Monthly Archives: May 2017
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Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”. Imagen copipegada de: https://goo.gl/oh5Wun (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) Sí… quién lo creyera, pero es una triste realidad sobre la que vienen hablando, hace más de cinco años, expertos en los negocios y empresas con interacción virtual. Y sienten un mayúsculo desgano –este sí, real– con la siguiente paradoja: las TIC son los canales virtuosos del siglo XXI para entidades públicas y privadas, en aspectos como su mercadeo, ventas, compras, transacciones, etc., sin embargo, ese poderío en línea se ve estropeado por lo que algunos se atreven a denominar como: “simples fallas ortográficas” y por las falencias ortográficas de aquellas personas a quien se les encomienda esta delicada labor, la cual hoy es, una especie de rol “técnico-gramatical-literario”. Y valga decir que este fenómeno no solamente se nota en las páginas web y redes sociales en español; también aquellas editadas en otros idiomas, especialmente en inglés, sufren con la deficiencia gramatical y ortográfica, la cual reduce, en muchos casos, las ventas de una empresa digital o la credibilidad de entidades de diverso tipo. Varios puntos de vista… y convergen. A continuación, comparto con ustedes unos pocos conceptos foráneos acerca de este asunto. Y digo pocos, porque al analizar más de diez reflexiones en mi navegación en internet, al final, con distintas palabras e ilaciones, convergen en la misma conclusión, la cual se las cedo a ellos de manera literal. En primer lugar, retomo a Charles Duncombe, director del grupo Just Say Please, de Gran Bretaña, quien además dirige sitios de internet de viajes, teléfonos móviles y ropa. Precisamente, en 2011, este especialista concedió una interesante entrevista a la BBC Mundo (edición electrónica), dejando algunas afirmaciones, las cuales parafraseo: La mala ortografía es un problema serio para la economía en línea. Los errores de gramática y ortografía pueden disminuir a la mitad las ventas de un sitio web. Un análisis de las cifras de un sitio web con faltas de ortografía reveló que esto puede reducir las ventas en línea hasta en un 50 %. “Cuando vendés o comunicas algo en Internet, el 99% del tiempo lo hacés por medio de la palabra escrita”, explicó Duncombe. “Duncombe insiste que a la hora de contratar personal se ha visto sorprendido ‘por la mala calidad de su inglés escrito’”. Duncombe le aseguró a BBC Mundo que: “[…] el gran problema para las empresas en línea no es la tecnología, sino la búsqueda de personal que sepa escribir correctamente”. Duncombe también declaró a BBC Mundo que: “[… es posible identificar el impacto específico de un error de ortografía en las ventas: midió los ingresos de sus visitantes a una página con un error y halló que el ingreso fue dos veces mayor luego de que error se corrigió”. “La ortografía es importante para la credibilidad de un sitio web”, expresó Duncombe. Argumentó también que las preocupaciones del usuario por el flagelo de los fraudes y la seguridad al navegar, obligan tener corrección en lo básico como lo es el aspecto gramatical o de ortografía. También afirma: "Tienes unos seis segundos para captar la atención en un sitio web". Y según la BBC Mundo: “Durante el proceso de contratación, Duncombe encuentra demasiadas aplicaciones con errores de ortografía o errores gramaticales”. En segundo lugar, comparto las apreciaciones del señor William Dutton, director del Oxford Internet Institute en la Universidad de Oxford, quien igualmente concedió sus declaraciones a la BBC Mundo por la misma época que lo hizo Duncombe. Transcribo entonces literalmente lo que se escribió en este medio de información frente a lo que expresó Dutton: “[…] en algunas partes no estructuradas de internet, como Facebook, hay una mayor tolerancia hacia la ortografía y la gramática” (a los errores, se refiere él). "En estos casos, cuando un consumidor podría estar preocupado por el spam o el phishing, una palabra mal escrita podría ser