas”.  De ahí el título de este breve escrito: “La utilidad del corrector de estilo para la comunidad académica”. Así como en la primera entrega, en esta ocasión retomo la mayor parte del artículo que publiqué en En – Torno, periódico institucional de Uniremington (septiembre de 2016), y el cual titulé: “Redacción con estilo… (y 2) - Perfil y funciones de un corrector”. “[…] Vale recordar, por ejemplo, que son esenciales los pilares gramaticales para un buen escribir. Ahora bien, enfatizo en que la corrección de estilo va más allá de escribir bien o subjetivamente bonito, por lo cual se trata es de aplicar conocimientos específicos sobre una disciplina –la lingüística– en los escritos, para que todo mensaje que se transmita se comunique con la efectividad y la coherencia gramatical pertinentes en cualquier texto que vaya a cualquier audiencia lectora. Hace poco participé de un curso masivo en línea implementado por “México Digital” (Televisión educativa) y la Secretaría de Educación Pública de México (SEP), y el cual se denominó: “Inducción a la corrección de estilo”. Precisamente, varios conceptos que aquí expreso, los retomo de ese curso formativo y de actualización sobre esta la labor específica de un corrector de estilo editorial. Pues bien, respondiendo en gran parte a ese interrogante, retomo literalmente un argumento que se acentuó en el curso del cual hice mención: ‘[…] En el área editorial, la corrección de estilo se refiere a la revisión que se hace de los originales con el fin de corregir erratas, gazapos, galimatías y detectar errores ortográficos, morfosintácticos o lexicosemánticos; de sentido, o sea, la coherencia global, local y la cohesión entre párrafos; y el estilo editorial de la empresa, institución o dependencia, lo cual se refiere a la normativa en cuanto a tipografía, elección de términos permitidos (extranjerismos, préstamos, neologismos, anfibologías, por mencionar algunos), guarismos, acentuación de diacríticos, estilos de citación y referencias (APA, Chicago, Vancouver, MLA, Oslo, entre otros), etcétera’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U) Se recomienda que toda organización, empresa o institución, formalice un manual de estilo: ‘El manual de estilo es una herramienta que contiene todos los criterios relacionados con la tipografía, singularidades gramaticales, convenciones ortográficas, especificaciones bibliográficas, minucias de escritura de segmentos legales y cualquier otro tema que se requiera tomar en cuenta para la redacción de un material. En ocasiones, también incluye características de ilustración, diseño, animación o programación (si es el caso). Se utiliza en los medios de difusión impresa y sirve de apoyo en el proceso de evaluación de la calidad, para comprobar que el producto textual acabado cumpla con los estándares y no contenga errores relacionados con el idioma y demás criterios que se convengan en dicho manual’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U) Pautas básicas para un corrector de estilo En la primera entrega, di una puntada haciendo alusión a que ese “estilo” que se pule, es el que indudablemente soporta un buen escrito, una exposición y hasta aquellos escritos impregnados de demagogia que abundan en el mundo (muchos en Colombia). En este contexto se puede hablar entonces de que el corrector de estilo tiene unos deberes. Para el efecto, me permito hacer una paráfrasis de un aparte del curso: “Inducción a la corrección de estilo” del que participé recientemente, enumerando algunas de esas pautas: ‘Aunque parece obvio, no lo es tanto: un corrector de estilo debe saber con la mayor certeza posible, cuáles fuentes de consulta puede utilizar para resolver aquellas inquietudes que surjan en el proceso de revisión de los textos. […] El corrector de estilo, no por prevención frente al autor, debe “desconfiar” del texto y, al mismo tiempo, confiar en su intuición. En ese orden de ideas, no debe dar por hecho que una palabra que “le suene mal” está mal escrita o viceversa. Hay que consultar la fuente más apropiada. Aunque es la experiencia la que da ciertos atributos al corrector de estilo, hay que madurar ese “sexto sentido” para sospechar o descubrir plenamente un plagio. Para constatar, en la actualidad existen diversos buscadores de internet o softwares especializados para detectar estos “fraudes” en los textos’. […]   Los autores del curso “Inducción a la corrección de estilo”, en el cual me baso en gran parte para la elaboración de este artículo, literalmente afirman:   ‘La profesión (del corrector) no es fácil y se complica más porque se tiene el tiempo muy justo. Sin embargo, es una labor muy noble, pues se contribuye a que el mensaje que se desea transmitir sea comprensible para los receptores’. (Retomado de: http://bit.ly/2sr1Y1U)    Finalmente, una corrección de estilo siempre será recomendable y una corrección ortotipográfica es indispensable e imprescindible”.   Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2ttYHgC ; http://bit.ly/2sBW2Bx  y http://bit.ly/2ogkKbP   (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

De múltiples culturas milenarias a una sola cultura orbital
Cultura orbital

Desde las culturas milenarias, entre las que se destaca la egipcia y que se extendió durante tres mil años, la especie humana tiende a convertirse en una sola cultura en su pensamiento, en su saber y su forma de ser. Desde las culturas milenarias, entre las que se destaca la egipcia y que se extendió durante tres mil años, la especie humana tiende a convertirse en una sola cultura en su pensamiento, en su saber y su forma de ser. Vale anotar que el acorazamiento de la cultura egipcia le permitió permanecer sin mayores cambios durante toda su vigencia, exceptuando fenómenos de mayor envergadura como el tránsito del politeismo al monoteismo. De la misma manera, las más reconocidas culturas de la antigüedad, tales como: la fenicia, la hebrea, la china, la persa y la romana tuvieron una apreciable duración en el tiempo -aspectos que les dieron este carácter- durante el cual forjaron sus diversas manifestaciones, realizaciones y conquistas. Los historiadores dan cuenta de que estas culturas nacieron hace miles