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Tal cómo me comprometí, publico una segunda entrega de esta serie (por ahora), cuyo contenido fue el segundo bloque de una exposición semididáctica o instructiva, que realicé en abril de 2016 en un evento organizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…” Proceso para elaborar un artículo científico publicable Tal cómo me comprometí, publico una segunda entrega de esta serie (por ahora), cuyo contenido fue el segundo bloque de una exposición semididáctica o instructiva, que realicé en abril de 2016 en un evento organizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…” Para retomar una ilación temática, en el escrito pasado resumí diversos aspectos acerca de las generalidades sobre la diversidad del texto y los textos académicos, enfatizando en el artículo científico. En esta ocasión, reseñaré diversos elementos que hacen parte del proceso para elaborar un artículo científico publicable, aclarando que son aspectos que no configuran un “articulado normativo”, sino que se convierten en unas pautas flexibles, las cuales he compilado de diversos textos pedagógicos sobre redacción de textos y de conceptos de especialistas en esta temática. Pautas preliminares Elección y delimitación del tema: puede ser mediante un mapa conceptual o un cuadro sinóptico; se facilita la búsqueda de las fuentes. Planteamiento del contexto en el que se ubica el tema (época histórica, condiciones socioeconómicas, estado del conocimiento y de la ciencia en el momento en el cual se inscribe el tema). Éste es un elemento imprescindible para su comprensión y explicación. Recopilación de material sobre el tema: si el objeto de estudio es un intangible (teórico), probablemente las fuentes y los instrumentos sean textos; pero si el objeto es tangible muchas de las fuentes pueden no estar escritas aún: encuestas, entrevistas, trabajo de laboratorio, audiovisuales… Lectura y ordenación de los documentos: elaboración de fichas. Las fichas pueden ser: de cita textual, de resumen o de reflexiones o ideas que surjan después de la lectura. Unificación de las reflexiones surgidas de la lectura: juicios de valor: razonamientos sólidos que resulten convincentes. Esquema de redacción Quien escribe debe hacerlo con la perspectiva de su futuro o potencial lector. No se trata solo de escribir por escribir o por publicar. Lo que el investigador escribe debe tener importancia para alguien (el mismo que le dará sentido a la publicación). En este esquema hay dos elementos inseparables: La expresión: elementos propios de un escrito científico (claridad, orden, sencillez, precisión y concisión). Estructura externa y forma de presentación. Igualmente, es importante tener en cuenta las siguientes características: Acomodar las ideas a los párrafos: aunque los párrafos estén formados por varias oraciones, en conjunto, deben expresar una sola idea. Utilizar adecuadamente los marcadores textuales o conectores: permiten la ilación. Evite las repeticiones innecesarias, las cuales no contribuyen a aclarar las ideas; al contrario, las hacen más confusas y únicamente sirven para abultar el texto. Evitar las frases hechas o de cajón, como por ejemplo: “Este es mi humilde aporte…”, “Queremos contribuir con un granito de arena”… A veces expresan una falsa modestia que nada tiene que hacer en este tipo de textos. Permitir que un tercero lea su trabajo antes de cerrar el proceso, así no se sienta cómodo. Una persona ajena al texto puede observar algunas “fallas” o elementos que al autor se le pasen por alto en su propia revisión. Elementos claves para un hilo conductor de la redacción Al llegar a este parte del proceso de redacción, surge la pregunta que casi todos nos hemos hecho: ¿por dónde empiezo? A continuación, compilo algunas recomendaciones que pueden ayudar a encontrar el hilo conductor del artículo: La idea piloto: es recomendable elaborar una oración completa que sirva de guía. Es válido recordar, que para que haya oración debe haber un verbo conjugado en forma personal. Por ejemplo, si el tema fuera sobre educación y desarrollo, la idea básica de partida podría ser: “La educación es el motor del desarrollo” o “Sin una sólida educación no podrá haber desarrollo • sostenible”… A partir de la idea piloto se configuran las demás ideas que van a componer el texto, siguiendo un orden determinado. Relacionar la idea piloto con un contexto, esto es, con su experiencia personal. Por ejemplo: ¿qué sucede en usted cuando lee un aviso que dice: “Leer es cultura”? Intente