un problema mortal…" En tercer lugar, presento a James Fothergill, director de educación y habilidades de la CBI, quien en 2011, también conversó con periodistas de la BBC Mundo, y expresó lo siguiente: “Nuestra reciente investigación muestra que el 42% de los empresarios no están satisfechos con las habilidades básicas de lectura y escritura quienes salen de la universidad y casi la mitad han tenido que invertir en cursos de ortografía para obtener habilidades de su personal con la calidad requerida. Esta situación es una preocupación real y el gobierno debe dar prioridad a hacer mejoras a la alfabetización básica y las habilidades numéricas de todos los egresados de la escuela y la universidad". Imagen copipegada de: https://goo.gl/FV04Kv Y en cuarto lugar, transcribo un comentario de los editores del sitio web “Marketing Online Rentable”, con el cual me identifico plenamente: “La mala ortografía y gramática, las frases y palabras mal utilizadas, e incluso estilos de escritura juveniles se suman a las malas noticias para los negocios. Los consumidores no confiarán en las empresas que no puedan encadenar varias oraciones sin errores o sin sentido alguno. Si no te sientes cómodo escribiendo en tu web, no lo dudes y contrata a un profesional. Si necesitas otra razón de peso para contratar a un profesional, recuerda que Google no es muy aficionado de la mala ortografía y gramática tampoco. Tus rankings de búsqueda podrían sufrir las consecuencias, lo que le dará a tu competencia una mayor ventaja de posicionamiento orgánico”. Apostilla: los invito a que ingresen a Youtube y observen el videoclip: “Do spelling and grammar matter when evaluating content and site quality?” Está subtitulado en idioma español. Enlace directo: https://goo.gl/aK94mM Fuentes de consulta (las url están convertidas a su versión acortada): • BBC Mundo - https://goo.gl/bM9ZpC • Marketing Online Rentable - https://goo.gl/s0xjfg Social Media y Contenidos.com - https://goo.gl/6DcWuX Imágenes copipegadas de: https://goo.gl/oh5Wun (Pïxabay: banco de imágenes gratuito) y https://goo.gl/FV04Kv Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Imagen copipegada de: https://goo.gl/uUajVG En agosto y septiembre de 2016, el periódico institucional de Uniremington: En-Torno, me abrió sus espacios para publicar en dos entregas, dos artículos relacionados con la redacción con estilo (como reza el nombre de la serie). En el primero acogí la temática de los pilares gramaticales para escribir, especialmente en el idioma español; y en un segundo texto, me permití compilar algunos conceptos relacionados con las funciones de un corrector de estilo. Ahora bien, uno de los objetivos de publicar estos escritos, es compartir unos pensamientos y pautas que tienen una relación estrecha con el sector académico y educativo, donde estudiantes y docentes deben tener unas bases sólidas y actuales para la redacción de sus artículos y, por supuesto, que puedan diferenciar la presentación de un informe interno de sus proyectos de investigación, frente a la elaboración de una noticia, ensayo o análisis escrito en relación con esa propuesta o desarrollo investigativo. Y esto aplica para otros campos y áreas. En la segunda entrega ampliaré un poco el argumento del por qué es útil que la comunidad académica tenga claras las funciones de un corrector de estilo y redacción, y la importancia de interiorizar las pautas de ese proceso para editar sus productos académicos, literarios, comerciales y hasta de relaciones públicas y corporativas. Dejo para ustedes entonces, el artículo concreto de esta primera entrega: “Es recurrente una pregunta a las casas o fondos editoriales por parte de quienes aspiran a que sus textos –independientemente del género literario– puedan ser publicados: “¿Si el estilo de escritura es propio de cada autor, porque es necesario que nuestros escritos deban ser revisados por correctores de estilo?” Para aclarar varios aspectos sobre este asunto, me permitiré tomarme el tiempo de dos entregas: una, haciendo un referente contextual sobre los pilares gramaticales