de años generando un conjunto de conocimientos, saberes y costumbres que han constituido la base fundamental para el avance social al que hemos llegado en la actualidad, el cual consideramos acelerado en comparación con otras épocas. Las lenguas, las religiones, el vestuario, las prácticas rituales, la alimentación, la constitución de las familias y los grupos humanos les dieron a cada una su particularidad. En diversos portales web en los que narran los hallazgos antropológicos sobre ciertos rasgos que distinguen a las culturas milenarias, se puede encontrar, por ejemplo, que la escritura cuneiforme de los sumerios en nada se asemeja a los quipus incas, mientras que los dioses y prácticas religiosas de los chinos pocas similitudes tienen con el contexto de las comunidades africanas. Ahondando en este recorrido histórico, los sumerios comenzaron a plasmar su idioma mediante pictogramas que representaban palabras y objetos; investigadores de la materia han revelado que la escritura cuneiforme es una de las formas más antiguas de expresión escrita, de acuerdo con los registros arqueológicos y la cual se usó por primera vez 3400 a.C.. Por su parte, los incas utilizaron nudos en ramales de cuerdas de varios colores, hechas de lana o algodón, en las cuales, expertos en la materia han podido descifrar palabras o mitos de esta cultura; de hecho, esta técnica llamada quipus, es comparada hoy con un sistema binario similar al que utilizan los computadores. Religiones, rasgos determinantes de las culturas En cuanto al aspecto de las religiones en estas culturas, los expertos en la materia aseguran que existen grandes diferencias, en algunas de ellas son bastante notorias. Para la muestra, la religión china es politeísta y con ciertos elementos del chamanismo; además, influenciada por el budismo, el confucianismo y el taoísmo, en la que se incluye la veneración de los ancestros y el culto a dioses naturales o astros como la Luna y el Sol. Lo contrario ocurre en África; allí sobresalen las religiones del cristianismo y el islamismo, aunque también existen pequeñas comunidades judías y otras que practican cultos hindúes, budistas y taoístas. En el fondo, lo anterior referencia una idea de lo diferente que puede llegar a ser el concepto de lo ultraterreno, pero que al final de cuentas nos une como comunidad, sin importar el lugar del mundo en el que nos hallemos. Ahora bien, las diversas civilizaciones también se han distinguido por sus formas de vestir, lo cual, desde la antigüedad ha demarcado una sectorización, un estatus o ciertas castas. Actualmente, es muy útil remitirnos a portales web en distintos idiomas para indagar sobre este aspecto. Incluso, se encuentran fotografías que nos ilustran sobre las grandes diferencias entre las prendas de vestir que utilizaban los chinos antiguos y los indígenas mayas, por citar un ejemplo; y cómo cada cultura demarcaba el estatus de las personas mediante sus ropajes. En suma, es de reconocer que fueron culturas asentadas de manera sólida en estas expresiones, a partir de las cuales hubiese sido posible que se perpetuaran en la historia, salvo los hechos que generaron su mutación. Por lo mismo, estas fueron desapareciendo sin hacer contraposiciones de peso a las fuerzas que se les oponían y a otras, que con mayor poder, continuaron marcando caminos, formando imperios y entregando a la posteridad un rico legado en diferentes campos. Es válido resaltar que entre varios legados, hay uno en especial que influyó en centenares de generaciones: el Derecho Romano, plataforma esencial de la normatividad en el mundo occidental. En efecto, varios de los direccionamientos de esa época hoy se aplican con gran similitud. Así pues, existen muchas transferencias de rasgos culturales que han transcendido y se han modificado para adaptarse al mundo moderno y acordes con las necesidades emergentes. Un mundo hiperconectado  Lejos de los pequeños o grandes adelantos experimentados por las culturas, el impacto crucial frente al modo de comunicarnos en el siglo XXI nos proyecta hacia una nueva y única cultura mundial, uniforme en todas sus manifestaciones. El muy acelerado avance en el mundo de las comunicaciones y la tecnología, hoy nos posibilita el conocimiento simultáneo de los sucesos de cualquier rincón del mundo, de las maneras como actúan las personas que allí viven, sus formas de pensar, de actuar o de vivir. En este contexto, la internet ha marcado una gran revolución en este aspecto. Por su parte, las redes sociales son otros canales que han contribuido a la globalización del mundo moderno. A través de ellas, más allá de conocer virtualmente muchos ambientes, costumbres y demás aspectos de un lugar, también podemos entablar relaciones con personas que, en apariencia, podrían ser muy diferentes a nosotros dadas sus culturas, pero que en realidad comparten muchas similitudes. Así, por ejemplo, en este instante, una joven de 16 años en una población de la China, puede consultar en su teléfono móvil los estilos de corte y color de cabello que están de moda en la Ciudad Luz, así como descubrir que es el mismo que hace pocos días le hicieron en un lujoso establecimiento del más cercano centro comercial de su residencia. Hay que reconocer que hace algunos años, el desconocimiento o poco manejo de un determinado idioma era un limitante para viajar a otros países. Sin embargo, hoy existen múltiples tecnologías que facilitan  comunicarnos con otros interlocutores sin importar qué lengua hablen. Precisamente, uno de los inventos más revolucionarios, desarrollado por un grupo de ingenieros radicados en Nueva York, es el audífono que traduce conversaciones en tiempo real, al igual que se puede procesar información de forma simultánea con la comunicación establecida. En breve, con los acelerados avances tecnológicos y comunicacionales, no serán necesarios, en pocos años, idiomas diferentes y estilos de vida que separen esta masa planetaria. Imágenes copipegadas de: https://shutr.bz/2rvJJVf  y http://bit.ly/2rhoaZe  (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: Adriana Patricia Cano Mesa Comunicadora – Uniremington acano@uniremington.edu.co

Escribir todo en mayúscula, ¡GRITA!