describir su reacción ante este mensaje: qué conducta asume usted; qué sensación le produce: rechazo, acatamiento, se une a la campaña, por qué lo hace, etcétera. Nota: la lista bibliográfica de apoyo la detallaré en la última entrega de esta serie.Continuará… Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2tmfNg8, http://bit.ly/2uINdsD, http://bit.ly/2uQ11mi y http://bit.ly/1LKrjE0 (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En cada país o región, las poblaciones tienen sus creencias y sus costumbres muy particulares de comportamiento en sociedad, hábitos que conocemos como cultura. En cada país o región, las poblaciones tienen sus creencias y sus costumbres muy particulares de comportamiento en sociedad, hábitos que conocemos como cultura. Muchas de ellas han germinado, cultivado y desaparecido con el paso de los años, mientras que otras han permanecido o evolucionado. Estas culturas han determinado las maneras de pensar y de actuar de las personas que las han conformado. Las culturas en las que se han sembrado las semillas del desarrollo de oriente a occidente, de norte a sur, en todas las etapas de la raza humana, han tenido manifestaciones, tanto positivas como negativas, y las cuales han dejado importantes legados para cada nueva generación que los heredan. Precisamente, es necesario destacar a culturas como la egipcia con sus construcciones milenarias; la griega con su pensamiento y su saber; la romana con su militarismo; y a las animistas. forjadoras de potentes dioses que todavía son mencionados. Así, por ejemplo, la historia da cuenta de que los griegos fueron los primeros que utilizaron la razón, abriendo a paso a diversos saberes teóricos y aplicados, tales como la arquitectura, la literatura, el teatro, la ingeniería y la medicina; la técnica y la tecnología, y a la concepción del Estado como hoy lo conocemos. De hecho, Sócrates, Platón y Aristóteles son nombres que todavía están vigentes por sus doctrinas e ideologías. En definitiva, la civilización griega del comienzo aportó elementos fundamentales que hoy nos permiten concebir y asumir el mundo moderno. Por otra parte, la Roma de hace siglos, también dejó un valioso legado cultural, el cual se extendió por vastos territorios sobre los que marcó profundas huellas. Entre sus más destacados aportes están el derecho romano, importantes elementos para la religión cristiana, el arte de la oratoria, el latín –idioma base de la mayoría de las lenguas romances–. Es válido anotar que entre los precursores de la cultura occidental, plasmados en textos literarios, históricos y de investigación, todavía figuran escritores, filósofos, historiadores y médicos de origen romano y de alto reconocimiento. De sus inventos más relevantes pueden mencionarse: los acueductos, el cemento y las técnicas quirúrgicas en la medicina. En cuanto a los egipcios, los historiadores hablan de sus grandes aportes a la humanidad, que han sido esenciales para el desarrollo de la sociedad. A ellos se les atribuye el incentivar los movimientos populares, la creación de técnicas para el planteamiento y solución de problemas, el método algebraico, el sistema decimal y las fórmulas matemáticas complejas, así como los jeroglíficos, estos últimos considerados la escritura más antigua del mundo. En breve, los orígenes del método científico, de la fabricación del vidrio y de la navegación a vela, así como el descubrimiento del calendario de 365 días, también tienen sus inicios en la civilización egipcia. El lado oscuro de las culturas De la misma manera como estas culturas, en términos generales, fueron artífices de obras constructivas para que el ser humano ampliara su conocimiento y su conciencia, también protagonizaron manifestaciones negativas para los seres humanos de su época (esta información puede ampliarse en libros históricos y en el espacio cibernético). Ahora bien, sin desconocer los grandes logros como los ya mencionados, hay que reconocer que, a lo largo de la historia, diferentes civilizaciones se centraron en diversas formas de agradar a sus dioses para obtener beneficios y para lo cual entregaban algo a cambio, siendo el sacrificio humano una práctica común en muchas de esas culturas en diferentes rincones del mundo. Los estudiosos de la materia han publicado cientos de estudios que hablan sobre los sacrificios en las diferentes culturas. Solo por hacer un breve recuento, en el antiguo Egipto, algunas personas decidían morir voluntariamente para hacer honor a sus dioses o a su rey; por su parte, la cultura