para un buen escribir; una segunda, en la que plantearé elementos concretos del perfil y las funciones de un corrector de estilo editorial. Ese “estilo” que se pule, es el que indudablemente soporta un buen escrito, una exposición y hasta un escrito impregnado de demagogia de “alto turmequé”, como se diría en Colombia. En este orden de ideas, repito una inquietud que leo y escucho permanentemente: “¿Qué es el estilo en un texto o en la redacción como tal?” Para responder, por lo general, me baso en “mi” bitácora de trabajo idiomática de la Real Academia Española de la lengua (RAE). Sin embargo, y tal como lo planteo desde el inicio, el estilo de redacción, antes que nada, refleja la personalidad de quien escribe o habla, poniendo a su servicio, de forma adecuada, los diversos recursos lingüísticos, expresivos y técnicos que brinda cualquier idioma. Criterios básicos Dejo para ustedes algunos criterios –o pautas– que son trascendentes a la hora de proceder y valorar un estilo de redacción que se manifieste en una coherencia gramatical sin mayores quejas: Unidad temática de principio a fin. Sin divagar. Títulos, subtítulos y entretítulos, de una u otra forma deben correlacionarse, y por ende, el contenido. Esto facilita la comprensión de un texto o una exposición. Si se tiene que cambiar de tema, es mejor tratarlo en otro aparte. La claridad es esencial, tomada como la sencillez en la construcción de las oraciones (sujeto, verbo y complemento). Para temas complejos, los párrafos se pueden construir a partir de ideas más sencillas y específicas; la unión coherente de esas frases simples permite expresarse con mayor facilidad y hacerse entender. La concisión es fundamental (no confundir con la tacañería al escribir o con el estilo telegráfico). Se trata de ser directos y específicos con lo que se quiere expresar y sin demasiados rodeos. Si una idea escrita inicialmente en veinte palabras puede hacerse comprensible en diez, sin menoscabo de las normas gramaticales, bienvenida. Imagen copipegada de: https://goo.gl/GS4LRJ (Pïxabay: banco de imágenes gratuito). Hay otros parámetros complementarios y que deben tenerse muy en cuenta, dependiendo del tipo o el objetivo del escrito (negocios, proyectos, cartas comerciales, etc.). Estos son: La diplomacia enmarcada en el buen trato. Ser directo o radicalmente franco, no significa llegar hasta las expresiones agresivas y groseras. De hecho, escribir con diplomacia, por ejemplo una carta, compromete al destinatario a que responda en los mismos términos. La verificación de lo que se escribe o se habla es fundamental. De una u otra manera se debe dejar entrever que hay argumentos para afirmar, negar u opinar sobre cualquier tema. Además, ello previene la posibilidad de posteriores demandas. Incluso, hasta ciertas palabras deben ser consultadas en el diccionario antes de utilizarlas, porque puede suceder, y esto es común, que se escriba una palabra queriendo expresar algo, y sin embargo, la acepción del término es diferente o se expresa en un contexto equivocado. La sencillez al escribir ayuda a la comprensión y a la claridad. Hay que saber diferenciar cuando se redacta o se habla para un público diverso y cuando es válido elaborar textos con un lenguaje técnico o con la jerga particular de una profesión. Como algunos lo creen, escribir con sencillez no pelea con el estatus profesional o personal. La ubicación adecuada del perceptor se desprende de lo anterior. Si se tiene seguridad frente a lo que se quiere transmitir, es casi segura la claridad del público al que se quiere llegar. Si no, corremos el riesgo de enviar el mensaje a una audiencia equivocada o escoger unos perceptores erróneos para ese escrito, exposición o discurso. En síntesis, y como abrebocas para la segunda entrega, enfatizo en que la corrección de estilo va más allá de escribir bien o subjetivamente bonito; por lo mismo, se trata de aplicar conocimientos específicos sobre una disciplina –la lingüística– en los textos, para que todo mensaje que se transmita se comunique con la efectividad y la coherencia gramatical pertinentes en cualquier escrito que tendrá, así sea, tan solo un lector”. Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2poKV0A A decir verdad, oriento este artículo en la defensa de los hackers. Ahora bien, inicio con las definiciones técnicas oficiales y sus “encontronazos” con el imaginario popular. Indudablemente, la ligereza –ignorancia, en ocasiones– lingüística, replicada además por los medios de comunicación masivos, sigue castigando al hoy tan afamado “hacker”. Para la muestra, pongo como ejemplo el sonado caso de Andrés Sepúlveda Ardila, a quien se le denominó como un “hacker” debido a la supuesta obtención de información confidencial relacionada con dirigentes políticos y de guerrilleros de las Farc y funcionarios de Gobierno relacionados con los diálogos de paz, cuándo él trabajaba con la campaña del excandidato a la presidencia, Oscar Iván Zuluaga. Incluso, en noticias radiales, televisivas y titulares de prensa del 12 de mayo de 2017, todavía se le denomina de esa manera; pongo un ejemplo: “Niegan amnistía al hacker Andrés Sepúlveda” (titular del periódico El Espectador – Sección Judicial – Ver: http://bit.ly/2qiQkp6). Al grano, entonces: hay un anglicismo, que si bien no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española, hace parte de las expresiones que han hecho carrera en nuestro medio por cuenta de las nuevas tecnologías. Y si la venimos utilizando cotidianamente, creo que debemos, al menos, saber el contexto real en que se debe usar. ¿Sabían que al “hacker” se le ha satanizado injustamente? Repasando titulares de periódicos, me encontré con uno que dice: “Un año de cárcel a hacker por robar información a usuarios de Sony” (El Colombiano, 9 de agosto de 2013). Par mayor contextualización, transcribo apartes de las explicaciones de especialistas en el tema y que consigna la Fundación del Español Urgente - Fundéu BBVA: “-Hacker: es un investigador que quiere aprender el funcionamiento de los sistemas sin que haya en ello ninguna finalidad delictiva, según el responsable de tecnología de Symantec en España, César Cid. -Cracker: es aquella persona que utiliza la tecnología con fines maliciosos. De la Cueva ha resaltado que el hacker es creativo y constructivo y disfruta averiguando cómo funcionan las cosas, mientras que el cracker destruye y hace daño”. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2qxpr1D El término inglés cracker significa, de hecho, “romper”, lo cual se reafirma en el sitio web de “informática hoy”: “Los hackers y crackers son individuos de la sociedad moderna que poseen conocimientos avanzados en el área tecnológica e informática, pero la diferencia básica entre ellos es que los hackers solamente construyen cosas para el bien y los crackers destruyen, y cuando crean algo es únicamente para fines personales. El cracker, es considerado un ‘vandálico virtual’” (“Qué es un Cracker?” – Informática hoy). Hasta el Diccionario Panhispánico de Dudas confunde al hacker con un “pirata informático”. Solamente en un medio de comunicación nacional pude descubrir un artículo al respecto, el cual tituló: “El término hacker ha sido estigmatizado” (El Tiempo – 9 de mayo de 2014). Al menos yo, hoy ofrezco mis disculpas a este maltratado personaje y de ahora en adelante me cuidaré realmente del clandestino craker. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q6ngB8 , http://bit.ly/2q9fYKW , http://bit.ly/1PCUqdO y http://bit.ly/2qwxwnq Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co
Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Dos aclaraciones voluntarias –y necesarias, creo yo– antes de expresar mis argumentos al respecto de este asunto: uno, se refiere al término “locución”, el cual acoge las dos acepciones más conocidas: la verbal y la referente a la parte escrita o conjunto de vocablos definidos. Y una segunda especificación: para darle cuerpo a este artículo he retomado los términos comunes de ciertos periodistas deportivos, pero dándole una redacción propia –imaginaria– para no comprometer a ninguna persona o medio de comunicación en particular. De hecho, y esto no es ficción, notarán que el nombre del recinto deportivo al que haré referencia hace “homenaje” a un militar histórico en el medio nacional. Culminada la entradilla, va mi locución… Hoy son cotidianas las noticias que en vez de analizar fríamente un encuentro de fútbol, hablan mucho más de lo que pasó en la tribuna o después de un partido con el accionar de algunos (bastantes para mi gusto) revoltosos delincuentes que se camuflan con camisetas que los “declaran” hinchas de un onceno determinado. Y entonces viene mi pregunta-reflexión: ¿el lenguaje descriptivo futbolero aporta sentimientos subliminales –o directos– a la violencia que hoy vivimos en este deporte en el ámbito nacional e internacional? Seamos sinceros. Somos indiferentes –quizá indolentes– o pasa desapercibido para nuestros oídos y ojos, ciertos vocablos empleados por locutores, comentaristas y redactores futboleros; expresiones que tendrían más cabida en una crónica sobre un combate entre fuerzas militares de países que están en guerra. En definitiva, de la riqueza de nuestro idioma español se retoman palabras que realmente se vuelven metáforas de violencia. Se utilizan símiles que buscan dizque enriquecer el léxico futbolero, pero que infortunadamente, en mi opinión, son términos rebuscados que son desacertados, tal vez no gramaticalmente, pero sí desde sus mensajes pendencieros que se vuelven contraproducentes. O si no, dejo un ejemplo –con nombres propios imaginarios, aunque sí las expresiones verdaderas– de una convocatoria común para invitar a un partido de fútbol: “Deportivo Tapita se pelea el liderato con Atlético Destapador. ¡Será un duelo a muerte para decidir cuál es el mejor. No se lo pierda! Véalo por nuestro canal Peleagol”. Y complementan: “Será una lucha de artilleros: el Bombardero Valenciano y el Misil Restrepo”. Y como notarán, también somos adictos a los apodos para los deportistas, y algunos de ellos, también con aire belicista: el Mortero Aravena, el Matador Kempes, la Saeta Di Stéfano, el Rifle Andrade, la Flecha Hernández, el Estrangulador Cetíne, entre otros. Esto no es todo. Reseño unas pocas frases “tradicionales” de los comunicadores del ámbito futbolero: “Entró al área y fusiló al arquero”; “Ese equipo se metió en la retaguardia, aguardando el contragolpe”; “Ese disparo era inatajable para la Araña Henao”; “Ese balón fue un metrallazo que perforó la red del portero de los Diablos Rojos”. Estos son enunciados totalmente bélicos. Además, hay otros sutilmente pendencieros: “El defensa marcó a su enemigo con un patadón infame”; “El equipo local perdió el partido pero se batió como un león enfurecido”; “El árbitro fue ciego frente al fuera lugar del ariete caribeño”. Y por supuesto, también están aquellas construcciones gramaticales que pretenden ser “literarias” y diferentes, pero que siguen conteniendo su tono guerrerista: “La escuadra salera se atrincheró en su campo, dejando apenas un guerrero solitario cerca de la zona de ataque del equipo local. Mientras tanto, en el otro frente, todos, en bloque, quemaban sus últimos cartuchos en procura de abrir un boquete en esa amurallada defensa y poder ofrecerles a su fiel hinchada, a esa fanaticada ansiosa de la tribuna, la copa esquiva desde hace varias batallas en el césped del estadio Atanasio Girardot. El gol tenía que llegar para castigar la cicatería del contrario; esa táctica de parapetarse en su reducto no podía resistir la embestida suicida roja. Sin embargo, ni las bengalas alcanzaron para diezmar al enemigo”. Imagen copipegada de: http://bit.ly/2q6NoMo En suma, no pretendo asegurar que la culpa de la cultura de la violencia o de las conductas reprochables de algunas fanaticadas como se les denomina comúnmente, se cimentan solamente en el empleo de un lenguaje belicista y pendenciero por parte de muchos comunicadores deportivos. Sin embargo, creo que este gremio podría aportar a la erradicación de una cultura de imaginarios violentos, y por el contrario, aportar a un ambiente más civilista y tolerante, buscando pulir cada vez más su léxico