El 15 de mayo de 2017, publiqué en “Edublog” (blog institucional de Uniremington alojado en la intranet “Unired”), el artículo “Educándonos en netiqueta…”. En dicho escrito, solamente mencioné someramente como un consejo que “[…] no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención […]”. El 15 de mayo de 2017, publiqué en “Edublog” (blog institucional de Uniremington alojado en la intranet “Unired”), el artículo “Educándonos en netiqueta…”. En dicho escrito, solamente mencioné someramente como un consejo que “[…] no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención […]”. Pues bien, sigo observando diariamente en manuscritos y bocetos de estudiantes, e incluso de profesores, un uso indiscriminado –aunque creo, no malintencionado–, de palabras o frases extensas en mayúsculas sostenidas, y sin ningún sustento. Y es por ello que me atrevo a dedicar una reflexión más amplia al uso indebido –desde los puntos de vista gramatical y de estilo– de las mayúsculas en nuestro idioma español. Comienzo con un diálogo imaginario de un chat “AMIGABLE” con una persona “novelesca”: - Señor Corrector, ¿sobre que tratará la columna de esta edición? - La verdad, no sé… - ¿CÓMO?,  ¿NO SABE? - Apenas estoy pensando… Ya sé: las mayúsculas sostenidas y lo desagradables que son en un texto normal… - ¿Y ESO SÍ LLAMA LA ATENCIÓN PARA LEER? - Primero, por favor no me grite; segundo, de pronto sí, quizá no… lo que sí sé, es que con solo mayúsculas no voy a llamar la atención del lector. ¡HASTA OTRO DÍA¡ Aclaración: las falencias ortotipográficas son propias del interlocutor “novelesco”. Como cualquier tema que no esté involucrado con las ciencias exactas, el asunto de la objeción de “NO ESCRIBIR FRASES TOTALMENTE EN MAYÚSCULAS”, es discutible, subjetivo y hace parte del gusto de cada quien, sin adjetivar. La cuestión es que, sea de nuestro agrado o no, las normas y protocolos albergan desde la forma en que debemos nacer y hasta el ideal de nuestro fin mundano. En todo caso, dentro de mi parcialidad y ortodoxia frente al buen escribir para una cualificada comunicación, me uno al equipo del resto del mundo que, firme y radical, opina que un texto, parcialmente o en su totalidad, con caligrafía netamente en mayúsculas es “AGRESIVO”, dificulta su “LECTURA” y su secuencia, además de ser poco estético y agradable. En una de mis fuentes de consulta primarias –Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española– encuentro lo siguiente: “Mayúsculas. La escritura normal utiliza habitualmente las letras minúsculas, si bien, por distintos motivos, pueden escribirse enteramente con mayúsculas palabras, frases e incluso textos enteros (→ 2); pero lo usual es que las mayúsculas se utilicen solo en posición inicial de palabra, y su aparición está condicionada por distintos factores.”  (Tomado de: http://lema.rae.es/dpd/ - Artículos temáticos – Mayúsculas) Es válido reiterar que hasta para el uso de la Internet, especialmente en lo referente a los blogs y al intercambio de mensajes y correspondencia a través del correo electrónico, hay unas normas o recomendaciones en este mismo sentido. Ya sabemos que es un protocolo denominado “Netiqueta”  y que agrupa una serie de convenciones que “ordenan” (así lo dice el sitio web que consulté y que referencio más adelante) el comportamiento en espacios virtuales. Netiqueta de las mayúsculas Al respecto, Netiqueta incluye en el listado las siguientes orientaciones: “10. Utiliza mayúsculas y minúsculas correctamente. LAS MAYÚSCULAS DAN LA IMPRESIÓN DE QUE ESTUVIERAS GRITANDO. Ni que decir tiene que, escribir líneas y párrafos enteros en mayúscula, es de pésima educación”. Pero como casi todo en la vida, hasta este tipo de normas contempla sus excepciones. Para la muestra, la irreverente publicidad, por lo general nos hace latente el predominio de las mayúsculas sostenidas en sus diseños. También los textos jurídicos, administrativos e informativos nos hacen saber del poder de sus letras en altas; no es coincidencia la sensación psicológica de agresividad y autoritarismo que ellas generan. Sobre este aspecto, el  Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española, afirma: “[…] 2.2. Se utiliza la escritura en mayúsculas con el fin de destacar determinadas frases o palabras dentro de un escrito. Así, suelen escribirse enteramente en mayúsculas: […] d) En textos jurídicos y administrativos —decretos, sentencias, bandos, edictos, certificados o instancias—, el verbo o verbos que presentan el objetivo fundamental del documento: CERTIFICA, EXPONE, SOLICITA. e) En textos de carácter informativo, las frases que expresan el contenido fundamental del escrito: Por orden expresa de la dirección, se comunica a todos los empleados que, a partir de ahora, ESTÁ PROHIBIDO FUMAR DENTRO DE LAS DEPENDENCIAS DE LA EMPRESA. f) Los textos de los carteles de aviso, para asegurar su visibilidad: SE RUEGA NO FUMAR; PROHIBIDO EL PASO. […]” (Tomado de http://lema.rae.es/dpd/ - Artículos temáticos – Mayúsculas) Para finalizar, parafraseo otras opiniones resumidas que me encontré al respecto en mi rutina de navegar por la internet. Así, por ejemplo, alguien argumentó que muchas personas escriben frases enteras en mayúsculas sostenidas con la equivocada creencia de que pueden evitar poner tildes o cierta puntuación; o que otros lo hacen por egocentrismo; incluso, hay quienes dicen que tratan de ayudar al miope. En fin, de estos mínimos supuestos podrían salir razonamientos amplios que no cubriríamos con miles de letras altivas y soberbias. En cualquier caso, mi opinión terca y radical es que escribir todo en mayúscula, ¡GRITA! Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/T35EQM  y https://goo.gl/kvjTXn  (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