china ancestral estuvo marcada por la dinastía Shang, en la cual, hombres jóvenes eran sacrificados y enterrados sin ninguna de sus pertenencias, también se sacrificaban niños y bebés de manera violenta. Igualmente, el pueblo Celta también fue conocido por sus rituales de sacrificios: enterraban una espada en la espalda del hombre y luego observaban sus movimientos hasta que moría; y todo ello en nombre de su religión Sin embargo, los rituales cruentos más conocidos fueron los llevados a cabo en la América precolombina, por parte de las culturas de los Aztecas, los Incas y los Mayas, tribus indígenas que realizaron grandes y devastadores sacrificios humanos, tanto de voluntarios como de aquellos que denominaban como enemigos o prisioneros, tanto niños y adultos. Sus prácticas son reseñadas por antropólogos e historiadores como desgarradoras y violentas. En síntesis, hay que aceptar esas grandes obras constructivas de esos diferentes grupos humanos milenarios. Cultura y conciencia: no importa la cultura a la que se pertenezca porque ningún ser humano decide dónde nacer, pero el ser humano sí es responsable de asumir sus actos, más allá del ambiente en el cual ha sido preparado para la vida y debe tomar conciencia de las implicaciones de su manera de obrar. Cada quien debe hacer su propio juicio del medio en el que vive y actuar para fortalecer lo que sea pertinente, retomando lo que es positivo de otras culturas y desechando lo que implica sacrificios. Lo cierto es que la cultura no tiene la culpa. ¿Cuánto daño se ha forjado a partir de las creencias y las ideologías? Es tiempo de liberarnos de todas estas ideas que pueden hacer daño a la integridad del ser humano. Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2uJLf90, http://bit.ly/2ube8hA y http://bit.ly/2u6izte (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado) Por: Adriana Patricia Cano Mesa Comunicadora – Uniremington acano@uniremington.edu.co
El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). El segundo artículo que publiqué en Edublog, en la categoría “Educación”, lo titulé: “Leer para escribir…” (6 de abril de 2017). Y hago esta acotación introductoria para fundamentar el artículo actual: “Escribir para publicar, especialmente en la academia”, el cual considero es una pertinente continuación de ese primer texto en el que afirmé en su entradilla: “Dejo a su consideración esta reflexión en la cual enfatizo al final sobre el buen hábito de leer para intentar escribir para otros y no para nosotros mismos”. Debo incluir una apostilla adelantada: en abril de 2016, realicé una exposición que denominé: “Escribir para publicar…”, en un evento realizado por la Vicerrectoría de Investigaciones de Uniremington en el auditorio de la institución. Precisamente, me permitiré retomar la estructura resumida de esa ponencia, en dos entregas, proponiendo algunas pautas que coinciden en diversos textos especializados en esta temática y que se orientan especialmente al público universitario. Generalidades sobre la diversidad del texto ¿Cómo te imaginas tu artículo? Desde el punto de vista de su estructura interna, los géneros discursivos, y en particular los géneros académicos y científicos, se caracterizan por el predominio de un tipo de secuencia: Narrativo: presenta una historia, expone un suceso o una serie de sucesos. La trama narrativa se caracteriza por presentar hechos organizados temporalmente o basados en una relación de causa-efecto. Importa también el contexto en que suceden los hechos y los personajes que hacen parte de ellos. Descriptivo: presenta objetos, personas, lugares, sentimientos, utilizando detalles concretos; pone en evidencia la percepción que tiene el autor a través de sus sentidos. La trama descriptiva presenta especificaciones y caracterizaciones de objetos, personas o procesos a través de sus rasgos distintivos. Se acumulan datos e impresiones, lo que permite aprehender el objeto descrito como un todo. Expositivo: presenta y explica ideas, sujetos y argumentos; aclara fines y muestra la organización; explora y presenta información; se basa en hechos y objetivos; informa, describe y explica, y busca claridad. Por ejemplo: informes, exámenes, cartas, ensayos, manuales, literatura científica, noticias, entrevistas, etcétera. Argumentativo o persuasivo: presenta hechos, problemas, razonamientos de acuerdo con una opinión, que normalmente es la del autor. Se organiza una demostración a partir de un tema, proposición o hipótesis. Se explican y confrontan ideas, se acumulan pruebas, se