y composición literaria alrededor del fútbol, ofreciéndolo y promocionándolo como lo que es: un simple y sano encuentro deportivo, despojándolo, con las palabras apropiadas, del marco guerrerista que hoy contextualiza el balompié en nuestro medio. Y no hay excusas, porque los vocablos adecuados y precisos, el español nos los ofrece por doquier. Todos deberíamos poner en práctica esa reflexión del escritor y empresario Robin Sharma: “Las pequeñas mejoras diarias producen con el tiempo increíbles resultados. Yo lo llamo efecto multiplicador. Los pequeños actos inteligentes que se realizan todos los días se multiplican hasta alcanzar un éxito inimaginable”. Y esto es válido en cualquier ámbito. Recordemos que las palabras mal utilizadas, inoportunas o impertinentes pueden volverse, no importa sí es un contexto diplomático o deportivo, en estandartes de intolerancia, maltrato, violencia, enemistad o muerte, sin importar el idioma o dialecto. Apostilla: es satisfactorio escuchar del ciclista Fernando Gaviria, sensación en el Giro de Italia 2017, que no quiere que la prensa deportiva de Colombia lo llame: “El Misil”, porque “eso significa guerra”, tal como lo reseñó la revista Semana el pasado 11 de mayo de 2017. “El corredor colombiano sabe que es un embajador en el exterior y no quiere estar asociado con nada que tenga que ver con la violencia que ha vivido nuestro país”. (Revista Semana – Versión electrónica – 11 de mayo de 2017. Ver: http://bit.ly/2r9DwzB ) Fanático: 1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s. / 2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. (DRAE) 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2q9LPLy , http://bit.ly/2pD3toV Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co

Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Imagen copipegada de: http://bit.ly/1DAWrlv Hay que aceptarlo, y por demás, adaptarnos al mundo moderno donde ya predominan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a través de sus distintos canales y alternativas de interacción. En definitiva, en las redes sociales digitales no se lee ni se escribe tal como si lo hiciéramos en un texto físico impreso. Y así como las sociedades y las culturas nos han impuesto aquellas normas de etiqueta, protocolo y de relaciones públicas, también el mundo del ciberespacio ha ido evolucionando, para lo cual incluye también su autorregulación para la forma de escribir y comunicarse acorde con las circunstancias. De hecho, ya es fácil encontrarse con artículos que incluyen normas y pautas que se designan como: netiquette, término derivado del francés tiquette y del inglés net (red) o network. Por su parte, en el idioma español se acepta el uso del término netiqueta, tal como lo expresa la Fundación del Español Urgente (Fundéu): “Netiquette es una voz no española, por lo que, en caso de emplearla, debe escribirse en cursiva (o entre comillas, si no puede emplearse la cursiva). La forma españolizada netiqueta no está recogida en los diccionarios, pero se usa con cierta frecuencia y se emplea incluso en la Ortografía académica (en la p. 517). Etiqueta en la red y otras expresiones descriptivas similares son de fácil comprensión y también muy empleadas”. Dejo a su consideración algunos consejos prácticos y necesarios en el marco de la netiqueta para tener en cuenta, especialmente, en los correos electrónicos y en sus escritos en ciertas redes sociales: Escribir a través de correos electrónicos hace también parte de nuestras relaciones humanas o públicas, y entonces se da, por lo general, esa ley social: “la primera impresión es la queda”. En ese sentido, es importante el uso de un tono correcto del lenguaje, evitar al máximo las faltas de ortografía y gramaticales. Antes de enviar un mensaje hay que asegurarse de que está escrito correctamente y de manera clara (hay herramientas o aplicativos en los correos que nos ayudan en esta tarea, aunque no son cien por ciento confiables). Hay que emplear un estilo de redacción adecuado y pensando en el tipo de destinatario. Hay que tener cuidado con el uso