La deficiencia gramatical y ortográfica reduce ventas por internet
Ortografía y redacción internet

Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”.   Imagen copipegada de: https://goo.gl/oh5Wun  (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”. Y valga decir que este fenómeno no solamente se nota en las páginas web y redes sociales en español; también aquellas editadas en otros idiomas, especialmente en inglés, sufren con la deficiencia gramatical y ortográfica, la cual reduce, en muchos casos, las ventas de una empresa digital o la credibilidad de entidades de diverso tipo. Varios puntos de vista… y convergen. A continuación, comparto con ustedes unos pocos conceptos foráneos acerca de este asunto. Y digo pocos, porque al analizar más de diez reflexiones en mi navegación en internet, al final, con distintas palabras e ilaciones, convergen en la misma conclusión, la cual se las cedo a ellos de manera literal. En primer lugar, retomo a Charles Duncombe, director del grupo Just Say Please, de Gran Bretaña, quien además dirige sitios de internet de viajes, teléfonos móviles y ropa. Precisamente, en 2011, este especialista concedió una interesante entrevista a la BBC Mundo (edición electrónica), dejando algunas afirmaciones, las cuales parafraseo: La mala ortografía es un problema serio para la economía en línea. Los errores de gramática y ortografía pueden disminuir a la mitad las ventas de un sitio web. Un análisis de las cifras de un sitio web con faltas de ortografía reveló que esto puede reducir las ventas en línea hasta en un 50 %. “Cuando vendés o comunicas algo en Internet, el 99% del tiempo lo hacés por medio de la palabra escrita”, explicó Duncombe. “Duncombe insiste que a la hora de contratar personal se ha visto sorprendido ‘por la mala calidad de su inglés escrito’”. Duncombe le aseguró a BBC Mundo que: “[…] el gran problema para las empresas en línea no es la tecnología, sino la búsqueda de personal que sepa escribir correctamente”. Duncombe también declaró a BBC Mundo que: “[… es posible identificar el impacto específico de un error de ortografía en las ventas: midió los ingresos de sus visitantes a una página con un error y halló que el ingreso fue dos veces mayor luego de que error se corrigió”. “La ortografía es importante para la credibilidad de un sitio web”, expresó Duncombe. Argumentó también que las preocupaciones del usuario por el flagelo de los fraudes y la seguridad al navegar, obligan tener corrección en lo básico como lo es el aspecto gramatical o de ortografía. También afirma: "Tienes unos seis segundos para captar la atención en un sitio web". Y según la BBC Mundo: “Durante el proceso de contratación, Duncombe encuentra demasiadas aplicaciones con errores de ortografía o errores gramaticales”. En segundo lugar, comparto las apreciaciones del señor William Dutton, director del Oxford Internet Institute en la Universidad de Oxford, quien igualmente concedió sus declaraciones a la BBC Mundo por la misma época que lo hizo Duncombe. Transcribo entonces literalmente lo que se escribió en este medio de información frente a lo que expresó Dutton:  “[…] en algunas partes no estructuradas de internet, como Facebook, hay una mayor tolerancia hacia la ortografía y la gramática” (a los errores, se refiere él). "En estos casos, cuando un consumidor podría estar preocupado por el spam o el phishing, una palabra mal escrita podría ser un problema mortal…" En tercer lugar, presento a James Fothergill, director de educación y habilidades de la CBI, quien en 2011, también conversó con periodistas de la BBC Mundo, y expresó lo siguiente: “Nuestra reciente investigación muestra que el 42% de los empresarios no están satisfechos con las habilidades básicas de lectura y escritura quienes salen de la universidad y casi la mitad han tenido que invertir en cursos de ortografía para obtener habilidades de su personal con la calidad requerida. Esta situación es una preocupación real y el gobierno debe dar prioridad a hacer mejoras a la alfabetización básica y las habilidades numéricas de todos los egresados de la escuela y la universidad". Imagen copipegada de: https://goo.gl/FV04Kv   Y en cuarto lugar, transcribo un comentario de los editores del sitio web “Marketing Online Rentable”, con el cual me identifico plenamente: “La mala ortografía y gramática, las frases y palabras mal utilizadas, e incluso estilos de escritura juveniles se suman a las malas noticias para los negocios. Los consumidores no confiarán en las empresas que no puedan encadenar varias oraciones sin errores o sin sentido alguno. Si no te sientes cómodo escribiendo en tu web, no lo dudes y contrata a un profesional. Si necesitas otra razón de peso para contratar a un profesional, recuerda que Google no es muy aficionado de la mala ortografía y gramática tampoco. Tus rankings de búsqueda podrían sufrir las consecuencias, lo que le dará a tu competencia una mayor ventaja de posicionamiento orgánico”. Apostilla: los invito a que ingresen a Youtube y observen el videoclip: “Do spelling and grammar matter when evaluating content and site quality?” Está subtitulado en idioma español. Enlace directo:  https://goo.gl/aK94mM Fuentes de consulta (las url están convertidas a su versión acortada):  • BBC Mundo -  https://goo.gl/bM9ZpC • Marketing Online Rentable - https://goo.gl/s0xjfg  Social Media y Contenidos.com - https://goo.gl/6DcWuX Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/oh5Wun  (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) y https://goo.gl/FV04Kv Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