ejemplifica y se llega a determinadas conclusiones que pueden ser explícitas o no. Tiene como objetivo influir y modificar opiniones. Pone énfasis en el intelecto o las emociones. Por ejemplo: ensayos, artículos de opinión, ensayos, cartas, editoriales, literatura científica, etcétera. En general, es válido anotar que en los géneros académicos hay un notable predominio de la secuencia expositivo-explicativa y de la argumentativa. Los textos académicos Los más comunes en este ámbito, son: el informe de lectura, el resumen, la relatoría, el protocolo, el ensayo y el artículo científico. Informe de lectura: composición que tiene como propósito fundamental suministrar una determinada información sobre otro texto (escrito, auditivo, visual o audiovisual) y desplegar, de forma expositiva, un análisis y una síntesis alrededor de él. Importante: el informe de lectura debe aprovecharse para ampliar el vocabulario; aportar ideas que enriquezcan el bagaje conceptual y hacer comparaciones y deducciones al establecer relación con conocimientos previos. El resumen: síntesis de un texto constituido por ideas principales, el cual debe caracterizarse por la coherencia con la estructura del texto original y el paralelismo en la exposición. Importante: Lo mejor es no subrayar apartes en la primera lectura porque todo puede parecer importante o esencial. Es conveniente organizar las ideas de izquierda a derecha. Esta sugerencia obedece a que en nuestra lengua (cultura) empezamos a escribir por la izquierda. En breve, las ideas principales deben ubicarse a la izquierda, mientras que las secundarias o de apoyo, a la derecha. En general, el resumen también debe ser revisado para realizar los ajustes de ortografía, sintaxis y puntuación necesarios para que el texto sea claro y coherente. Las relatorías: ejercicios de reflexión individual sobre las lecturas previas a un encuentro académico. Las relatorías son reflexiones u opiniones que son producto de la lectura que cada quien haya hecho. No debe confundirse con un resumen. Su propósito fundamental es formular en forma clara y explícita los problemas e interrogantes planteados por el texto. El ensayo: puede definirse como la libre expresión de ideas argumentadas. Reflexiona sobre un tema, pero no lo agota. Su extensión es variada. Importante: cuando el ensayo oscila entre las dos y las tres páginas, sobran los subtítulos. Cuando tiene un número de páginas mayor puede recurrirse a varios sistemas: uno, subtitulando; otro, separando las partes significativas del ensayo con numerales. Además, es preciso que cada uno de los apartes del ensayo estén interrelacionados o con una ilación bien construida. “Los ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales, que toda doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una fisura. Y el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que “hurgar” o remover en esas grietas de las estructuras. Digamos que el ensayo -puro ejercicio del pensar- es el espejo del propio pensamiento”. (Vásquez Rodríguez, Fernando. El ensayo: diez pistas para su composición. Ver: http://bit.ly/2uLBbeW) El artículo científico: es un aporte a la comunidad científica. Cada área del saber utiliza métodos y formatos propios. En general, el artículo científico es un producto de investigación. Por ello, tiene una estructura base para su presentación. Estructura: Resumen: entre 200 y 400 palabras que describen el contexto en donde se ubica el problema y el resultado general de la investigación. Palabras clave: entre cuatro y ocho palabras (o frases) que indiquen de qué trata el texto. Es muy importante la selección de estas palabras, pues ellas servirán de base para la búsqueda de los textos, sobre todo, en internet. Introducción: es un texto en el cual se describen brevemente los principios o teorías que sustentan el trabajo, el problema de investigación que se trata de resolver en el trabajo propuesto, los referentes teóricos en los que se apoya y los objetivos propuestos. Cuerpo del trabajo: es el estudio en sí, normalmente estructurado en varias partes o capítulos con sus respectivos subtítulos. Para los títulos se recomienda mayúscula fija y para los subtítulos solo mayúscula inicial. Continuará… Imágenes copipegadas de: http://bit.ly/2sNGedr, http://bit.ly/2sNzyfq y http://bit.ly/2tu8nbF (Pixabay: banco de imágenes gratuito / Los URL tienen técnica de acortamiento aplicado). Nota: la lista bibliográfica de apoyo la detallaré en la última entrega de esta serie. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