exagerado de los emoticones, y en especial, no utilizarlos en mensajes o escritos formales. En lo que tiene que ver con la forma, preferiblemente, los mensajes deben escribirse en texto plano, sin estilos ni adornos innecesarios. Además de que son más seguros estos correos, los mensajes en texto puro, sin colores, tamaños, negritas, etc., “pesan” menos en la red; llegan y se pueden “descargar” de manera rápida. Reitero algo que en otras columnas he enfatizado: no escribas en mayúsculas sostenidas; ello equivale prácticamente a gritar, a no ser que esa sea la intención. Pero realmente, si se quiere destacar una palabra o frase, existen las comillas, los asteriscos, e incluso, hasta el subrayado, que no es tan estético como quisiéramos. Aclaro que no hago referencia a mensajes publicitarios, los cuales tienen otro tratamiento al respecto. Importante: es mejor redactar por párrafos, de manera coherente y que tengan secuencia para que el mensaje quede mejor estructurado, separados por líneas en blanco para no cansar con su lectura. Los especialistas en lectura, recomiendan no escribir líneas de más de 80 caracteres, además porque todavía existen monitores que no permiten visualizar más de esta cantidad por pantalla. Texto de apoyo recomendado Imagen copipegada de: http://bit.ly/2r55b3B Les recomiendo un texto que en el 2013 lanzó la Fundación del Español Urgente (Fundéu) y editado por Galaxia Gutenberg: Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales, obra dirigida por el periodista Mario Tascón, y que, según la Fundéu: “facilita las herramientas necesarias para escribir con corrección en el mundo digital, tanto en el uso cotidiano y personal como en el profesional”. Precisamente, en referencia a dicha publicación, me permito retomar algunos conceptos y declaraciones que recogió Ana Mendoza (agencia Efe - 2012), que son muy propias a la temática expuesta: “Las redes sociales están generando preocupación por el lenguaje y los usuarios saben que si expresan de forma incorrecta sus opiniones, su mensaje pierde valor y los desprestigia’, le dice a Efe, Joaquín Müller, director general de la Fundéu BBVA…” Puede ser útil, señala Müller, “para el que lleva años utilizando el correo electrónico, pero desconoce sus normas de cortesía, para el que no entiende los emoticonos que recibe por el móvil, para los que empiezan en Twitter y no deducen su vocabulario, para el principiante que no sabe cómo dirigirse a su público en una red social y para el político interesando en su reputación online’. Como prueba del interés que la Real Academia Española le presta a los nuevos medios y a las redes sociales, el libro se presentará el próximo jueves en la sede de la RAE, en un acto en el que intervendrán, entre otros, su director, José Manuel Blecua, presidente también de la Fundéu BBVA; Mario Tascón y el músico Julián Hernández, cantante y letrista de Siniestro Total y con fama de excelente tuitero. En la red florecen nuevos usos lingüísticos, algunos de ellos heredados de los mensajes sms. Los signos de apertura tienden a desaparecer (“qué piensas?”), se producen “agolpamientos de palabras” (“diadeinternet”, “nonosvamos”) y la brevedad lleva a veces a escribir “salu2”, “ade+” o “bss”, afirma Tascón’. ‘La “k” parece adquirir un carácter reivindicativo en expresiones como “k kieres?”; hay palabras que se estiran, como “adioooooos”, “goooOOoool”, en un intento de “transmitir sentimientos”, y no es lo mismo decir “no” que “¡¡¡¡¡No!!!!!”’. ‘Esa “exposición pública permanente” que se da en los nuevos medios “obliga sin duda a la corrección. Cualquier falta de ortografía destruye el mensaje. Si lo hacía en las cartas íntimas de amor, ¡cómo no va a hacerlo en los textos públicos de la red!”, comenta Müller, plenamente convencido de que el futuro de la lengua “se juega en internet”. 15 de mayo de 2017 Créditos: Webgrafía de consulta (los URL tienen técnica de acortamiento aplicado): http://bit.ly/2r5qaUU y http://bit.ly/1myXDy7 Por: César Augusto Muñoz Restrepo Corrector de estilo institucional de Uniremington cmunoz@uniremington.edu.co