Pilares gramaticales básicos en el mundo académico

En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Imagen copipegada de: https://goo.gl/uUajVG   En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Ahora bien, uno de los objetivos de publicar estos escritos, es compartir unos pensamientos y pautas que tienen una relación estrecha con el sector académico y educativo, donde estudiantes y docentes deben tener unas bases sólidas y actuales para la redacción de sus artículos y, por supuesto, que puedan diferenciar la presentación de un informe interno de sus proyectos de investigación, frente a la elaboración de una noticia, ensayo o análisis escrito en relación con esa propuesta o desarrollo investigativo. Y esto aplica para otros campos y áreas. En la segunda entrega ampliaré un poco el argumento del  por qué es útil que la comunidad académica tenga claras las funciones de un corrector de estilo y redacción, y la importancia de interiorizar las pautas de ese proceso para editar sus productos académicos, literarios, comerciales y hasta de relaciones públicas y corporativas. Dejo para ustedes entonces, el artículo concreto de esta primera entrega:  “Es recurrente una pregunta a las casas o fondos editoriales por parte de quienes aspiran a que sus textos –independientemente del género literario– puedan ser publicados: “¿Si el estilo de escritura es propio de cada autor, porque es necesario que nuestros escritos deban ser revisados por correctores de estilo?” Para aclarar varios aspectos sobre este asunto, me permitiré tomarme el tiempo de dos entregas: una, haciendo un referente contextual sobre los pilares gramaticales para un buen escribir; una segunda, en la que plantearé elementos concretos del perfil y las funciones de un corrector de estilo editorial. Ese “estilo” que se pule, es el que indudablemente soporta un buen escrito, una exposición y hasta un escrito impregnado de demagogia de “alto turmequé”, como se diría en Colombia. En este orden de ideas, repito una inquietud que leo y escucho permanentemente: “¿Qué es el estilo en un texto o en la redacción como tal?” Para responder, por lo general, me baso en “mi” bitácora de trabajo idiomática de la Real Academia Española de la lengua (RAE). Sin embargo, y tal como lo planteo desde el inicio, el estilo de redacción, antes que nada, refleja la personalidad de quien escribe o habla, poniendo a su servicio, de forma adecuada, los diversos recursos lingüísticos, expresivos y técnicos que brinda cualquier idioma. Criterios básicos  Dejo para ustedes algunos criterios –o pautas– que son trascendentes a la hora de proceder y valorar un estilo de redacción que se manifieste en una coherencia gramatical sin mayores quejas: Unidad temática de principio a fin. Sin divagar. Títulos, subtítulos y entretítulos, de una u otra forma deben correlacionarse, y por ende, el contenido. Esto facilita la comprensión de un texto o una exposición. Si se tiene que cambiar de tema, es mejor tratarlo en otro aparte. La claridad es esencial, tomada como la sencillez en la construcción de las oraciones (sujeto, verbo y complemento). Para temas complejos, los párrafos se pueden construir a partir de ideas más sencillas y específicas; la unión coherente de esas frases simples permite expresarse con mayor facilidad y hacerse entender. La concisión es fundamental (no confundir con la tacañería al escribir o con el estilo telegráfico). Se trata de ser directos y específicos con lo que se quiere expresar y sin demasiados rodeos. Si una idea escrita inicialmente en veinte palabras puede hacerse comprensible en diez, sin menoscabo de las normas gramaticales, bienvenida. Imagen copipegada de: https://goo.gl/GS4LRJ (Pïxabay: banco de imágenes gratuito). Hay otros parámetros complementarios y que deben tenerse muy en cuenta, dependiendo del tipo o el objetivo del escrito (negocios, proyectos, cartas comerciales, etc.). Estos son: La diplomacia enmarcada en el buen trato. Ser directo o radicalmente franco, no significa llegar hasta las expresiones agresivas y groseras. De hecho, escribir con diplomacia, por ejemplo una carta, compromete al destinatario a que responda en los mismos términos. La verificación de lo que se escribe o se habla es fundamental. De una u otra manera se debe dejar entrever que hay argumentos para afirmar, negar u opinar sobre cualquier tema. Además, ello previene la posibilidad de posteriores demandas. Incluso, hasta ciertas palabras deben ser consultadas en el diccionario antes de utilizarlas, porque puede suceder, y esto es común, que se escriba una palabra queriendo expresar algo, y sin embargo, la acepción del término es diferente o se expresa en un contexto equivocado. La sencillez al escribir ayuda a la comprensión y a la claridad. Hay que saber diferenciar cuando se redacta o se habla para un público diverso y cuando es válido elaborar textos con un lenguaje técnico o con la jerga particular de una profesión. Como algunos lo creen, escribir con sencillez no pelea con el estatus profesional o personal. La ubicación adecuada del perceptor se desprende de lo anterior. Si se tiene seguridad frente a lo que se quiere transmitir, es casi segura la claridad del público al que se quiere llegar. Si no, corremos el riesgo de enviar el mensaje a una audiencia equivocada o escoger unos perceptores erróneos para ese escrito, exposición o discurso. En síntesis, y como abrebocas para la segunda entrega, enfatizo en que la corrección de estilo va más allá de escribir bien o subjetivamente bonito; por lo mismo, se trata de aplicar conocimientos específicos sobre una disciplina –la lingüística– en los textos, para que todo mensaje que se transmita se comunique con la efectividad y la coherencia gramatical pertinentes en cualquier escrito que tendrá, así sea, tan solo un lector”. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

Hacker versus Cracker
Hacker versus cracker

A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2poKV0A A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Indudablemente, la ligereza –ignorancia, en ocasiones– lingüística, replicada además por los medios de comunicación masivos, sigue castigando al hoy tan afamado “hacker”. Para la muestra, pongo como ejemplo el sonado caso de Andrés Sepúlveda Ardila, a quien se le denominó como un “hacker” debido a la supuesta obtención de información confidencial relacionada con dirigentes políticos y de guerrilleros de las Farc y funcionarios de Gobierno relacionados con los diálogos de paz, cuándo él trabajaba con la campaña del excandidato a la presidencia, Oscar Iván Zuluaga. Incluso, en noticias radiales, televisivas y titulares de prensa del 12 de mayo de 2017, todavía se le denomina de esa manera; pongo un ejemplo: “Niegan amnistía al hacker Andrés Sepúlveda” (titular del periódico El Espectador – Sección Judicial – Ver: http://bit.ly/2qiQkp6). Al grano, entonces: hay un anglicismo, que si bien no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española, hace parte de las expresiones que han hecho carrera en nuestro medio por cuenta de las nuevas tecnologías. Y si la venimos utilizando cotidianamente, creo que debemos, al menos, saber el contexto real en que se debe usar. ¿Sabían que al “hacker” se le ha satanizado injustamente? Repasando titulares de periódicos, me encontré con uno que dice: “Un año de cárcel a hacker por robar información a usuarios de Sony” (El Colombiano, 9 de agosto de 2013). Par mayor contextualización, transcribo apartes de las explicaciones de especialistas en el tema y que consigna la Fundación del Español Urgente - Fundéu BBVA: “-Hacker: es un investigador que quiere aprender el funcionamiento de los sistemas sin que haya en ello ninguna finalidad delictiva, según el responsable de tecnología de Symantec en España, César Cid. -Cracker: es aquella persona que utiliza la tecnología con fines maliciosos. De la Cueva ha resaltado que el hacker es creativo y constructivo y disfruta averiguando cómo funcionan las cosas, mientras que el cracker destruye y hace daño”.   Imagen copipegada de: http://bit.ly/2qxpr1D   El término inglés cracker significa, de hecho, “romper”, lo cual se reafirma en el sitio web de “informática hoy”: “Los hackers y crackers son individuos de la sociedad moderna que poseen conocimientos avanzados en el área tecnológica e informática, pero la diferencia básica entre ellos es que los hackers solamente construyen cosas para el bien y los crackers destruyen, y cuando crean algo es únicamente para fines personales. El cracker, es considerado un ‘vandálico virtual’” (“Qué es un Cracker?” – Informática hoy). Hasta el Diccionario Panhispánico de Dudas confunde al hacker con un “pirata informático”. Solamente en un medio de comunicación nacional pude descubrir un artículo al respecto, el cual tituló: “El término hacker ha sido estigmatizado” (El Tiempo – 9 de mayo de 2014). Al menos yo, hoy ofrezco mis disculpas a este maltratado personaje y de ahora en adelante me cuidaré realmente del clandestino craker. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q6ngB8 , http://bit.ly/2q9fYKW , http://bit.ly/1PCUqdO  y http://bit.ly/2qwxwnq Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

Cultura del lenguaje bélico en la locución futbolera
Lenguaje bélico en el fútbol

Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Hoy son cotidianas las noticias que en vez de analizar fríamente un encuentro de fútbol, hablan mucho más de lo que pasó en la tribuna o después de un partido con el accionar de algunos (bastantes para mi gusto) revoltosos delincuentes que se camuflan con camisetas que los “declaran” hinchas de un onceno determinado. Y entonces viene mi pregunta-reflexión: ¿el lenguaje descriptivo futbolero aporta sentimientos subliminales –o directos– a la violencia que hoy vivimos en este deporte en el ámbito nacional e internacional? Seamos sinceros. Somos indiferentes –quizá indolentes– o pasa desapercibido para nuestros oídos y ojos, ciertos vocablos empleados por locutores, comentaristas y redactores futboleros; expresiones que tendrían más cabida en una crónica sobre un combate entre fuerzas militares de países que están en guerra. En definitiva, de la riqueza de nuestro idioma español se retoman palabras que realmente se vuelven metáforas de violencia. Se utilizan símiles que buscan dizque enriquecer el léxico futbolero, pero que infortunadamente, en mi opinión, son términos rebuscados que son desacertados, tal vez no gramaticalmente, pero sí desde sus mensajes pendencieros que se vuelven contraproducentes.  O si no, dejo un ejemplo –con nombres propios imaginarios, aunque sí las expresiones verdaderas– de una convocatoria común para invitar a un partido de fútbol: “Deportivo Tapita se pelea el liderato con Atlético Destapador. ¡Será un duelo a muerte para decidir cuál es el mejor. No se lo pierda! Véalo por nuestro canal Peleagol”. Y complementan: “Será una lucha de artilleros: el Bombardero Valenciano y el Misil Restrepo”.  Y como notarán, también somos adictos a los apodos para los deportistas, y algunos de ellos, también con aire belicista: el Mortero Aravena, el Matador Kempes, la Saeta Di Stéfano, el Rifle Andrade, la Flecha Hernández, el Estrangulador Cetíne, entre otros. Esto no es todo. Reseño unas pocas frases “tradicionales” de los comunicadores del ámbito futbolero: “Entró al área y fusiló al arquero”; “Ese equipo se metió en la retaguardia, aguardando el contragolpe”; “Ese disparo era inatajable para la Araña Henao”; “Ese balón fue un metrallazo que perforó la red del portero de los Diablos Rojos”. Estos son enunciados totalmente bélicos. Además, hay otros sutilmente pendencieros: “El defensa marcó a su enemigo con un patadón infame”; “El equipo local perdió el partido pero se batió como un león enfurecido”; “El árbitro fue ciego frente al fuera lugar del ariete caribeño”. Y por supuesto, también están aquellas construcciones gramaticales que pretenden ser “literarias” y diferentes, pero que siguen conteniendo su tono guerrerista: “La escuadra salera se atrincheró en su campo, dejando apenas un guerrero solitario cerca de la zona de ataque del equipo local. Mientras tanto, en el otro frente, todos, en bloque, quemaban sus últimos cartuchos en procura de abrir un boquete en esa amurallada defensa y poder ofrecerles a su fiel hinchada, a esa fanaticada ansiosa de la tribuna, la copa esquiva desde hace varias batallas en el césped del estadio Atanasio Girardot. El gol tenía que llegar para castigar la cicatería del contrario; esa táctica de parapetarse en su reducto no podía resistir la embestida suicida roja. Sin embargo, ni las bengalas alcanzaron para diezmar al enemigo”. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2q6NoMo En suma, no pretendo asegurar que la culpa de la cultura de la violencia o de las conductas reprochables de algunas fanaticadas como se les denomina comúnmente, se cimentan solamente en el empleo de un lenguaje belicista y pendenciero por parte de muchos comunicadores deportivos. Sin embargo, creo que este gremio podría aportar a la erradicación de una cultura de imaginarios violentos, y por el contrario, aportar a un ambiente más civilista y tolerante, buscando pulir cada vez más su léxico y composición literaria alrededor del fútbol, ofreciéndolo y promocionándolo como lo que es: un simple y sano encuentro deportivo, despojándolo, con las palabras apropiadas, del marco guerrerista que hoy contextualiza el balompié en nuestro medio. Y no hay excusas, porque los vocablos adecuados y precisos, el español nos los ofrece por doquier. Todos deberíamos poner en práctica esa reflexión del escritor y empresario Robin Sharma: “Las pequeñas mejoras diarias producen con el tiempo increíbles resultados. Yo lo llamo efecto multiplicador. Los pequeños actos inteligentes que se realizan todos los días se multiplican hasta alcanzar un éxito inimaginable”. Y esto es válido en cualquier ámbito. Recordemos que las palabras mal utilizadas, inoportunas o impertinentes pueden volverse, no importa sí es un contexto diplomático o deportivo, en estandartes de intolerancia, maltrato, violencia, enemistad o muerte, sin importar el idioma o dialecto. Apostilla: es satisfactorio escuchar del ciclista Fernando Gaviria, sensación en el Giro de Italia 2017, que no quiere que la prensa deportiva de Colombia lo llame: “El Misil”, porque “eso significa guerra”, tal como lo reseñó la revista Semana el pasado 11 de mayo de 2017. “El corredor colombiano sabe que es un embajador en el exterior y no quiere estar asociado con nada que tenga que ver con la violencia que ha vivido nuestro país”. (Revista Semana – Versión electrónica – 11 de mayo de 2017. Ver: http://bit.ly/2r9DwzB ) Fanático: 1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s. / 2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. (DRAE) 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q9LPLy  , http://bit.ly/2pD3toV Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

Educándonos en netiqueta…

Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Imagen copipegada de: http://bit.ly/1DAWrlv Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Y así como las sociedades y las culturas nos han impuesto aquellas normas de etiqueta, protocolo y de relaciones públicas, también el mundo del ciberespacio ha ido evolucionando, para lo cual incluye también su autorregulación para la forma de escribir y comunicarse acorde con las circunstancias. De hecho, ya es fácil encontrarse con artículos que incluyen normas y pautas que se designan como: netiquette, término derivado del francés tiquette y del inglés net (red) o network. Por su parte, en el idioma español se acepta el uso del término netiqueta, tal como lo expresa la Fundación del Español Urgente (Fundéu): “Netiquette es una voz no española, por lo que, en caso de emplearla, debe escribirse en cursiva (o entre comillas, si no puede emplearse la cursiva). La forma españolizada netiqueta no está recogida en los diccionarios, pero se usa con cierta frecuencia y se emplea incluso en la Ortografía académica (en la p. 517). Etiqueta en la red y otras expresiones descriptivas similares son de fácil comprensión y también muy empleadas”. Dejo a su consideración algunos consejos prácticos y necesarios en el marco de la netiqueta para tener en cuenta, especialmente, en los correos electrónicos y en sus escritos en ciertas redes sociales: Escribir a través de correos electrónicos hace también parte de nuestras relaciones humanas o públicas, y entonces se da, por lo general, esa ley social: “la primera impresión es la queda”. En ese sentido, es importante el uso de un tono correcto del lenguaje, evitar al máximo las faltas de ortografía y gramaticales. Antes de enviar un mensaje hay que asegurarse de que está escrito correctamente y de manera clara (hay herramientas o aplicativos en los correos que nos ayudan en esta tarea, aunque no son cien por ciento confiables).  Hay que emplear un estilo de redacción adecuado y pensando en el tipo de destinatario. Hay que tener cuidado con el uso exagerado de los emoticones, y en especial, no utilizarlos en mensajes o escritos formales. En lo que tiene que ver con la forma, preferiblemente, los mensajes deben escribirse en texto plano, sin estilos ni adornos innecesarios. Además de que son más seguros estos correos, los mensajes en texto puro, sin colores, tamaños, negritas, etc., “pesan” menos en la red; llegan y se pueden “descargar” de manera rápida. Reitero algo que en otras columnas he enfatizado: no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención. Pero realmente, si se quiere destacar una palabra o frase, existen las comillas, los asteriscos, e incluso, hasta el subrayado, que no es tan estético como quisiéramos.  Aclaro que no hago referencia a mensajes publicitarios, los cuales tienen otro tratamiento al respecto. Importante: es mejor redactar por párrafos, de manera coherente y que tengan secuencia para que el mensaje quede mejor estructurado, separados por líneas en blanco para no cansar con su lectura. Los especialistas en lectura, recomiendan no escribir líneas de más de 80 caracteres, además porque todavía existen monitores que no permiten visualizar más de esta cantidad por pantalla. Texto de apoyo recomendado Imagen copipegada de: http://bit.ly/2r55b3B Les recomiendo un texto que en el 2013 lanzó la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y editado por Galaxia Gutenberg: Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales, obra dirigida por el periodista Mario Tascón, y que, según la Fundéu: “facilita las herramientas necesarias para escribir con corrección en el mundo digital, tanto en el uso cotidiano y personal como en el profesional”. Precisamente, en referencia a dicha publicación, me permito retomar algunos conceptos y declaraciones que recogió Ana Mendoza (agencia Efe - 2012), que son muy propias a la temática expuesta: “Las redes sociales están generando preocupación por el lenguaje y los usuarios saben que si expresan de forma incorrecta sus opiniones, su mensaje pierde valor y los desprestigia’, le dice a Efe, Joaquín Müller, director general de la Fundéu BBVA…” Puede ser útil, señala Müller, “para el que lleva años utilizando el correo electrónico, pero desconoce sus normas de cortesía, para el que no entiende los emoticonos que recibe por el móvil, para los que empiezan en Twitter y no deducen su vocabulario, para el principiante que no sabe cómo dirigirse a su público en una red social y para el político interesando en su reputación online’. Como prueba del interés que la Real Academia Española le presta a los nuevos medios y a las redes sociales, el libro se presentará el próximo jueves en la sede de la RAE, en un acto en el que intervendrán, entre otros, su director, José Manuel Blecua, presidente también de la Fundéu BBVA; Mario Tascón y el músico Julián Hernández, cantante y letrista de Siniestro Total y con fama de excelente tuitero. En la red florecen nuevos usos lingüísticos, algunos de ellos heredados de los mensajes sms. Los signos de apertura tienden a desaparecer (“qué piensas?”), se producen “agolpamientos de palabras” (“diadeinternet”, “nonosvamos”) y la brevedad lleva a veces a escribir “salu2”, “ade+” o “bss”, afirma Tascón’. ‘La “k” parece adquirir un carácter reivindicativo en expresiones como “k kieres?”; hay palabras que se estiran, como “adioooooos”, “goooOOoool”, en un intento de “transmitir sentimientos”, y no es lo mismo decir “no” que “¡¡¡¡¡No!!!!!”’. ‘Esa “exposición pública permanente” que se da en los nuevos medios “obliga sin duda a la corrección. Cualquier falta de ortografía destruye el mensaje. Si lo hacía en las cartas íntimas de amor, ¡cómo no va a hacerlo en los textos públicos de la red!”, comenta Müller, plenamente convencido de que el futuro de la lengua “se juega en internet”. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2r5qaUU  y http://bit.ly/1myXDy7 Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co